El vocero de la delegación de paz de las FARC denunció la profunda crisis carcelaria colombiana. Reclamó de nuevo la presencia de Simón Trinidad en los diálogos al denunciar las condiciones inhumanas de su reclusión
"Las cárceles de Colombia son basureros humanos": Jesús Santrich
"Los diálogos siguen a ritmo de mambo...encontrando coincidencias en torno al desarrollo agrario integral", dijo con optimismo
/ Viernes 8 de febrero de 2013
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Fundador y redactor de la Agencia Prensa Rural. Geólogo de la Academia Estatal Azerbaijana de Petróleos (exURSS). En Bakú obtuvo una maestría en geología industrial de petróleo y gas. Es profesor y traductor de idioma ruso. Realizó estudios de gestión y planificacion del desarrollo urbano y regional en la Escuela Superior de Administración Pública -ESAP de Bogotá. Desde 1998 es miembro de la ACVC. Actualmente coordina el equipo nacional dinamizador de Anzorc. Investiga y escribe para diversos medios de comunicación alternativa.
Jesús Santrich denunció con detalles la situación "inhumana y extrema" de los presos políticos y sociales en las cárceles colombianas. Torturas, desatención médica, mutilaciones, hacinamiento, hacen parte de las violaciones sistemáticas que denunció el guerrillero.
La voz de Santrich requirió a los censurados y autocensurados comunicadores sociales colombianos para que den a conocer una de las situaciones violatorias de los derechos humanos más silenciadas del país. Cárceles sin servicios públicos, sin abastecimiento regular de agua, comida muchas veces podrida, enfermos terminales, encerrados, cancerosos, que se mueren lentamente sin ningún tipo de atención médica, madres con hijos que tendrían derecho a casa por cárcel, mafias que controlan las cárceles con la ayuda de agentes estatales, fosas comunes dentro de las cárceles, procesos de sindicados que se dilatan interminablemente más allá de todos los términos, actuaciones arbitrarias de directores de cárceles y de la guardia del Inpec.
El panóptico sigue siendo la forma predilecta de vigilar y castigar del régimen colombiano, un verdadero laboratorio de represión que concentra el infortunio de los encarcelados y la miseria humana de los carceleros. Un drama invisible que tiende a empeorar, pues según los datos oficiales ingresan a la cárcel dos personas por cada una que recupera su libertad.
Se estima que la población carcelaria colombiana alcanzará los 130.000 reclusos este año, de los cuales 36.000 son sindicados, presos sin condena. Datos de organizaciones defensoras de derechos humanos cifran en 7.500 los presos políticos, prisioneros de guerra y de conciencia. Los montajes judiciales para encarcelar a opositores políticos como una práctica frecuente y las detenciones arbitrarias y masivas de los dos gobiernos de Uribe explican esta alarmante cifra de prisioneros políticos, una de las más grandes del mundo. El hacinamiento es de proporciones abismales. Las cárceles de Colombia podrían tener actualmente una sobrepoblación de 43.000 internos, un 33% sobre el total de reclusos, según los datos oficiales. Lo sorprendente del drama carcelario es que se mantenga oculto, en un silencio y una oscuridad apabullante. Toda una paradoja, el drama desconocido de los presos colombianos fue sacado a la luz por un guerrillero invidente con acento caribe.
El relato carcelario, emocionado, de Jesús Santrich estaba dirigido a muchos, al gobierno colombiano, al de Estados Unidos, fue un llamado de atención, de humanidad a la sociedad colombiana. Pero Santrich le habló también a los guerrilleros presos, expectantes, tras las rejas, frente al proceso de paz. Finalizando las respuestas a las preguntas de los peridistas se desabrochó la camisa para dejar ver un "venceremos" con letras blancas en un fondo negro. "Hemos venido a dialogar y en nombre del pueblo venceremos", concluyó.
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Para entender más la situación: