El equipo de realización y producción del DOCUMENTAL AMARILLO, se une al llamado de los estudiantes de la Universidad De Los Andes de Bogotá en torno a una semana de reflexión sobre el conflicto armado en Colombia por motivo del aniversario del asesinato por parte de estructuras paramilitares del departamento de Córdoba de los estudiantes Margarita Gómez y Mateo Matamala.

Creemos en la memoria como un ejercicio de dignidad para las víctimas del conflicto armado, por tal motivo nos unimos a esta semana con el propósito de realizar una proyección de AMARILLO el primer documental de una trilogía de largometrajes sobre Derechos Humanos en Colombia.

Este documental es una herramienta digna para que ellos, las víctimas, puedan ser escuchadas, que sus voces canten y denuncien lo que paso, pasa y pasará mañana, es una ilusión o la esperanza para ponerle fin a una vida llena de persecuciones, señalamientos y masacres propiciadas por el estado Colombiano.

...Se oyen rumores que la tropa sube bordeando el río, agazapados entre la maleza, los soldados de la patria vienen con su rostro maquillado para la guerra, ya vienen, cerca están... Todos en la comunidad campesina de cualquier parte recóndita de este territorio Colombiano, corren a ocultarse, nadie sabe con certeza quién será el próximo falso positivo, el próximo trofeo de guerra, la siguiente ejecución extrajudicial.

Tratamiento

Este es un documento lleno de verdad, de macerada y magullada verdad, denunciada por las víctimas que han convivido con el flagelo de las ejecuciones extrajudiciales y no han encontrado vía ni justicia, son sus voces y su cotidianidad que expuestas de forma simple pero contundente en este documental, nos cuentan los hechos acaecidos en los campos Colombianos y le hacen mella a una memoria colectiva que es obsesa en olvidar.

El trabajo es testimonial, se han realizado una serie de entrevistas donde dejamos que el personaje se habitúe a nosotros y a la cámara, sin extraerlo de su entorno, le propiciamos la confianza de hablarnos sin prevención y soltura, encontrando así una transferencia emotiva entre el entrevistado y el documentalista.

Algo que nos ha llamado la atención es; que sin quererlo, ni provocarlo, el llanto aparece cortando la voz de los personajes y por ende la entrevista, a lo cual nuestra reacción es simple... no intervenir, dejar que ese llanto transcurra en el plano sin caer en el morbo, ni ser incisivos en el dolor del otro, porque creemos que el tema de la muerte siempre se expresa con dolor, sin importar su origen, y sobre todo en este país, siempre el llanto como expresión de ese dolor aparece, y no creemos que haya que excluirlo o vetarlo de los testimonios, por lo contrario pensamos tomarlo como un código en el lenguaje narrativo de nuestro documental al igual que otros códigos que hacen parte de la narración emocional de este.

Hemos encontrado que la forma de tratar este duro tema, es abordarlo con franqueza y creemos que la mejor manera de sensibilizar al espectador, no es mostrando el llanto y el dolor en principio, por lo contrario, dejar ver la cotidianidad y las anécdotas mas simples de los personajes, incluso las que no tienen que ver con el conflicto que viven. Son aquellos relatos donde el personaje se devela como un ser humano sin problemas ni angustias, viviendo la tranquilidad de una vida aparentemente apacible, para poder tener la sorpresa del drama humano que ellos encarnan.