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El 10 de noviembre se reunieron los habitantes de Turmequé y Villapinzón para exponer sus inconformidades frente al proyecto minero.
El oro negro de Turmequé
Dipeza y Valbuena Asociados planea explotar 76.800 toneladas de carbón al año. Los habitantes del municipio boyacense temen un fuerte impacto ambiental
Juan David Torres Duarte / Miércoles 23 de noviembre de 2011
 

Turmequé no recibe al viajante a la manera de cualquier pueblo. Bienvenidos a Turmequé. Disfrute su estadía. Que su paso por aquí sea grato. Nada de eso. En cambio, Turmequé tiene pintada, en la primera casa del pueblo, una variación de una obra de René Magritte: Ceci n’est pas une pipe. Pero en vez de una pipa en detalle, hay un tejo. Y en letra cursiva —la misma de la obra del francés— dice “Ceci n’est pas une tejo”: “Esto no es un tejo”.

Esto no es, tampoco, un pueblo minero. Turmequé es una villa de hombres y mujeres de mejillas peladas, sombreros de toda suerte y camisas apuntadas a cuello cerrado, agitando el dedo índice y vociferando: “Turmequé no es —no es— un pueblo minero”.

Es la audiencia pública citada por la corporación regional Corpochivor para socializar la propuesta de explotación minera de la empresa Dipeza y Valbuena Asociados. Hay cerca de 200 personas elevando las gargantas de tanto en tanto, farfullando. Vienen de las veredas y pueblos próximos. Están, en general, molestos. Dicen que nadie los consultó, que todo se hizo a escondidas. Que abrir a pico y pala la tierra dañaría las aguas que bajan del páramo de Guacheneque, madre del río Bogotá.

En 2007, Ingeominas concedió un título minero a Mayeni Lisbeth Valbuena Ávila y José Vicente Pinzón Ariza en la zona entre Turmequé y Villapinzón (Cundinamarca). Poco después, Valbuena se asoció con Dipeza, una empresa dirigida por Enrique Zapata Parga. Para iniciar los trabajos de explotación, Dipeza debía hacer primero un estudio de impacto ambiental —bajo un proceso de exploración que puede durar hasta seis años— que luego sería revisado por Corpochivor.

Ahora está en manos de esta entidad decidir si Dipeza puede o no extraer, bajo tierra y durante 28 años, 6.400 toneladas de carbón mensuales de las entrañas de Turmequé.

***

A la izquierda, silenciosos, estaban los representantes de la empresa minera. Cuando pasaron a presentar el proyecto, los habitantes los abuchearon, gritaron, silenciaron. El cura párroco pedía silencio y mesura.

Cuando todo se hubo calmado, Fernando Corredor, ingeniero de minas asociado a Dipeza, dibujó en trazos generales los objetivos del proyecto. Dijo, entre otras cosas, que el polígono de trabajo incluye seis veredas —Páscata, Joyagua, Chiquirita, Teguaneque, Bosquita y Jurpa— de tres municipios: Turmequé, Villapinzón y Ventaquemada. Dijo, entre otras cosas, que encontraron siete mantos de carbón y que piensan explotar cuatro, a través de exploración subterránea. Dijo, por último, que el páramo de Guacheneque estaba lejos de los socavones, lejos de las máquinas, y que no sería intervenido.

Este no es el primer título minero que Ingeominas otorga en Turmequé. Hay siete títulos mineros vigentes y 11 solicitudes de explotación en la actualidad. Este año en Turmequé se han extraído 138,58 toneladas, una cifra muy baja en comparación con la explotación de Ventaquemada, que supera las 25.000 toneladas. Uno de los mayores problemas es la minería ilegal, que no presta garantías al medio ambiente.

Dipeza y Asociados Valbuena, en su estudio de impacto ambiental, aseguró que tendría todos los cuidados necesarios y que su proyecto minero era “sostenible”. Sin embargo, Ricardo Villamarín, personero de Turmequé, afirma que el estudio “está soportado en falsedades y fue calcado de otra concesión. Las bocas de mina van a las reservas hídricas”. Enrique Zapata Parga, director de Dipeza, señala que las acusaciones de varios políticos del pueblo carecen de argumentos. “Pedimos ayuda a expertos. La explotación no haría daño a los ríos ni a los cultivos —dice Zapata, de nacionalidad mexicana, radicado hace algunos años en Colombia—. Las bocaminas están a 170 metros del cauce del río”.

La zona en donde Dipeza y Asociados Valbuena explotaría el carbón es atravesada por los ríos Albarracín, Muincha, Nerita y más de 400 fuentes de agua. Lilian Posada, docente de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional en Medellín y ajena al estudio de Dipeza, dice que al sacar un volumen tan grande de carbón los depósitos de agua podrían —podrían— resultar afectados.

En los próximos días, Corpochivor, en cabeza de Luis Ernesto Saboya, tendrá que permitir o negar el permiso de explotación. “Estamos realizando sondeos eléctricos en las aguas subterráneas —afirma Saboya—. Posiblemente no calcularon el daño total de la explotación. Si encontramos que sí afecta, la historia será de otra manera”.

Los habitantes, mientras tanto, están en desacuerdo. “No queremos trabajo en las minas —dice uno de los habitantes—. Con lo que tenemos somos autosostenibles”. Parece ser así de sencillo: los turmequenses, así, están bien.