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El tal Pacto agrario, mucho tilín tilín y nada de paletas
El tal Pacto agrario de Santos tiene mucho anuncio, mucho decreto y mucha burocracia para maquillar su decadente gobierno. Sigue sin solución la crisis del agro colombiano y las organizaciones populares anuncian nuevas acciones colectivas contra la violencia y por la democracia rural.
Horacio Duque Giraldo / Sábado 14 de septiembre de 2013
 

El pasado 12 de septiembre, se reunió en las instalaciones de la Caja de Compensación Familiar Compensar el tal Pacto agrario convocado por el señor Santos para emitir un conjunto de políticas orientadas a resolver los graves problemas del campo colombiano, puestos en evidencia por el potente paro de los trabajadores agrarios que aún no termina porque la movilización persiste en el sur del Tolima, en Caquetá, en Aguachica, en el Meta y otros lugares del territorio nacional.

El encuentro se integró con los grandes empresarios del agro, con poderosos ganaderos, con los gremios, con banqueros, con reconocidos latifundistas y despojadores fraudulentos de las tierras estatales, entre quienes se encontraba el flamante palmero valluno que designaron recientemente nuevo Ministro de Agricultura encargado de adelantar la famosa revolución agraria del señor Santos, que hoy es un completo fracaso dada su naturaleza demagógica. Basta con examinar los resultados de la Ley de Víctimas y restitución de tierras para darse cuenta en que va todo este montaje oficialista. Por supuesto, la asamblea se inundó de la burocracia parásita y mediocre de ministerios, institutos, gobernaciones y alcaldías, que florece con la corrupción y manipulación de la institucionalidad feudal y señorial del Estado.

Digámoslo en otros términos, el tal Pacto no es más que otro nombre para la Locomotora agraria del Plan Nacional de Desarrollo que ha servido para favorecer, aún más, la concentración de la propiedad rural en manos de una camarilla de terratenientes oscuros y, obviamente, ahondar la crisis social, económica y política de millones de seres humanos desplazados y violentados por los aparatos policiales del gobierno de turno.

Han sido expedidos 5 decretos y anunciados abultados cupos de exportación hacia Venezuela, en contubernio con la podrida boliburguesía del vecino país, para enriquecer los amigotes del gobierno originarios del "poder popular", algunos bien disfrazados de "izquierdistas", pero enchufadas en CADIVI y el Ministerio de los Alimentos de Caracas, de donde extraen millones de dolares para financiar campañas en Colombia con tinte seudopopulista y patriótico.

Los decretos todos son irrelevantes y se aseguran de crear más burocracia (con un Vice Ministerio de Desarrollo Rural y un Sistema de Participación) para atender los apetitos clientelares de los senadores, en momentos en que el dueño de la Casa de Nariño da pasos para obtener una reelección que cada día luce más como una quimera, por lo que indican todas las encuestas que muestran un colapso de la administración vigente, que si acaso logrará terminar su mandato constitucional en el marco del denominado Estado Social de Derecho que ha servido como plataforma para los "falsos positivos", el festín financiero global, la invasión del Ecuador, el liberticida fuero militar, la impunidad de la parapolítica, la pérdida de San Andrés, la ruina de la salud, la debacle de la educación pública y la destrucción ambiental propiciada por la Locomotora minera de las multinacionales.

Mucho anuncio y nada concreto. Mucho tilín tilín y nada de paletas. Mucho ruido y pocas nueces, al estilo del señor Santos, tan adicto a la publicidad y al juego de las máscaras.

Al tiempo de esta farsa, los campesinos y los movimientos populares realizaron una Asamblea nacional en las instalaciones de la Universidad Nacional. Todos los informes pusieron al desnudo la verdad del santismo agrario. Represión, muerte, violencia, judicialización y cárcel para miles de personas. Son centenares las víctimas del asesino ESMAD por todo el país, incluido Suba y Bogotá, donde los agentes del orden actuaron como maquinas de muerte para aplastar la inconformidad.

La acción colectiva rural sigue vigente y en auge. Vendrán nuevas jornadas, con otras formas de lucha y acción, para imponer verdaderas soluciones en el agro, en un sentido democrático y progresista.

Octubre presenciará nuevas manifestaciones y bloqueos de carreteras. La propuesta de unas consultas populares para anular los Tratados de Libre Comercio y las apropiaciones fraudulentas de tierras estatales llevadas a cabo por el nuevo Ministro Lizarralde, ganan espacio en la organización del movimiento social rural nacional. Igual, la consulta para que los colombianos expresen su apoyo a un Plan Agrario popular que cambie radicalmente el vetusto sistema rural de la oligarquía latifundista causante del desastre social de millones de seres humanos.

Vamos con la 9 papeleta agraria que acompañe la 8 de la salud.

No hay que hacerse más ilusiones con los paños de agua tibia de Santos. Este caballero es un farsante al que se le agoto la gasolina y es preciso explorar otras alternativas para salir de la profunda crisis política del Estado oligarquico y su régimen político, desquiciado por el formidable alzamiento popular registrado en las tres últimas semanas.

Vivimos, como en el resto de Latinoamérica, la época de los movimientos sociales y políticos que batallan contra el neoliberalismo.