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AngloGold Ashanti Mines. Pactos Globales, violaciones locales
César Jerez / Viernes 28 de septiembre de 2007
 

Fundador y redactor de la Agencia Prensa Rural. Geólogo de la Academia Estatal Azerbaijana de Petróleos (exURSS). En Bakú obtuvo una maestría en geología industrial de petróleo y gas. Es profesor y traductor de idioma ruso. Realizó estudios de gestión y planificacion del desarrollo urbano y regional en la Escuela Superior de Administración Pública -ESAP de Bogotá. Desde 1998 es miembro de la ACVC. Actualmente coordina el equipo nacional dinamizador de Anzorc. Investiga y escribe para diversos medios de comunicación alternativa.

A través de la oficina de prensa del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) nos enteramos que el 25 de septiembre cuatro empresas colombianas, entre estas la multinacional minera AngloGold Ashanti Mines, adhirieron al Pacto Global.

¿Qué es el Pacto Global?

En 1999 el defenestrado secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, propuso en el Foro Económico de Davos hacer un Pacto Global entre las Naciones Unidas y el empresariado mundial "con el objetivo de salvaguardar un crecimiento económico duradero en el contexto de la globalización, mediante la promoción de un conjunto de valores universales que son considerados fundamentales para satisfacer las necesidades de la población mundial". Estos valores se agrupan en cuatro grandes áreas: derechos humanos, trabajo, medio ambiente y anticorrupción.

Adherir al Pacto Global implica asumir sus diez principios:

En derechos Humanos

- Principio No. 1: Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos reconocidos internacionalmente dentro de su esfera de influencia; y

- Principio No. 2: Deben asegurarse de no actuar como cómplices de violaciones de los derechos humanos.

En la relación capital - trabajo

- Principio No. 3: Las empresas apoyan la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva;

- Principio No. 4: Promover la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso y obligatorio;

- Principio No. 5: Promover la abolición efectiva del trabajo infantil; y

- Principio No. 6: Promover la eliminación de la discriminación en relación con el empleo y la ocupación.

En medio ambiente

- Principio No. 7: Las empresas deben apoyar un criterio de preocupación respecto de los problemas ambientales;

- Principio No. 8: Adoptar iniciativas para promover una mayor responsabilidad ambiental; y

- Principio No. 9: Fomentar el desarrollo y la difusión de tecnologías ecológicamente racionales.

Anti-corrupción

- Principio No. 10: Las empresas deben fomentar la lucha contra la corrupción en todas sus formas, incluyendo la extorsión y el soborno.

Para su desarrollo el Pacto Global se apoya en seis agencias de las Naciones Unidas. Hasta aquí todo bien. Este filantrópico pacto fue firmado en Colombia por Caracol Televisión, la Cámara de Comercio de Bogotá, Corferias y la AngloGold Ashanti Mines, más conocida en Colombia por el nombre de su filial Kedadha S.A.

De entrada hay que decir que es muy difícil que los empresarios colombianos y las multinacionales que explotan nuestros recursos en Colombia puedan cumplir con los diez criterios que el bueno del Kofi (tan bueno que Bush pidió su cabeza y colocó en su puesto al pusilánime Ban Ki-moon) le planteó al capital globalizado. Sólo basta repasar los vínculos directos o indirectos, ahora evidenciados, de empresarios colombianos y multinacionales con grupos paramilitares: Chiquita, Coca Cola, Drummond, Oxy, Brithish Petroleum, etc.

En este artículo nos centraremos en la AngloGold, sin poner las manos en el fuego por las otras empresas firmantes. Caracol televisión, por ejemplo, echó a la calle al periodista Jorge Enrique Botero, cuando este se atrevió a publicar un video reportaje que le mostró al país la dura situación de los militares en poder de las FARC y su clamor por un acuerdo humanitario. Caracol es uno de los medios monopólicos del país, propiedad del empresario Jorge Mario Santo Domingo. Este medio de comunicación la mayoría de las veces usa fuentes oficiales y muy pocas veces refleja la voz de las víctimas de violaciones a los derechos humanos.

La comunicación del PNUD enviada a Prensa Rural hace la siguiente presentación de la AngloGold como firmante del Pacto Global: "AngloGold Ashanti es el segundo productor de oro del mundo. Cuenta con 22 minas en 11 países y 48.000 empleados (500 de los cuales están en Colombia). AngloGold Ashanti Colombia tiene varios proyectos distribuidos en municipios de diferentes departamentos del país, tales como Antioquia, Risaralda, Cauca, Huila, Bolívar y Cundinamarca, entre otros. En su fase de exploración, la empresa busca descubrir minas que se puedan desarrollar de acuerdo con los compromisos sociales y ambientales de la empresa, logrando negocios rentables en los que las comunidades tengan una mejor calidad de vida con y después del desarrollo de sus operaciones mineras. AngloGold Ashanti es considerado un ciudadano corporativo en el sentido que protege los derechos humanos y el medio ambiente, respeta a sus trabajadores y la propiedad privada conforme a las leyes colombianas, y es socialmente consciente".

