Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

Paro nacional agrario y popular
Barbosa, Antioquia: Los bloqueos se levantan, el paro continúa
Cindy Lopera / Lunes 9 de septiembre de 2013
 

Pese a los anuncios que desde varias regiones y desde el gobierno nacional se han realizado sobre el fin de los bloqueos de vías en algunas de las principales carreteras de país y la subsecuente terminación del paro agrario y popular; las causas que dieron origen al inconformismo generalizado y la decisión de tomarse las calles, siguen sin ser resueltas. Por lo tanto el paro nacional continúa vigente.

Desde el campamento de refugio humanitario en el municipio de Barbosa, donde más de cuatro mil personas entre campesinos, indígenas y mineros se encuentran reunidos desde hace más de 20 días, se reitera el compromiso con las comunidades que aún permanecen en sus veredas resistiendo la arremetida de un Estado que en lugar de ayudas hace presencia con su brazo represivo.

El estado de salud de algunos niños, mujeres y ancianos ha flaqueado un poco por los efectos que dejan las armas represivas con las que arremete la policía contra el pueblo colombiano; esto hace perentorio el relevo de los manifestantes, devolviendo a los más débiles a sus hogares y dejando venir a quienes su indignación los ha hecho salir a las calles y decir no más.

Existen diferentes modos de manifestarse y de demostrar el inconformismo que generan años de abandono al campo colombiano, más ahora con la arremetida de los tratados de libre comercio con varias potencias mundiales con las que el país y los trabajadores del campo no están en posibilidad de competir; el bloqueo de las vías es sólo una de estos modos. El declararse y permanecer en campamento de refugio humanitario en contra de los intentos de sabotaje de las autoridades municipales de Barbosa, constituye un acto de resistencia que debe ser reconocido nacional e internacionalmente como mecanismo de defensa ante las constantes agresiones de la fuerza policial.

Estos modos de manifestación han sido pacíficos y las vías de hecho se han tomado como última medida ante años de represión y abandono. Estas manifestaciones se encuentran infiltradas, pero muy por el contrario de lo que pretenden mostrar los medios de comunicación hegemónicos, no es por la insurgencia, sino por agentes de las fuerzas armadas que vestidos de civil se escabullen entre los manifestantes y realizan actos de sabotaje al mismo pueblo colombiano que está apoyando el paro para de esta manera justificar luego la represión de estas mismas fuerzas armadas.

Son muchos los heridos, los muertos y las pérdidas materiales que han dejado estos días de paros, si no se visualizan soluciones reales que garanticen el retorno sin consecuencias para líderes y marchantes a sus tierras para trabajar para ellos y para su país, no para multinacionales que son dueñas del suelo y del subsuelo. Los manifestantes continuarán en Barbosa cualificandose, estudiando y organizándose para estar a la altura de la gran manifestación nacional agraria y popular.

El paro continúa más vivo que nunca, se tomarán fuerzas de la rabia que produce el hambre, la falta de oportunidades, la deficiente infraestructura, la carencia de servicios públicos, en fin, el abandono en el que se tiene sumergido a millones de colombianos que buscan trabajar el campo. Hasta ahora los habitantes de las ciudades han entendido también cómo este abandono se ve reflejado en la vida diaria de las grandes urbes y han salido también a manifestarse en las principales capitales del país.

Los jóvenes y los estudiantes se vincularán también a la lucha, con la imaginación como mejor arma, pronto las calles se verán inundadas por ríos de personas que mostrarán a los incrédulos del mundo que el paro agrario y popular sí existe y que mientras unos pocos se queden con el trabajo de mucho, las calles y los campos serán los escenarios de lucha y resistencia de pueblo colombiano.