Asociación Campesina del Catatumbo
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En La Cuatro ‘huele’ a guerra
Eduardo Rozo / Lunes 17 de junio de 2013
 

Carros y motos quemados, ríos de aceite que bañan la destruida carretera que conecta con Tibú, árboles atravesados en la vía, barreras de llantas, toneles metálicos, centenares de personas con capuchas y escudos de plástico y el olor a caucho quemado, son el común denominador en el corregimiento La Cuatro, epicentro de la batalla que se vivió en la madrugada del sábado entre campesinos que reclaman sus derechos y la fuerza pública que busca recuperar el control.

La zona, pese a los anuncios de la Policía de normalidad en el flujo de automotores, es controlada por la resistencia campesina que desde la semana pasada protesta por la erradicación de cultivos ilícitos sin garantías de subsistencia y por la no adopción de las zonas de reserva que propusieron al Gobierno Nacional.

En los dos puntos de concentración de las protestas campesinas, según cifras de la Asociación de Campesinos del Catatumbo (Ascamcat) hay más de 3.200 personas. En el sector conocido como La Aduana hay cerca de 500, en La Cuatro 1.700 y el restante disperso entre las montañas y zonas aledañas.

Solo de La Gabarra se desplazaron desde hace varios días más de 2.000 personas y por esa razón en el corregimiento solo permanecen la Policía, el Ejército y unas cuantas mujeres cuidando sus viviendas.

Este domingo, una comisión humanitaria liderada por el Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez y respaldada por organismos internacionales, la iglesia Católica y representantes de la Asociación de Campesinos del Catatumbo (Ascamcat), ingresó a la zona de conflicto, donde desde hace ocho días se impide el acceso al casco urbano de Tibú.

En la noche del sábado los campesinos quemaron una camioneta Nissan, que según ellos es de propiedad de un contratista de Ecopetrol. El auto permanece atravesado en la mitad de la vía que conecta a los sectores La Aduana y La Cuatro.

A una camabaja le rompieron los vidrios frontales y la dejaron atravesada cerca al punto de concentración en La Cuatro con la intención de quemarla.

Según los campesinos estos automotores son utilizados para la extracción de la riqueza de la zona que se envía a otras zonas y los empobrece más a ellos.

José Miguel Paz, líder del corregimiento Filogringo de El Tarra, señaló que continuarán con este tipo de acciones y mantendrán intacta la resistencia campesina hasta tanto el Estado les cumpla las promesas hechas y sea un hecho la suspensión de la erradicación.

“El Gobierno Nacional ha manifestado el interés de dialogar y estamos atentos a mirar las condiciones en que se daría ese encuentro. El campesinado está dispuesto a no levantar las protestas hasta que las soluciones se concreten”, dijo.

Otro de los líderes, quien prefirió no revelar su identidad, dijo que se cansaron de hacer marchas y les prometieran en el papel soluciones que solo llevan al desconsuelo y ahondar el hambre y la miseria.

José del Carmen Abril, fiscal de Ascamcat, dijo que como asociación esperan lograr acuerdos en el encuentro que anunció el gobernador de Norte de Santander, Edgar Díaz Contreras, para este miércoles en Tibú a partir de las 9 de la mañana y al que asistirían el ministro de Agricultura, Francisco Estupiñán Heredia y la directora del Incoder, Myriam Villegas. Además de los alcaldes de los siete municipios del Catatumbo, personeros, concejales y líderes campesinos.

El líder recibió con beneplácito los anuncios de Díaz Contreras sobre la salida de los erradicadores de cultivos ilícitos este jueves. Sin embargo, dijo que depende de la voluntad del Estado llegar a una salida concertada.

“Después de 70 años de explotación de petróleo nos cansamos de ver a las comunidades viviendo en casas de tabla mientras las multinacionales explotan los recursos del Catatumbo y enriquecen a otros países”, señaló Abril.

Seguridad Catatumbo

A raíz de los enfrentamientos con el escuadrón antimotines los campesinos organizaron un grupo al que denominaron: seguridad Catatumbo, para cuidarse entre ellos y hacer frente a lo que llaman atropellos por parte de la fuerza pública.

“El Estado nos tilda de terroristas y guerrilleros, somos campesinos que estamos ejerciendo nuestro derecho a reclamar mejores opciones de vida”, dijo uno de los líderes del grupo.

Para identificarse portan en el brazo derecho un brazalete con la insignia seguridad Catatumbo. Los encargados de la seguridad son 25 hombres quienes a su vez agrupan a otros manifestantes.

“Si el Esmad nos ataca con gases lacrimógenos y hasta con tiros de fusil, les respondemos con bombas que fabricamos con gasolina en envases de vidrio y papas bomba que elaboramos con pólvora negra que se extrae de los tiros de escopeta”, dijo.

En el grupo de manifestantes hay centenares de menores de edad, que portan capuchas y permanecen con caucheras y piedras en sus bolsillos.

Denuncias de atropellos

Judith Maldonado, directora del Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez, manifestó que en la visita de este domingo se constató la zozobra y el miedo que reina en la zona.

“En La Aduana a nuestra llegada corrió el rumor de presencia del Esmad y los ánimos se avivaron, fueron momentos de tensión que finalmente terminaron en un rumor”, dijo.

Maldonado señaló que las mayores denuncias de atropellos por parte de la fuerza pública se registraron en La Cuatro, donde los manifestantes reseñaron la quema de casas, de motos, la destrucción de neveras, televisores y el saqueo de tiendas.

“Fuimos a las casas afectadas y negocios donde se constató la veracidad de la información y las personas atribuyen los hechos al escuadrón antimotines”, indicó. “También conversamos con los heridos por gases y golpes”.

Una de las habitantes de la zona, que tiene 14 años de vivir en ese punto que conecta con el corregimiento La Gabarra, el casco urbano de Tibú y Cúcuta, denunció que el Esmad le prendió fuego a su vivienda de tablas y en el incidente perdió enseres y dinero que guardaba al interior de la casa.

Maldonado calificó de productiva la visita y señaló que es importante constatar en la zona lo que sucede para no quedarse solo con las versiones que reciben por celulares desde Cúcuta.

El obispo de la Diócesis de Tibú, Omar Alberto Sánchez Cubillos, reseñó que el ambiente en la zona es crítico y los ocho días de protesta han pasado por diferentes episodios.

Monseñor señaló que como iglesia apoyan la propuesta de suspender por dos meses la erradicación y en ese tiempo buscar salidas concertadas tal como lo piden las comunidades asentadas en la zona.

Mientras tanto, en La Cuatro ‘huele’ a guerra y el ambiente es de tensión por la no presencia que hizo este domingo el escuadrón antimotines.