Una reflexión desde la ACVC por Equipo técnico de la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra Las zonas rurales y apartadas de Colombia se encuentran sumergidas en una grave problemática que es resultado de diferentes situaciones que se presentan en el país y que afectan directamente el bienestar y la posibilidad de una vida digna para la población campesina. Varios son los eventos que se entretejen para la presentación de esta problemática, pero que tienen en común el abandono total y la ausencia de una política clara de inversión social del estado colombiano en la región. En las regiones del Magdalena Medio colombiano, y en especial en las regiones en las cuales desarrolla su trabajo comunitario la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra, la ausencia del estado y, por tanto, la falta de inversión social, ha llevado a que se presente una difícil problemática en materia de salud. Es así como se puede constatar, desde las voces de los mismos campesinos, la presentación de enfermedades y eventos que afectan la salud, que en la actualidad y a un bajo costo son prevenibles o de muy fácil tratamiento. También es importante la presencia de variados factores de riesgo para la salud reflejados en la falta total o parcial de los servicios públicos básicos indispensables, como es el caso de la ausencia de agua potable, de sistemas de alcantarillado, electricidad y de medios de comunicación; de servicios de saneamiento básico ambiental y de vías de acceso adecuadas para el traslado de los habitantes de la región. A lo anterior se adiciona la carencia de la prestación regular de servicios médicos sanitarios. Problemáticas en materia de salud Es impensable que en pleno siglo 21, con el importante avance a nivel mundial de la investigación y la tecnología en materia de salud, en las zonas rurales de Colombia, y en este caso en el Magdalena Medio, sus habitantes aún se enfermen y mueran por causas completamente prevenibles o tratables fácilmente. Así se evidenció en un encuentro que realizó la ACVC en este año en el Sur de Bolívar con más de 30 personas representantes de 17 veredas de la zona para tratar el tema de la problemática de salud y la búsqueda de posibles soluciones conjuntas entre la asociación, la población campesina y una institución de educación superior. En esta actividad, los miembros de las distintas comunidades refirieron que las enfermedades que más se presentaban y que ellos consideraban como prioritarias eran las enfermedades diarréicas agudas, enfermedades respiratorias agudas y la anemia, principalmente en los niños. También las enfermedades tropicales como el paludismo, el parasitismo intestinal y la leshmaniasis. Las mujeres se enferman frecuentemente por alteraciones que se presentan durante el embarazo y el parto; y los adultos mayores por enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y cefaleas frecuentes o regulares (1). Al abordar las causas más importantes de muertes en la región, fueron consideradas como prioritarias las relacionadas con los accidentes de trabajo, muy de la mano con el trabajo en los aserraderos; los accidentes en las vías por el mal estado de estas, los derrames cerebrales ocasionados por alteraciones de la tensión arterial, el paludismo cerebral, las mordeduras de serpientes, las muertes por alteraciones durante el embarazo y finalmente las muertes violentas por causa del conflicto social y armado que se desarrolla en la región. Todo lo anterior está determinado por factores de riesgo, también expresado por los habitantes del Sur de Bolívar, como son las constantes fumigaciones con glifosato que han afectado notablemente los cultivos de pancoger y las fuentes de agua para el consumo humano y animal; la falta de servicios públicos básicos, la difícil situación económica por la que atraviesa la población frente a la ausencia de fuentes de empleo dignos y de inversión social; la agudización del conflicto y la confrontación armada, los bloqueos económicos a los que está sometida la población rural, y a la falta de una nutrición adecuada que está directamente relacionada con todo lo anterior. Otro factor determinante en la región es la ausencia de programas reales de salud que se adapten y respondan a las necesidades y condiciones de la región. Estos programas implicarían no sólo el acceso a una atención sanitaria regular y con calidad, sino también a la implementación de procesos educativos orientados al fomento de factores protectores y promotores de la salud y preventivos de la enfermedad que se orienten al mejoramiento de la calidad de vida de la población. Concepción de salud de la ACVC Frente a esta situación, la ACVC asume la salud como un derecho humano inalienable del hombre y que se relaciona directamente con el goce de una vida digna, el bienestar y la calidad de vida. Por eso, nuestra asociación tiene como uno de los objetivos de su trabajo reivindicar el derecho a la salud para el logro de una vida digna de la población campesina del Magdalena Medio. Así, en la ACVC se aborda la salud y se trabaja por ella desde una perspectiva amplia e integral, como una realidad histórica, social y cultural, entendiéndola como un valor esencial en una sociedad que tiende a convertirla en mercancía. Se propone una perspectiva de salud ligada a la felicidad, al bienestar, así como al desarrollo social, relacionada con la vida, no en su esfera puramente física o biológica, sino como un hecho cultural, como espacio de relación del hombre consigo mismo, con los demás y con su entorno, como realización del ser humano en su aspecto afectivo, social y político, como generación de conciencia y producción de valores. Y es que se trata de "colocar la vida como centro de reflexión y preocupación en el quehacer de la salud. Por esto, se debe trabajar la salud como una parte de la vida diaria, una dimensión esencial de la calidad de vida, como un recurso que propicie a las personas la posibilidad de manejar e