Nordeste antioqueño: resistiendo al olvido Por tercer año consecutivo, organizaciones sociales y de derechos humanos de diversas partes del mundo se desplazaron al nordeste antioqueño para acompañar y visibilizar las propuestas organizativas de los campesinos y constatar la grave crisis social y humana que los agobia. por Área de Comunicaciones
Todas las delegaciones nos encontramos en Barrancabermeja y nos vinimos hasta Puerto Berrío. Allí nos esperaba la gente que venía de Bogotá y después nos dirigimos hacia la zona de Remedios. Éramos 120 personas, había delegaciones de Medellín, de Barrancabermeja, de Bucaramanga, de Bogotá; representantes de organizaciones campesinas del oriente antioqueño, del Catatumbo, de la Sierra Nevada, del Sur de Bolívar; acompañantes de España, Estados Unidos, Italia, Canadá, de muchas partes del mundo. La caravana eran cuatro buses y un camión con ayuda humanitaria. Nos encontramos muchas sorpresas en el camino. Habíamos hablado con el mayor, con un coronel en Puerto Berrío, él se había comprometido a que nos respetarían mientras estuviéramos por la zona en la caravana humanitaria. Pero todo fueron falsas mentiras, a tan sólo 40 kilómetros del batallón, en un punto conocido como Bodegas, nos encontramos con un letrero que decía: "No necesitamos defensores de los terroristas sino defensores del pueblo colombiano, gracias Ejército Nacional". De una vez nos estaban tildando de guerrilleros. Nos detuvieron por el término de dos horas en ese sitio, tomándonos fotos y video. El teniente que dirigía el retén había estado aquí en Lejanías y me conocía porque me saludó muy atento y me llamó por mi nombre, decía que todo lo que estaba haciendo eran labores de rutina. Nos requisaron todos los maletines, las bodegas de los buses, los mercados y los medicamentos; sólo les interesaba retrasarnos, detenernos ahí, impedir que cumpliéramos con nuestra misión. En adelante, fueron casi tres retenes similares, después de haber salido al medio día de Puerto Berrío pudimos llegar a Remedios sólo a las 11 de la noche. La comunidad nos recibió con mucho apoyo, tuvimos un colegio disponible para descansar. Al otro día hicimos un evento en el parque de Remedios, con títeres y música, le contamos a la gente sobre la acción humanitaria. Salimos de Remedios antes de las 10 de la mañana con dirección al Porvenir y tuvimos otro inconveniente: tres encapuchados venían escoltando la caravana en unas motos sin placas y sin nada, nos siguieron por un rato y después se desaparecieron. Logramos llegar de noche a un punto que llamamos "La Ratonera". Ahí descansamos, todo el sitio estaba rodeado por el ejército. Ya el viernes montamos el equipaje en las mulas y cogimos el camino. Todos hicimos el esfuerzo, los universitarios, los médicos, los acompañantes, los campesinos, caminamos todo el día. Por unos ratos llovía y el terreno se volvía difícil, muy liso. Pero a pesar de todo llegamos, todo este esfuerzo a nosotros nos da ánimo, nos motiva a fortalecer nuestro trabajo, a seguir organizándonos para resistir, para no desplazarnos de nuestro territorio. Desde que llegamos a Lejanías, vereda en donde realizamos esta tercera acción humanitaria, el ejército ha intentado sabotear nuestro trabajo, entrometerse e involucrar a la gente con ellos. Hay unos mercados que los regala la Red de Solidaridad Social y ellos son los que los reparten porque no aparecen los funcionarios encargados de venir y decirnos: "Aquí están estos mercados del estado para ustedes campesinos, qué es lo que necesitan, en qué podemos colaborarles". No, aquí la única presencia del estado sigue siendo la presencia militar. Después de la primera acción humanitaria, realizada en febrero de 2004, los campesinos vieron la necesidad de desarrollar un proceso organizativo para formarse, educarse y poder denunciar todas las violaciones a los derechos humanos en este nordeste antioqueño. Cahucopana, la Corporación Acción Humanitaria para la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño, es una necesidad de los campesinos que surge a partir del acompañamiento internacional y nacional de diversas organizaciones que nos han motivado a vencer el miedo, a romper el silencio y a unirnos para defendernos de todas las agresiones de las que hemos sido víctimas. Si por denunciar al estado nos asesinan a nosotros, entonces nacerán 50 dirigentes capaces de sacar este proceso adelante. Ya unos unimos y decimos no más, no más intervención de los armados en nuestros procesos, no más intervención de los paramilitares, de la guerrilla, del ejército en nuestras comunidades. Desde diciembre de 2004, fecha en la que creamos este proceso, venimos siendo para el estado los subversivos de Cahucopana, porque así lo han dicho a boca llena. Más aún, cuando presidentes o vicepresidentes de juntas de acción comunal se entregan al programa de reinserción del Ejército Nacional, pongan cuidado hasta dónde es que llega la política de "seguridad democrática", porque lo que yo entiendo es que los programas de reinserción son para guerrilleros o paramilitares, pero resulta que aquí vinculan a cualquier tipo de persona que quiera hacerle daño a los procesos organizativos de los campesinos. Y yo denuncio que el señor vicepresidente de la junta de acción comunal de la vereda Puerto Matilde hace parte del programa de reinserción del ejército y se encuentra en la vereda Lejanías señalando a los campesinos como subversivos, saboteando la acción humanitaria y atemorizando a la gente. Nosotros rechazamos la actitud del estado, del ejército y de este tipo que no fue capaz de mantener a sus seis hijos y se tuvo que ir con ellos a decir mentiras y a hacerle daño a su propia comunidad. Así es la realidad del Nordeste de Antioquia, de los campesinos de esta zona. Ha disminuido el bloqueo en algunas veredas después de la organización de los campesinos, de las denuncias y el acompañamiento, pero se han mantenido las amenazas, las violaciones y el desplazamiento. Hacemos un llamado a los campesinos a que se organicen, a que comprendan la importancia de la resistencia y a que nos acompañen en este proceso que hemos iniciado para mostrarle al país y al mundo lo que realmente sucede con los campesinos en Colombia, el abandono y el olvido al que estamos sometidos. |