Agencia Prensa Rural

"Cada vez que un niño y un joven se educan, muere un fascista"
A propósito de los neonazis
La Unión Nacional Socialista de Colombia liderada por Richard Weich es una organización que recoge varias expresiones nacionalsocialistas y que busca conseguir adeptos para incorporarlos a las filas del paramilitarismo no sólo en la tendencia Skinhead sino en diversas manifestaciones como barristas, rockeros, practicantes de deportes extremos y jóvenes académicos
Rodolfo Conti / Viernes 18 de enero de 2013
 

Qué sensación de miedo… y de coraje para un pelado de 16 años pasar por el parque del barrio y ver parches de 10 ó 20 calvos disfrazados de arios, con esvásticas y águilas en las chaquetas aviadoras, botas militares punto rojo y pines de bandas como división 250, skrewdriver y “Sin Salida”. Son los ¡fachos!, cascan a todo el mundo porque sí, reprimen toda expresión juvenil que no sea de su agrado con el pretexto de combatir la delincuencia en el barrio, de combatir la drogadicción y el “degeneramiento”, son Alfredo, Stalin, Cubillos y el Mono Nelson… con otros 20 que los siguen al rebuznar sus consignas sacadas de las películas documentales de la segunda guerra mundial o de los libros de la librería solar de la 19.

Siempre he querido que se abran de acá, del barrio, que se vayan a su Alemania aria imaginaria de los 30’s para que desaparezcan a manos de sus propios líderes, o a su Valhala comprado en una tienda Pepe Ganga y rezado cuando se les aparecen los Sharp o Rash.

Esos no son Nazis, los nazis colombianos ni siquiera saben quién fue Armando Valenzuela Ruiz, si apenas conocen que existió Adolfo Hitler. Los nazis de este país son los que mataron a 3000, los ídolos de estos idiotas que intentaron acabar con la UP, los que han sido vencidos por la historia y la resistencia del pueblo colombiano que lucha por la paz. Los neo-nazis en Bogotá son una plaga que desde 1985 cuando todos eran RU (Rapados Unidos) azotaban a prostitutas, travestis y ladrones, eran todos Boneheads como rezaba la moda londinense, neoyorkina y ayankeezada de esos años, so pretexto de la liberación animal, en contra de las drogas y otros males de la sociedad hasta cuando se declararon “Grupo de Rapados Anti Extranjeros” cuando acá no habían más extranjeros que los ecuatorianos de San Victorino, los cónsules en las embajadas, o algunos jugadores de los equipos de fútbol profesional…¡qué caja! ¡se dividieron hasta por líos de faldas!, casi matan a un pelado de 16 años…

Y es que la agresión a Niko Gutierrez no es un hecho aislado producto de un choque entre culturas juveniles o lo que han denominado “tribus urbanas” ni un acto vandálico espontáneo, este ataque obedece a la urbanización del conflicto social y armado en el país puesto que esos que ayer eran GRAE, hoy son Tercera Fuerza, Unión Nacional Socialista de Colombia, RUK, y en este caso CRN , Comando Radical Nacionalista, un grupo de choque creado por los anteriores con el apoyo de las AUC para intentar reprimir el avance de la resistencia contracultural juvenil en Bogotá, se hacen llamar patriotas pero usan una cultura extranjera para visibilizar sus temores y sus incapacidades políticas y académicas, para servir de apoyo a la incursión de los grupos paramilitares en la capital… Este ataque es producto de la falta de la garantía de los derechos juveniles, es producto de la falta de educación, de empleo y sobre todo de la reproducción sistemática de la guerra en la cotidianidad Colombiana, una guerra entre la oligarquía y el pueblo colombiano.

Buscar la vida y cambiarla es el deseo de miles de jóvenes que intentan vivir a pesar de la vida misma, buscan cambiar la vida que nos tocó, esa vida que nos aletarga, que nos detiene a estar sentados frente a la máquina del gran hermano.. Esa vida que es la vida de los jóvenes de Bogotá que trabajan o se mueren, que se mueren o trabajan, esos que casi no pueden estudiar y que de a pocos intentan salirse de la realidad por cualquier camino, incluso el de la guerra…

Hoy son los jóvenes no sólo de clase alta, sino jóvenes de sectores populares que en su afán de una búsqueda identitaria se encuentran con este tipo de sectas y grupos neonazis quienes con falsas promesas buscan reclutarlos para servir al paramilitarismo en nuestras ciudades y detener el avance de las resistencias juveniles que por medio del arte y la contracultura generan alternativas. El apoyo institucional y político a estos grupos es conocido desde hace algún tiempo, muchos ellos se han servido de utilizar a estos jóvenes para campañas políticas electorales y criminales ofreciendo recursos económicos y logísticos para su accionar dentro de las ciudades como Cali, Medellín, Armenia o Bogotá, muchas veces a merced de la complicidad de la policía y demás autoridades estatales.

