No nos queda más alternativa:
Aquí estamos y aquí nos quedamos

Documento Publico de rompimiento con el sistema judicial Colombiano del Consejo Comunitario la Nupa Río Caunapí Afluentes Mira y Carretera Municipio de Tumaco Dpto de Nariño (Colnurcamica)

El proceso organizativo del Consejo Comunitario La Nupa contiene un recorrido histórico de muchos años que vale la pena destacar como una de tantas comunidades resultante de la trata esclavizante transatlántica traída en forma infrahumana a este punto de la geografía del continente latinoamericano.

Desde el principio de la esclavización de nuestros antepasados y hoy con los renacientes se han y se siguen cometiendo grandes atrocidades al interior de nuestras comunidades. Fernando Jurado Novoa, investigador ecuatoriano, resalta en su libro llamado La Esclavitud en la Costa Pacífica, la barbarie cometida tanto a comunidades negras como a comunidades indígenas. Igualmente el libro De Sol a Sol, de Nina S. de Friedemann y Jaime Arocha, quienes entre otros han venido documentando este tipo de arbitrariedades cometidas por tradición con nuestra comunidad.

Crecimos viendo la injusticia con nuestros mayores y la seguimos viendo hoy en pleno siglo XXI. Históricamente nos han venido asesinando selectivamente, nos han masacrado a familias y desaparecido pueblos enteros, nos han violado nuestras niñas y mujeres, nos siguen desplazando y nos vienen quitando la posibilidad de vivir en nuestro territorio, territorio que hemos ganado porque lo hemos cuidado, lo hemos cultivado y allí nos hemos venido rehaciendo como cultura, a pesar del infortunio impuesto por la burguesía de este país y de otros que dicen ser los dueños del mundo.

Nos han venido imponiendo la cultura de la muerte, así no tengamos hoy los grillos y las cadenas, nos siguen imponiendo la ley del silencio, nos imponen un régimen rígido, un sistema judicial en el que sólo prevalece la ley del más fuerte, sistema que desconoce nuestras propias formas de justicia que por tradición hemos mantenido en nuestras comunidades y que por años nos han permitido darle solución a nuestros conflictos.

Seguimos viendo un mundo de inseguridad, de muerte, de abandono estatal en todas las formas. Aunque las comunicaciones, las cuales pertenecen a nuestros verdugos, digan lo contrario, la realidad es que muy poco se ha hecho por nosotros. Hemos trabajado en función de nuestros derechos hasta lograr la Ley Especial para Comunidades Afrocolombianas y tampoco así se respetan nuestros derechos.

El caso es que mientras se avanzaba en el proceso de titulación colectiva, también avanzaba la estrategia de la confrontación política, económica y armada al interior de los territorios, lo que nos ha permitido entender que la guerra que hemos vivido y estamos viviendo tiene serias implicaciones de fondo para nosotros como comunidad.

La razón de esta guerra se resume en dos párrafos: “Esta guerra tiene que ver con la apropiación de muchos recursos existentes en los territorios que habitamos, a beneficio de los grandes monopolios del mundo". Entonces, para cumplir con este propósito, a las comunidades se las desplaza y se las asesina. Somos un estorbo, no somos viables para estas lógicas del mercado impuestas por los grandes monopolios, que tienen que ver con el Área de Libre Comercio en las Américas, tienen que ver con el Plan Colombia, con el Plan Puebla-Panamá y muchos otros planes en América Latina y tienen que ver con el pago de la deuda externa y mucho que ver con este exterminio todas estas formas de justicia que a como dé lugar han venido aplicando en anteriores gobiernos y con mayor rigurosidad en el gobierno actual.

Hemos sufrido por muchos años la injusticia: en lo territorial, sociocultural, en lo político, en lo económico y hasta en lo religioso.

En lo territorial: Por ejemplo, en el año de 1940 en Tumaco, se realizó un estudio por el Instituto de Fomento Agropecuario para implementar el cultivo de palma aceitera en la Costa Pacífica, proceso que se inició en nuestro municipio de Tumaco sin ninguna consulta a la comunidad. Mas sin embargo intimidaron a la gente y a los que se resistían le tiraban el ganado a sus fincas para que, cansados, abandonaran la tierra o la vendieran por cualquier peso, asi como también a muchos otros mataron.

Así por esta forma de economía impuesta murieron centenares de personas y muchas familias perdieron las tierras. No contentos con esto, para quedarse con todo engañaron a nuestros viejos haciéndoles creer en un irisorio préstamo de los cuales el más alto era de 70 mil pesos, y que con ello podían mejorar sus fincas, además de eso les hicieron arrancar el cultivo tradicional de cacao y les trajeron el cacao híbrido, que los que tuvieron suerte sólo aprovecharon unas cuantas cosechas y otros nada. Estas, entre otras estrategias como pasó igualmente con el arroz, en muchas regiones del país. De esta manera, la Caja Agraria, en ese tiempo responsable del crédito, remató las pocas tierras que quedaban y las negoció con los terratenientes. Estas tierras son hoy grandes palmeras que traspasan la frontera agrícola y llegan hasta las costas del Ecuador.

