Asociación de Hermandades Agroecológicas y Mineras de Guamocó
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Plan Nacional de Desarrollo: Implicaciones en la Soberanía Colombiana
Ponencia del Colectivo Popular Hijos del Sur presentada en el I Foro Minero Energético Permanente Capítulo Guamocó realizado en El Bagre, Antioquia
Harrison Castañeda, Eder Mylor Caicedo / Martes 24 de abril de 2012
 

Poco a poco, y en la medida que el mundo se hace cada vez más global, las regiones han tomado una sospechosa importancia.

Las regiones al adquirir tal relevancia, se presentan como variables espaciales para la localización de bienes y servicios de consumo, de la infraestructura socioeconómica. Bajo estas perspectivas cada región es observada y planificada a partir de sus fortalezas y debilidades frente al mercado, proponiendo explotar los recursos naturales, biodiversidad, ecoturismo y posiciones geoestratégicas, en un marco de ‘auto sostenibilidad’.

En América Latina y especialmente en Colombia, donde el desarrollo regional se basa en un crecimiento económico persistente, y que se expresa en el ingreso per cápita y la disponibilidad de servicios sociales, generara una serie de competencias y desequilibrios entre regiones que ya de por sí, están desequilibradas, poniendo a unas en el terreno de las ganadoras, condenado a otras a una mayor marginalidad.

Al abordar el plan nacional de desarrollo “ Prosperidad Para Todos” 2010 – 2014, saltan a la vista problemas y controversias sobre la relación entre el gobierno central y la región, principalmente en lo que tiene que ver con la política económica y las estrategias hacia los entes territoriales, para ello debemos partir del concepto de desarrollo sobre el cual se afianza la propuesta del documento ya mencionado.

La idea de desarrollo está directamente relacionado con el libre mercado. Desde mediados del siglo XX, el concepto de desarrollo llega a Colombia. Desarrollo y economía van de la mano, dejando en un segundo plano temas como lo cultural, lo social, lo ambiental y lo político.

La prioridad del desarrollo regional es generar un fortalecimiento hacia adentro, basado en la acumulación de capital, inversión en la infraestructura, cualificación de la mano de obra, aumento de la presencia institucional y saneamiento del orden público, apoyándose en las políticas de prosperidad democrática, para así potencializar la región como punto competitivo, creando las condiciones de plataforma para los inversionistas extranjeros y nacionales.

La política regional que define Juan Manuel Santos se enmarca en lo que se ha denominado políticas regionales de tercera generación que se vienen implementando desde 1998, y que se concreta en un régimen que promueva y facilite la reactivación empresarial y la reestructuración de los entes territoriales para asegurar la función social de las empresas y lograr el desarrollo armónico de las regiones.

El desarrollo se ha enfocado a partir de:

- Mayor importancia a la educación en las ciencias, la tecnología y la investigación
- Construcción de infraestructura de transporte y comunicación
- Impulso a la mediana y pequeña empresa (Pymes), al igual que a la economía solidaria

Con lo anterior se aumenta la competitividad regional y de esta manera promove su inserción en el mercado global, según la estrategia de desarrollo prevista para un mundo globalizado.

En esta estrategia se ve la pobreza como una limitante para el proceso de producción, es decir, bajo nivel de mano de obra capacitada y la proyección del consumo. Así los recursos que el Estado asigna a una región se hacen teniendo como parámetro el índice de eficiencia, en función de la rentabilidad, en una relación de costo-beneficio.

Entonces la inversión social, pierde el criterio social con equidad y las políticas que ayuden a superar las condiciones precarias en que vive más del 50 por ciento de la población colombiana, no entra en el discurso del desarrollo.

Allí es donde interviene el Departamento Nacional de Planeación, impulsando la integración regional, y haciendo de la descentralización un remedo, pues el modelo de desarrollo que impone va ligado a una política centralizada y dependiente de los intereses transnacionales y de los dictámenes del FMI y del BM, que ven en determinadas regiones su riquezas en la biodiversidad, en las fuentes hídricas, en los recursos mineros y en el potencial agrícola y ganadero, enclaves de futuros negocios, haciendo prioritario crear las condiciones de infraestructura antes mencionadas, en determinadas regiones denominadas “polos de desarrollo”.

El tipo de estructura flexible de regionalización que se establece en los objetivos del milenio va acorde con el modelo neoliberal y la economía globalizada, donde se establecen una serie de nodos de producción y redes distribuidas en diferentes puntos del territorio nacional, siendo estas flexibles ante la legislación y dependiente del centro, rompiendo con el control que antes ejercían los entes territoriales departamentales e incluso municipales.

La regionalización flexible con la cual se pretende constituir redes especializadas de desarrollo local, a la postre va a fragmentar los entes territoriales, haciendo de estos simples ejecutores de las políticas y programas del poder político central.

Durante la pasada era de Uribe y las actuales locomotoras impulsadas por el gobierno de Santos, se evidenciaron una serie de directrices de “ambientación” hacia el fortalecimiento del modelo regionalizado flexible, entre los cuales tenemos la implementación de reformas constitucionales, que de una parte le traslada las responsabilidades sociales del estado central a los entes políticos regionales y al sector privado, y otras donde se observa el recorte de las transferencias necesarias para el progreso de los departamentos y las nuevas leyes cursantes que buscan la centralización de las regalías desde el gobierno ejecutivo, generando dinámicas contradictorias; mientras se les asigna más responsabilidades a los entes territoriales, su presupuesto se ve recortado bajo la falacia de un desarrollo desde adentro que garantice su auto sostenibilidad.

Si hiciéramos el ejercicio de analizar la geografía nacional desde el punto de vista de las zonas de conflicto, donde se generaron masacres, desplazamiento y presencia paramilitar, sin lugar a duda podríamos evidenciar que coinciden en buena parte con los proyectos de regionalización propuestos en el Plan de Desarrollo. En tal sentido, los megaproyectos están situados en zonas estratégicas donde anteriormente el paramilitarismo tenía su influencia.

Finalmente, las zonas de frontera son una prioridad en la potencialización a los mercados regionales e internacionales, puesto que el tránsito de mercancías por estos lugares es necesario para la interconexión de las regiones. Las dinámicas de estas deben estar acordes con la infraestructura y seguridad necesaria para la realización de dicha labor, en la práctica se pone en marcha el desarrollo de puertos marítimos y secos que ayudaran en a este proceso así como la cualificación del personal. El cambio del uso del suelo, beneficia dichas directrices, a través de estas se busca supuestamente fortalecer las finanzas locales garantizando la auto sostenibilidad de dichas zonas.

Las políticas del anterior y el nuevo gobierno apuntan al fortalecimiento de un Estado que planificará y regulará las políticas a nivel macro, mientras que los departamentos y regiones serán los responsables de la planificación, coordinación y ejecución de la prestación de servicios a la ciudadanía; de esta forma se fortalece un modelo en el que el estado nacional rompe su vínculo con el individuo y la sociedad dejando la administración a gobiernos locales y a los particulares.

Para culminar se vislumbra por que la política de prosperidad y seguridad democrática fue aplicada en ciertos sectores geográficos donde la productividad de diversos gremios estuvo amenazada, así como las zonas de disputa en el conflicto armado que tienen previsión en el desarrollo económico del modelo globalizante y donde diversos intereses están puestos para la explotación económica. También se nota como Colombia se vendió como un país que no desarrolla su educación y tecnología en pro de su bienestar sino en pro de la globalización y los intereses del imperialismo, beneficiando a los mismos sectores predominantes que son los que ostentan el poder en muchas regiones y a nivel nacional.