incluso modificar su entorno, subrayando el papel del individuo y de la comunidad en la definición de su propia salud. Con esta perspectiva la salud deja de ser mensurable tan sólo con los términos estrictos de enfermedad y muerte, y pasa a ser un estado que tanto individuos como comunidades intentan lograr, mantener o recuperar y no algo que sucede únicamente como consecuencia del tratamiento o curación de enfermedades y lesiones. Es una fuerza básica y dinámica de nuestro vivir cotidiano, en la que influyen nuestras creencias, nuestra cultura y nuestro marco social, económico y físico" (2). Lo anterior implica que para el cumplimiento del objetivo propuesto por la ACVC en el trabajo en el área de la salud, se deben tener en cuenta los siguientes presupuestos: 1) Asumir la salud como un derecho humano, que significa la posibilidad de creación y realización del hombre a nivel personal y social y que hace parte de la dignidad humana. Esta se vincula al concepto de bienestar que recoge la dimensión individual y colectiva de este derecho; que va más allá de la definición negativa de salud, entendida como ausencia de la enfermedad, y considera la salud como un parámetro de medición del desarrollo. La salud así concebida está en la base del desarrollo humano, ya que el logro del bienestar pleno de las personas permite la expresión de sus capacidades creativas y productivas. Desde esta perspectiva, trabajar por la salud de las personas apunta a la realización del ser y no únicamente al crecimiento económico (3). La salud, como derecho, se vincula a otros derechos como es el derecho al trabajo, a la educación, a la vivienda, a la libertad, entre otros. El derecho a la salud significa el derecho a la salud física, mental, laboral, ambiental y emocional. Finalmente, también significa el derecho a acceder a servicios sanitarios y a esta asistencia con calidad. Todo lo anterior, recoge en parte lo expresado en la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que plantea como el ideal a alcanzar por las naciones del mundo el derecho a una vida digna para el hombre; y que en el artículo 25 refiere el derecho a la salud como que "toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad". 2) Entender la salud como bienestar, es decir, concebirla como la capacidad de interactuar positiva y armónicamente con el entorno natural, social, económico y cultural; y de disfrutar dicha interacción con una sensación y percepción placentera y agradable (4). 3) Concebir la salud como una dimensión indispensable de la calidad de vida de la población, entendida la calidad de vida como la capacidad de funcionar correctamente, disfrutar de una sensación de bienestar y de experimentar con satisfacción los aspectos sociales, emocionales, físicos, laborales e intelectuales de la vida. Se relaciona, también, con la calidad de las condiciones de vida de las comunidades y los estilos de vida de los individuos como factor priorizado para entender y proteger la salud y la felicidad del hombre. El concepto de calidad de vida se relaciona directamente con las decisiones y los derechos del hombre y la sociedad a reclamar una vida con libertad, equidad, moral y felicidad. 4) La salud como potenciadora del desarrollo humano, significa pensar en la salud como un proceso de construcción de los sujetos individuales y colectivos, dentro de unas condiciones históricas y culturales específicas, en el cual ser sujeto significa tener conciencia de sí, de sus acciones, sus características y circunstancias (5). Proyectar la salud desde la mirada del desarrollo humano implica asumirla como un activo social y político, como un bien deseable y no sólo como la ausencia de la enfermedad. Lo anterior supone, además, la necesidad de orientar la construcción de los procesos en torno a la salud desde el empoderamiento de esta por parte de la población; entendido el empoderamiento (6) como un concepto que supone la habilidad para analizar el medio circundante en términos políticos y sociales, lo cual también significa la habilidad para organizar y movilizar cambios sociales en pos del bienestar, la vida digna y la calidad de vida de la población. Finalmente, para la ACVC, la salud, más allá de una mirada únicamente biológica, es asumida como "un derecho al disfrute de toda una gama de facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el más alto nivel posible de salud" (7). Además como un proceso social concreto, en el cual se rechaza la naturalización de los eventos y se acentúa el papel de la historia y el carácter económico y político de los fenómenos y eventos que pueden afectar la salud del hombre, así como de sus determinantes (8). Notas 1. Fundación Universitaria del Área Andina y Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra. Informe de la visita exploratoria a la región del Sur de Bolívar. (Documento interno). Marzo de 2006, pág. 13. 2. Aguirre, Eduardo y Ernesto Durán. Socialización: Practicas de crianza y cuidado de la salud. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2000, pág. 99. 3. Paredes, Natalia. Derecho a la salud. Su situación en Colombia. Bogotá: Cinep, 2003, pág. 30. 4. Duque, Sonia. "Dimensión del cuidado de enfermería a los colectivos. Un espacio para la promoción de la salud y la producción de conocimiento". En: Revista Investigación y Educación en Enfermería. Universidad de Antioquía. Vol. XVII, No. 1, marzo de 1999. Pág. 79. 5. Sandoval, C. Bases conceptuales de una educación orientada al desarrollo humano. Medellín, Proyecto 20 Editores, pág. 90. 6. Stromquist, Nelly. "Poder y empoderamiento". En: Magdalena León. Poder y empoderamiento de las mujeres. Bogotá, Tercer Mundo Editores, 2000. Pág. 82. 7. Naciones Unidas. Comité Internacional de Derechos económicos, sociales y culturales. Observación general No. 14. El derecho al disfrute más alto del nivel posible de salud. 2000. 8. De Almeida Filho, Noamar. Epidemiología sin números. Washington, D.C., Paltex, 1992. Pág. 16. |