Haciendo un breve repaso sobre las actividades de la AngoGold Ashanti en el mundo de los negocios nos encontramos con los siguientes hechos, solo para citar algunos:

La Red del Tercer Mundo-Africa (TWN-Africa) en agosto de 2005 realizó una investigación sobre los impactos ambientales y socio económicos de las explotaciones mineras de AngloGold Ashanti en Obuasi (Ghana). La declaración final que presentó los resultados del estudio dice textualmente:

"Nosotros, representantes de 18 comunidades afectadas por la minería en Obuasi concluimos que: sobre los resultados de la investigación, estamos satisfechos con que haya justificado la percepción que sostenemos hace largo tiempo: la minería, particularmente la de superficie, tiene un impacto adverso en nuestras comunidades. Las actividades de Anglogold-Ashanti en particular, y de manera general la minería de superficie, ha resultado para nuestras comunidades en:

• Contaminación de los ríos Fena y Supu, que atraviesan el área de operaciones de Anglogold-Ashanti

• Menos posibilidades de acceso a tierras cultivables,

• La diseminación de enfermedades relacionadas con la minería, como afecciones en la piel, inflamación de ojos, infecciones en las vías respiratorias, SIDA, y tuberculosis,

• Aumento del desempleo,

• Degradación de la tierra,

• Aumento de la persecución e intimidaciones por parte del personal de seguridad de las compañías mineras,

• Degradación general del medioambiente por efectos de las explosiones, ruidos y afectación de la salud pública.

Estamos muy preocupados ya que las respuestas de AngloGold Ashanti y los organismos de control oficiales a estos problemas son alarmantes. Por ejemplo, a pesar de que la ley provee adecuada y justa compensación, no ha sido el caso cuando las compañías mineras tomaron nuestras tierras y otras propiedades. Además, las demandas de un trato justo muchas veces no encontraron más que el despliegue de fuerzas de seguridad pública y privada para acosar a nuestras comunidades, resultando en muchos casos en conflictos violentos y violaciones a los derechos humanos".

Durante el 2007 la FoodFirst Information and Action Network (FIAN) ha realizado una campaña mundial de cartas para alertar a la comunidad internacional sobre las nocivas actividades de la AngloGold otra vez en Ghana, en un proyecto minero financiado por el Banco Mundial a través de la Corporación Internacional Financiera CIF:

"Para los miembros de la comunidad de Teberebie es difícil acceder a sus tierras debido a la acumulación de escombreras mineras vertidas por el gigante minero AngloGold Ashanti, Iduapriem Limited. La comunidad ha cultivado durante muchas generaciones estas tierras, que constituyen su única fuente de ingresos. Este bloqueo masivo de las tierras fértiles y la no adjudicación de tierras alternativas ni de una compensación adecuada suponen una violación del derecho a la alimentación de esta comunidad.

Asimismo, las autoridades, al no haber tomado medidas para mitigar la pérdida del acceso a los recursos hídricos superficiales y a los pozos perforados constituyen una violación del derecho al agua. Por tanto, es imperante que el Gobierno de Ghana satisfaga las solicitudes de la comunidad afectada acerca del acceso a nuevas tierras de cultivo, a fin de que su derecho a la alimentación y su sustento estén garantizados".

La AngloGold, que explota minas en una gran cantidad de países sometidos a los dictámenes del capital multinacional, en África y América Latina tiene antecedentes como agenciador de estrategias encubiertas de guerra sucia y paramilitarismo. El caso más conocido es el patrocinio del Frente Nacionalista e Integracionista del Congo, acusado de múltiples crímenes de lesa humanidad, cuyo accionar le posibilitó a esta multinacional extraer oro de la mina Mongbwalu, en el nordeste de ese país africano, tal como lo denuncia Human Rights Watch.

La AngloGold en el Magdalena Medio colombiano

En Colombia todo parece indicar que el marco de actuación de la AngloGold no se distanciará de sus antecedentes en otras partes del mundo. Diferentes organizaciones sociales y de derechos humanos colombianas han denunciado que detrás de la fuerte militarización y paramilitarización del nordeste antioqueño y el sur de Bolívar se observan lo intereses de la AngloGold Ashanti. El objetivo sería derrotar militarmente a las guerrillas, desalojar a los mineros artesanales y campesinos de estás regiones y garantizar la implementación de los megaproyectos mineros, agrícolas (palma, caucho, cacao) y forestales.

Paralelamente a la implementación de estos megaproyectos se han introducido reformas a las legislaciones mineras, rurales y forestales que aminoren los riesgos durante el saqueo y posibiliten mayores niveles de ganancia y acumulación. El mismo libreto del Banco Mundial aplicado en el resto de América Latina, África y Asia.

En el nordeste antioqueño se registran casi tres años de operaciones militares permanentes con una fuerte presión sobre la población civil y sus organizaciones. Son reiterados los casos de desapariciones, torturas, saqueos de bienes amenazas y falsos positivos sobre el campesinado, según lo informan las acciones urgentes y comunicados de Cahucopana y la ACVC.

Finalmente, el escenario será el de un campo sin campesinado, pues las propuestas de planificación, ordenamiento ambiental y territorial, desarrollo, justicia y paz reivindicadas durante décadas por campesinos y mineros en planes de desarrollo no tendrán un espacio físico donde desarrollarse.

Las pretensiones de la AngloGold acabarán con la reivindicación territorial del campesinado colono y desplazado, enmarcada en la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra, cuya existencia jurídica contemplada en la ley de reforma agraria se encuentra curiosamente "congelada" de manera ilegal por el gobierno de Uribe. Se trata de 180 mil hectáreas en las zonas rurales de Yondó, Remedios, San Pablo y Cantagallo, cuyos habitantes han conocido sólo la presencia militar del Estado y la presión latifundista, narcoparamilitar y multinacional sobre sus tierras.