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Campaña para acabar la guerra contra la coca
Se trata de acabar las fumigaciones y de un proyecto de ley que propone que todos podamos cultivar con fines médicos, nutricionales e industriales la planta
Natalia Herrera Durán / Jueves 31 de enero de 2013
 

Por los daños a la salud, y los impactos ambientales que traen las fumigaciones de cultivos de coca, tres mil colombianos han firmado una carta que le pide a Naciones Unidas que intervenga para que en el país se le ponga freno a esta práctica, que en los últimos ocho años ha asperjado 1600 mil hectáreas en el país.

La carta, que sigue recogiendo firmas en las redes sociales, fue entregada al Gobierno el miércoles, solicitando que la aspersión no se incluya en el Estatuto Antidrogas y próximamente se enviará al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. El tema no deja de ser polémico puesto que el clorhidrato de cocaína, esencia de la guerra contra las drogas y principal motor ‘narco’, se saca de la planta.

Pero esta campaña hace parte de una estrategia más grande e incluye un proyecto de ley que, aunque aún no tiene padrino político en el Congreso, espera socializarse con las bancadas y radicarse en marzo. La iniciativa propone que cualquier colombiano pueda cultivar coca con fines industriales, alimenticios y medicinales. Una prerrogativa que sólo está contemplada para poblaciones indígenas. La idea no es nueva e incluso el Gobierno ha contemplado esta posibilidad en el Estatuto Antidrogas, que radicará en el legislativo, de acuerdo con un borrador que conoció El Espectador.

“La Coca puede ser una solución para el Cauca y para el país. Esta planta posee enormes virtudes que en la tradición milenaria de los pueblos indígenas del Cauca y de otras regiones se vincula con su cultura, su alimentación y sus prácticas medicinales. Infortunadamente, estos usos benéficos de manera parcial se han perdido, como resultado de múltiples factores. Entre ellos, la guerra que se ha librado en contra de la coca por la amalgama equivocada que de ella se ha hecho con la cocaína”, dice al respecto del proyecto de ley Camilo González, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), quien lidera junto a varias organizaciones campesinas e indígenas la propuesta.

En ese mismo sentido la Corte Constitucional se pronunció cuando en una sentencia dijo: “No se puede colocar en el mismo plano la planta coca y los usos lícitos y legítimos que de ella se han hecho y se pueden hacer, y la utilización de la misma como materia prima para la producción de cocaína. Esta diferenciación entre la hoja de coca y la cocaína es necesaria puesto que numerosos estudios han demostrado no sólo que la hoja de coca podría tener formas de comercio alternativo legal que precisamente podrían evitar la extensión del narcotráfico, sino además que el ancestral consumo de coca en nuestras comunidades indígenas no tiene efectos negativos”. Uno de los usos tradicionales a los que se refiere es la aromática. En la actualidad, como refiere González, en el Cauca se ha iniciado la producción y comercialización para el país y el exterior de la aromática de hoja de coca.

También esta planta ha sido utilizada en forma de alimento. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard el valor nutricional de la hoja de coca es enorme. La “masticación” diaria de 100 gramos de hojas de coca satisface la ración alimentaria recomendada tanto para el hombre como para la mujer. En esos mismos 100 gramos de coca se pueden tener casi dos gramos de potasio, necesarios para el equilibrio del corazón, dice la misma investigación.

Aunque el proyecto de ley tiene solo un artículo, aún no tiene ningún padrino político, puede nacer muerto y no ser debatido nunca. Por ahora, ayer los cocaleros de siete regiones del país se reunieron para seguir discutiendo la iniciativa y esas conversaciones se irán hasta febrero. El texto podría reivindicar el uso de una planta que ancestralmente tiene una historia que no solo está anclada a la guerra de la cocaína.