Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

Debate
La hora de la verdad
Lo prioritario es la paz, como dice Mujica, y por primera vez en muchos años está cerca de poderse alcanzar. Los avances alcanzados le han conferido mucha credibilidad al proceso
Rudolf Hommes / Viernes 7 de junio de 2013
 

Pocas veces tenemos el privilegio los colombianos de ser acogidos con benevolencia y simpatía en el mundo. Una de ellas es ahora, por la iniciativa de paz.

Otra, de muy triste recordación, por cierto, fue cuando asesinaron a Luis Carlos Galán. Los funcionarios de inmigración de otros países saludaban de mano a los colombianos y les expresaban su simpatía y solidaridad. Uno de ellos me dijo en Nairobi que el mundo entero compartía el dolor que estábamos sintiendo los colombianos.

El sábado pasado, en la entrevista que le concedió al diario El País, de Madrid, al presidente de Uruguay le preguntaron que qué opinaba sobre el proceso de paz que lidera el presidente Santos, “que no viene precisamente del universo intelectual y político de la izquierda”. Él respondió: “Sí, señor, pero tiene mérito por ello. Tiene mucho mérito por ello. Es, definitivamente, un hombre abierto que resiste el cansancio y transforma en política el cansancio de una guerra interminable a lo largo de décadas y que está buscando un paréntesis y que debiera recibir un caluroso apoyo de la comunidad internacional. Pero que tiene obstáculos muy grandes porque tantos años de guerra se han transformado en intereses contradictorios, en una multitud de cosas y, obviamente, mucho dolor y cuando hay mucho dolor se apela al sentimiento de justicia. La justicia y el dolor en estas cosas andan al filo de la navaja con la venganza hacia un lado y hacia el otro. Si entran en ese camino no salen más de la guerra. Lo prioritario es la paz, la paz y la paz”.

Otros jefes de Estado y el mismo papa Francisco se han referido a la paz, pero no con la empatía con Colombia que ha demostrado Pepe Mujica, quien además hace un acertado juicio sobre el papel de Santos para hacer posible el empujón a favor de la paz.

Por su firme compromiso con ese propósito, Santos ocupa un lugar distinguido entre los líderes del continente y Mujica, un “referente de la izquierda latinoamericana” según el diario madrileño, le ha hecho un justo reconocimiento con estas declaraciones.

Lo prioritario es la paz, como dice él, y por primera vez en muchos años está cerca de poderse alcanzar. Muchos de los que nunca creyeron en la sinceridad de la guerrilla apoyan ahora sin vacilación este esfuerzo. Los avances alcanzados le han conferido mucha credibilidad al proceso.

Los representantes de las Farc han puesto esta vez a un lado buena parte de su retórica y han moderado sus posturas ideológicas.

Los que no lo están haciendo son algunos de los voceros gremiales y los políticos que se oponen a cualquier intento de negociación o acuerdo con las Farc, porque han estado involucradas en asesinatos, masacres y otros actos de indiscutible crueldad o de carácter terrorista.

El más locuaz es el presidente de la Federación de Ganaderos de Colombia, que tiene una acogida en los medios que supera su representatividad y a quien es oportuno preguntarle con quién más se va a negociar la paz si no es con las Farc y el Eln, para ponerles fin a esos actos y a la violencia rural.

Es la hora de la verdad. Hacer la paz va a exigir sacrificios, como ha sucedido en todas las negociaciones que han sido exitosas. Es lo que vino a decir en Colombia el señor F. W de Klerk, el antecesor de Mandela, que gestó con él la paz en Sudáfrica poniéndole fin al apartheid.

Allá, la población blanca tuvo que renunciar a muchos privilegios y la población negra tuvo que perdonar muchos abusos. Los dos renunciaron a la venganza. Las víctimas y los victimarios de ambos lados participaron en los procesos de verdad y reparación. La justicia tuvo que adaptarse a la necesidad de ponerle fin a la violencia y alcanzar la paz.

* Tomado de El Tiempo