La implementación de la Política Pública de Juventud es un vacío que hoy se evidencia en el surgimiento de más y más grupos neonazis como el CRN, TF o la UNSC, puesto que la garantía de los derechos juveniles es dentro del papel una meta más de las instituciones distritales antes que una política a desarrollar y construir, que en el afán de la consecución de estas metas muchas veces caen en el juego de los intereses políticos y terminan legitimando el accionar de estos grupos otorgándoles apoyos y garantías logísticas para sus actividades como el festival neonazi Rudolf Fest, organizado por Tercera Fuerza, y que el año pasado llegaba a su quinta versión. Así mismo la asamblea nacional de la Alianza Social Patriotas que contó con la participación de grupos paramilitares de autodefensa, la UNSC, Tercera Fuerza y las Juventudes del partido de la U y el Partido Conservador y en apoyo a los militares implicados en falsos positivos y exigiendo la libertad del coronel Alfonso Plazas Vega, condenado a treinta años de prisión por la desaparición forzada de personas en la retoma del palacio de justicia en 1985.

La Unión Nacional Socialista de Colombia liderada por Richard Weich es una organización que recoge varias expresiones nacionalsocialistas y que busca conseguir adeptos para incorporarlos a las filas del paramilitarismo no sólo en la tendencia skinhead sino en diversas manifestaciones como barristas, rockeros, practicantes de deportes extremos y jóvenes académicos…Richard Weich quien paradójicamente se hace llamar “Stalin” es el líder de esta agrupación, sobrepasa los 40 años y es la cabeza visible de esta agrupación neonazi, se les ha visto entrenar en los tanques del silencio del Parque Nacional, se ejercitan para el combate y tienen una agencia de noticias por internet en la que el propio “Stalin” es presentador y productor de sus contenidos, se pueden encontrar en internet como “Agencia de Noticias Nacionalistas”.

Pie de foto: Richard Weich “Stalin” (centro) es quien lidera la Unión Nacional Socialista de Colombia UNSC

Pie de Foto: Alfredo Devia y Diego Cubillos (tercero y cuarto de izquierda a derecha) son los líderes de la “Agrupación cultural” Tercera Fuerza, quienes cuentan con el financiamiento de grupos de ultraderecha para sus acciones como el festival Rudolf Fest y las conmemoraciones de los cumpleaños de Adolfo Hitler.

Es claro como muchas veces el paramilitarismo se vale de todo tipo de instrumentos y expresiones para incorporar jóvenes en sus filas, a finales de la década de los 90’s y principios del siglo XXI en una Bogotá en dónde la explosión de las culturas y expresiones juveniles comenzaba a visibilizarse a cotidianidad, hasta dentro del movimiento Hard Core se dio la incursión de fuerzas paramilitares que por medio de algunas expresiones buscaban reclutar jóvenes para las autodefensas paramilitares por intermedio de bandas como “Sin salida “ de marcada tendencia fascista y cuyo líder y vocalista se declaraba abiertamente miembro de las AUC, Raúl Hernández es un símbolo de esa tendencia, ahora reivindicado por los grupos neonazis. Acá un video publicado por la Agencia de Richard Weich en donde Raúl Hernández busca incorporar jóvenes a las filas de las AUC.

La estigmatización, criminalización y militarización de la vida juvenil son producto, al igual que el surgimiento de los grupos neonazis, de la implementación de políticas de terrorismo de estado, de convertir las expresiones juveniles en rentables negocios del entretenimiento y estigmatizar y reprimir las alternativas de resistencia contracultural de los jóvenes, pues en los jóvenes está el presente y futuro del país, en ellos radica la transformación y la búsqueda de alternativas en la construcción de una nueva Colombia. Ahora creo que la mejor forma de acabar con este flagelo de los grupos neonazis es por medio de la lucha organizada, más allá que con el uso de la violencia, con la lucha por la educación, pues cada vez que un niño y un joven se educan, muere un fascista. La construcción de un nuevo país está en manos de los jóvenes y es con la lucha por la garantía de los derechos juveniles, las libertades democráticas y en contra de la criminalización y militarización de la vida juvenil.