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Debate
¿Habrá que ponerle San Benito en el lomo a los toros?
Mónica Orjuela / Martes 7 de febrero de 2012
 

Estimado señor Alfredo Molano, he estado atenta a la polémica que ha desatado su inclinación hacia las culturales y, como dice usted, metafóricas corridas de toros; supongo que también hacia las peleas de gallos, el coleo, entre otras formas de diversión humanas a partir de la tortura, humillación y, por qué no, el redondo negocio ganadero y del espectáculo.

Desde mi punto de vista, jamás me atrevería a ponerle epítetos de paramilitar o masacrador solo porque le gustan las corridas, al contrario cuando me enteré de que usted promulga esta actividad como una metáfora de la muerte, sentí profunda tristeza de que alguien a quien he leído atentamente y admiro y quien ha sido un histórico defensor de la vida, le guste tal acto. Creo que la reacción polémica se debe a eso.

Pero como usted dice, más allá de la polémica, no me considero una persona intolerante o polarizada sólo por defender los derechos de seres vulnerables que se ven expuestos a actos que he repudiado toda mi vida, como la tortura y la diversión a través del el dolor ajeno, más aun, cuando miles de personas como usted dice, del ingrediente esencial de la cultura colombiana, pagan para ver. Me late que es usted quien estigmatiza a aquellos que sentimos profundo repudio por las corridas, argumentando que los que no estamos de acuerdo polarizamos; entonces somos nosotros lo que hacemos metáforas de la violencia en Colombia. Y lo que es peor, plantea el debate de la tortura animal como una polarización:

“Entre moros y cristianos, protestantes y católicos, patriotas y godos, liberales y conservadores, progresistas y reaccionarios”

Considero que más allá de la polarización, se debe plantear la tortura animal como un entretenimiento y la industrialización del mismo. Supongo que como usted es defensor de los derechos humanos, no es defensor de los derechos de los animales y los derechos de la tierra; sin embargo, no lo considero mi enemigo, al contrario bienvenido el debate para dar puntos de vista, sus reflexiones me ayudan a aclarar el porqué no me gustan las corridas.

Espero que mi reacción no me convierta en buena o mala, en civilizada o salvaje, o en una falsa progresista. La defensa de los derechos de los animales no es una dicotomía entre civilización o barbarie. Es muy simple, los animales tienen derechos, el planeta tiene derechos y parte de esos derechos es la dignidad, el rechazo a la tortura, el rechazo al entretenimiento con el dolor ajeno.

Usted mismo lo dice, la labor civilizadora, los fieles guerreros del progreso donde el futuro es la satisfacción y el consumo, donde la muerte no existe en el papel, pero sí existe en la realidad concreta. No es mi intención ocultar la muerte, mi intención es defender la vida. Para mí y para muchos, las corridas de toros, entre otras cosas, representan justamente eso, satisfacción y consumo, a través del dolor de otro, la muerte concreta y latente. Alfredo, yo no quiero suprimirlo, quiero invitarlo que se una a los que no estamos de acuerdo con estos actos. Pero mientras tanto, podríamos ponerle a cada animal que va a ser torturado, en la histriónica plaza de toros un San Benito para que los proteja.