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Santos sigue en picada. Uribe no es alternativa
Horacio Duque Giraldo / Martes 19 de febrero de 2013
 

Hay nuevos sondeos de opinión y los resultados son el desastre para el señor Santos. El 60% por ciento de los ciudadanos rechaza su reelección y su imagen cae en picada. Casi el 50% de las personas tienen una imagen desfavorable de su gobierno.

En todos los ámbitos de la vida pública la calificación es negativa.

Hagamos un somero inventario.

La impunidad de los "falsos positivos" que patrocinó como Ministro de Defensa y ampara con el nuevo fuero militar. La corrupción con los dineros apropiados para atender las víctimas de las olas invernales que aún siguen en el abandono, como en Gramalote, el sur del Atlántico, Útica y Río Cauca. El fracaso de la Ley de víctimas y su famosa "revolución agraria". Los limitados resultados en el proceso de paz de La Habana, debido a la posición del señor Humberto de la Calle de negarse a debatir y tratar los problemas centrales de la sociedad colombiana derivados del modelo neoliberal que ha incrementado la pobreza de millones de colombianos. El rechazo de la propuesta de las Farc de un cese al fuego y de hostilidades bilateral para disminuir gradualmente los efectos de la guerra como ocurrió con el cese unilateral de la guerrilla. La crisis de la salud. La destrucción de la industria y la agricultura por la revaluación del peso. El robo de las regalías mineras. La pérdida del mar de San Andrés, son todos los problemas que gravitan en la posición y actitud de millones de colombianos frente a un gobierno que en vez prosperidad ha significado la ruina de la nación.

Por supuesto, la alternativa a este desastre que resulta de la prolongación del ochenio de Uribe Vélez no es la figura del caudillo del Ubérrimo. En la memoria de los colombianos está fresca la tragedia que significó el régimen autoritario de la Seguridad Democrática con situaciones tan graves como el robo en Agro Ingreso Seguro, la corrupción en la DIAN, la masiva violación de los derechos humanos, las chuzadas a los líderes de la oposición, el cogobierno con los grupos paramilitares, los enfrentamientos con los gobiernos vecinos, el ataque a los tribunales de justicia y la destrucción de aspectos centrales del Estado social de derecho.

Uribe Vélez es el neofascismo de los grupos más reaccionarios de la sociedad que obstaculizan la superación de la violencia y la construcción de la paz. Su responsabilidad en el fallo del Tribunal Internacional de Justicia que concedió los derechos a Nicaragua en el mar Caribe de San Andrés es absoluta, por eso su patrioterismo es una farsa trasnochada que debe ser rechazada.

Estamos en lo que se conoce como una "estructura política de oportunidad" para que las peleas entre Santos y Uribe sea la coyuntura de una confluencia de fuerzas y corrientes de cambio y renovación que supere la crisis orgánica de la hegemonía dominante en el Estado neoliberal.

Los resultados en Ecuador con el triunfo socialista del Presidente Rafael Correa y el regreso del Presidente Hugo Chávez a Caracas, le están mostrando al pueblo colombiano que la alternativa está en la derrota del neoliberalismo y en la construcción de una democracia del socialismo del siglo XXI.

La gran manifestación que se proyecta para el próximo 9 de abril en Bogotá gaitanista y en el resto del país debe adquirir las características de una levantamiento popular por el cambio y la paz. No se pueden aplazar las grandes decisiones de cambio a los viciados y corruptos procesos electorales que son el campo privilegiado de la podrida élite que domina en el Estado, sus diversas instancias y en general en la democracia liberal representativa que es el gobierno de los políticos.

Fueron las grandes movilizaciones de masas las que propiciaron los profundos cambios en Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina y en el Brasil de los militares fascistas. Sigamos ese ejemplo. Colombia no puede ser la excepción.