En 1958, un grupo de japoneses llegaron a nuestra comunidad diciéndole a los mayores que habían negociado estas tierras con el Gobierno y que no tenían derecho a ellas, y les arrebataron sus tierras a los viejos donde tenían sus sembrados. Éstas se encuentran localizadas en el Km 52 por la vía que de Tumaco conduce a la ciudad de Pasto, actual vereda El Porvenir. Estos japoneses establecieron un cultivo de banano, el que duró sólo cinco años y fue atacado por una peste que a la que los viejos llamaron la sigatoka. Los japoneses quebraron y quedaron debiendo un crédito al Banco Popular y decidieron volver a su país, dejando una gran infraestructura compuesta por varias casas que perdura hasta nuestros días, en donde funciona actualmente la sede del Consejo Comunitario.

Más adelante, en 1971, en este mismo territorio la Corporación Nacional de Investigaciones Forestales (Conif) estableció unos viveros forestales con la venia del Inderena en ese entonces y del Ministerio de Agricultura, los que prometieron proyectos de desarrollo para las comunidades donde se desarrollaran dichas investigaciones y hasta hoy no se cumplieron.

Ya por los años de 1986 a 1999, algunos líderes de este sector empezamos a repensar esta situación y generamos una serie de reuniones que nos fueron dando luces, nos trazamos unas metas y unos objetivos: recuperar el territorio que habíamos perdido. Esta actividad acompañada de capacitación a jóvenes y adultos como la alfabetización, entre otras, nos fue abriendo los caminos. Para ese entonces éramos una Junta de Acción Comunal. Tuvimos grandes dificultades hasta con las mismas comunidades vecinas, especialmente con la comunidad de El Pulgande, que no veía con buenos ojos lo que estábamos haciendo.

Continuamos nuestra tarea y vimos que la junta comunal tampoco nos ofrecía garantías para lo que queríamos hacer y fundamos la Asociación de Veredas de la Carretera y Pro Defensa del Río Caunapí, con la cual desarrollamos acciones de defensa del territorio de la mano de otras comunidades de la zona Carretera del Río Caunapí y del Río Mira.

En 1991 con la Constitución del 91 y mediante la expedición de la Ley 70 del 93 en la que participamos activamente las comunidades de los departamentos de Chocó, Cauca, Valle y Nariño, surgió la necesidad mediante el decreto 1745, de convertirnos en Consejo Comunitario el 28 de febrero de 1995 en la comunidad de la Variante Km 54. Antes de esta conformación, cinco años atrás, se había levantado la base San Jorge. Desde el momento en que los militares salieron de la comunidad, recuperamos este espacio, el cual empezamos a cultivar, mediante mingas y cambios de mano.

Con este impulso en el mes de diciembre de 1999 recuperamos la segunda área territorial de la comunidad de El Porvenir, la que conduce al Río Mira. Allí en este espacio, pese a tantos atropellos, de forma permanente funciona la sede del Consejo Comunitario. Así hemos venido resistiendo en medio de las confrontación y de la muerte y continuaremos resistiendo hasta que Dios decida otra cosa con nosotros.

Un año después fuimos sorprendidos por una demanda impuesta por la Corporación Conif, que nos demandó por ocupación de hecho, demanda que sigue su curso en el juzgado segundo del municipio de Tumaco bajo la radicación procesal 2000 130. Nos preguntamos por qué la razón de la demanda si lo que hemos hecho es por legítimo derecho y no tiene en cuenta que estas tierras antes fueron arrebatadas a nuestros mayores. Entonces, esa es la razón de nuestra lucha y por ello continuamos resistiendo.

Ya por el 2000, los narcotraficantes y palmeros del sector se percibían que nuestra lucha era en serio y que efectivamente nos habíamos resistido a salir del territorio. Fue entonces cuando nos montaron otra trampa, la del cultivo de uso ilícito de la coca, y de esta forma nos están nuevamente quitando lo que hemos recuperado con tanto sacrificio.

Las razones anteriores, y otras que por efectos del tiempo y del espacio no se mencionan en esta historia, son los argumentos que tenemos para decirle "no más" a este sistema corrupto de justicia que tenemos en Colombia, y unir nuestra voz de protesta a este propósito común que ha estado siempre latente el interior de nuestras bases y que lo que hacía falta era ponernos de acuerdo y dar el primer paso, y es lo que presentamos hoy al pueblo colombiano y al mundo, y no es mas que defender la vida, la dignidad, y la autonomía. Queremos ser nosotros mismos, tener nuestra propia voz, reafirmar la lucha de nuestros mayores caminando hacia la búsqueda de constituirnos en un futuro en pueblo con autodeterminación.

Hoy, 10 de diciembre del 2003, en el Día Universal de los Derechos Humanos,

Consejo Comunitario La Nupa