El día jueves 1o de noviembre, que comenzó con el bloqueo de varios edificios en la Sede Bogotá de la Universidad Nacional, estuvo matizado por un desalojo intempestivo del campus y concluyó con un operativo de allanamiento por parte del ESMAD y la fuerza disponible.

Luego de haberse terminado la jornada de paro y protesta de los trabajadores de la Universidad con el plantón en el edificio Uriel Gutiérrez sobre las 4:00 de la tarde, hacia las 6:00 pm se declaró el desalojo del campus, el cual se logró por completo hacia las 8:30 pm. Minutos después, las directivas de la institución dieron vía libre a la entrada de más de 400 uniformados que se habían apostado junto con tanquetas, patrullas y motocicletas a las afueras de la Universidad desde hacía ya una hora aproximadamente. Está vez una delegación del área de Bienestar y algunos representantes estudiantiles, acompañaron el operativo en calidad de garantes del proceso.

El acceso de la fuerza pública se planeó por las tres entradas principales: la de la Calle 26, la Calle 45 y la Calle 53 en simultáneo y además se dispuso de dos anillos de seguridad alrededor de la Universidad. Durante media hora, los uniformados permanecieron en formación cerca de las entradas mientras varias patrullas de la Policía ya habían ingresado al campus, incluso era posible observar un cuadrante de funcionarios de la fuerza pública vestidos de civil, conocidos popularmente como tiras, formando filas junto con los demás uniformados.

Según versiones de la funcionaria de Bienestar que acompañaba el allanamiento, el operativo tenía como fin requisar el campus en busca de “caletas” que contuvieran drogas, alcohol y otro tipo de sustancias alucinógenas que serían comercializadas en el evento no institucional conocido como “Aquelarre” y celebrado todos los años en la Universidad.

El resultado del operativo fue el hallazgo de tres botellas de cerveza desocupadas.