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Debate
La expulsión del Partido Comunista: Un atentado a la decencia democrática
Como en los mejores tiempos del estalinismo, y con una precaria mayoría, la dirección del Polo Democrático tomó la siguiente decisión en la tarde del 9 de agosto:
Lucio Torres / Domingo 12 de agosto de 2012
 

“… éste Comité Ejecutivo Nacional considera que la práctica de doble militancia asumida por el Partido Comunista Colombiano, excluye a sus miembros del Polo Democrático Alternativo”.

En otras palabras, la dirección del Polo expulsó indiscriminadamente a decenas, quizás centenas, de hombres y mujeres del PCC, que decidieron apoyar el proyecto político-social denominado Marcha Patriótica. La decisión la adoptaron 16 de los 38 miembros del Comité Ejecutivo elegidos en la II Dirección Nacional. ¿Por qué los otros 6 que votaron negativamente no rompieron el quorum? ¿O acaso no se debió aplicar la mayoría calificada del 60% de sus miembros como reza en los estatutos? La mayoría calificada son 19 miembros.

Fue el mismo cedazo utilizado para sancionar o expulsar a otros ilustres miembros del partido. Así ocurrió con Guillermo Asprilla o los parlamentarios amigos de Gustavo Petro.

La decisión fue tan drástica que no les importó que el PCC fuera un aliado muy importante desde que se fundó el Polo. Además, participó de las mieles que produce tener el gobierno de una ciudad tan importante como Bogotá, y se calló cuando se denunció la cooptación del Polo por parte del cartel de la contratación. Los comunistas solo se apartaron de las decisiones mayoritarias poco antes de celebrarse la Conferencia Ideológica del 27 de julio, cuando intuían que el eje Clara-Moreno-Dussán lo iban a excluir valiéndose de artimañas legalistas.

Pero la pregunta clave que debemos responder es esta:

¿El PCC incurrió en doble militancia cuando en su último congreso decidió apoyar Marcha Patriótica –movimiento político social no inscrito en el Consejo Electoral y no es un grupo significativo de ciudadanos- sin haberse salido oficialmente del Polo?

Igualmente se desprenden otros interrogantes:

Si la naturaleza del Polo es de fracciones de partidos, vale decir, de agrupaciones partidistas como Moir, PCC, Anapo, Pup, que representan distintas corrientes políticas de la izquierda colombiana como socialistas, comunistas, reformistas, etc, ¿por qué Marcha Patriótica no cabe en el Ideario de Unidad del Polo? ¿Cuál fue el cedazo utilizado por la dirección precaria del Polo para tomar una decisión tan extrema violando todos los preceptos democráticos y constitucionales so pretexto de penalizar la doble militancia?

A mi modo de ver, la dirección del Polo –repito, que fue cooptado por el llamado Cartel de la Contratación- vio pasos de animal grande en la pasada Conferencia Ideológica donde dimos el debate reconociendo la existencia de una profunda crisis de dirección política que obligaba a una transformación sustantiva del Polo y a una separación de la actual dirección en el próximo Congreso. Ya no éramos el ave solitaria de la II Dirección Nacional donde nos distanciamos radicalmente de la mayoría burocrática liderada por Iván Moreno, en ese entonces revestido del poder y la gloria. Ahora se sumaban a esa posición crítica, el PCC, y más de 16 agrupaciones independientes del Polo.

Clara López –que representa la unidad de la fracción dominante- demostró con su discurso estratosférico y autista en la instalación de la Conferencia, que no estaba dispuesta a la autocrítica ni a la crítica, como si en el Polo no ocurriera nada. Pero estaba sentada sobre un polvorín.

Mientras tanto, su principal aliado el honorable y conspicuo senador Jorge Enrique Robledo le hacía la segunda diciendo que en su disertación solo se iba a referir de los aciertos del Polo, porque los desaciertos eran de poca monta que no merecían un minuto de su elocuente intervención. Terminó diciendo que los que apoyan Marcha Patriótica deben salirse como ya lo había dicho el exsenador Dussán.

No obstante, la verdad de separar al PCC no es tanto porque apoyan a Marcha Patriótica o porque ésta haya sido estigmatizada como movimiento influido por la insurgencia, sino porque estaban ad portas de perder el poder en el III Congreso del Polo, donde se iba a demostrar su extrema debilidad. ¡Son 16 de 38 que constituyen el Comité Ejecutivo! ¿¡Cómo una minoría ejerce una dictadura tan horrorosa e indecente!?

Así las cosas, la decisión de expulsar sumariamente al PCC y sus militantes sin derecho a la defensa, sin pasar por el Comité de Ética, violando la Constitución, la Ley y la decencia democrática, no solo es un error político de esa fracción dominante sino su propia sepultura y, tal vez la del Polo. Aunque no soy comunista ni comulgo con sus principales tesis políticas, como demócrata condeno esa desacertada decisión y me solidarizo con sus militantes y simpatizantes.

El Polo está en una encrucijada que lo puede llevar al abismo. Salvo que los que fueron separados de facto o se marginaron del Comité Ejecutivo, regresen y reclamen lo que la democracia les dio con el fin de tomar decisiones acertadas que nos permitan cambiar el rumbo burocrático y liquidacionista de esta dirección. Salvemos al Polo, que se convirtió en la esperanza de millones de colombianos y que se expresó cuando alcanzamos la ya mitificada cifra de 2.6 millones de votos. Y si no lo podemos salvar, démosle una digna sepultura.