Agencia Prensa Rural

Debate
Echo mis restos a un debate
Alfredo Valdivieso / Domingo 27 de abril de 2014
 

No sé si es que soy un catabro del cámbrico o el pleistoceno (pues tengo una caterva de camaradas neandertales del paleolítico) pero creo aún que el planteamiento de los barbudos Marx y Engels siguen vigentes. El proletariado –“la moderna clase de trabajadores asalariados libres sin propiedad alguna sobre los medios de producción”– es el sector social llamado a revolucionar la sociedad, pues no tiene apego a ninguna propiedad, que jamás ha tenido. Por eso creo que ninguna subclase o capa media, por revolucionaria que aparente ser, va a transformar radicalmente la sociedad.

Sigo creyendo, con Engels, que aunque Marx no ‘descubrió’ la existencia de las clases y sus luchas (pues en eso fue pionero el conde Saint Simon) sí fue el de Tréveris quien sistematizó las formas o esferas de su lucha; y continúo creyendo –viejo medio cristiano que soy– que esas luchas larvadas, encubiertas, pero que finalmente explotan o eclosionan, lo hacen con acento revolucionario.

Por eso no creo en los cantos de sirena de otro tipo de ‘revoluciones’ sociales. Pero el debate es si existe todavía proletariado, y si de existir esa clase social sigue siendo ‘revolucionaria’ y puede seguir siendo la ‘vanguardia de la revolución’.

Porque desde luego, hay una serie de síntomas, de ejemplificaciones, que podrían en nuestro caso –pues en Europa sí que las hay– llamar a la controversia. ¿Se acuerdan de los “indignados” de todo el viejo mundo salvo de Grecia? ¿Se parece a los indignados por el golpe de estado en Bogotá, defensores de Petro y votantes por el uribismo, o indiferentes, ‘voto-blanco’?

Los enormes contingentes de protesta campesina y popular del 2013, que tras sus jornadas llamaron a la ‘libertad para actuar’, pero ahora con una composición de un Congreso con el 97% de representantes del bloque de clases en el poder, defensores del modo de producción a ultranza, y la abrumadora mayoría comprometidos con el modelo neoliberal, sin cambios sustanciales, y que frente a las nuevas realidades aparecen como ‘aviones’ ¿serán la fórmula para imponer una nueva correlación?

Hoy los contingentes proletarios no están en las fábricas, muchas de las cuales están en proceso de extinción, y ergo, la ‘clase obrera’, o sector del proletariado fabril, industrial. Hoy existe hasta el llamado ‘tele trabajo’, la maquilación y especialmente la desregularización de las relaciones laborales y el contrato laboral. El contrato hasta por horas, el de ‘prestación de servicios’ y el de obra; muchos regulados por el Código Civil o el de Comercio ¿pero eso implica que haya desaparecido el proletariado como clase? ¿Los antiguos proletarios ahora son dueños de medios de producción? ¿Las herramientas y maquinarias son suyas? ¿Les pagan ‘su trabajo’ o su fuerza de trabajo? ¿Si es una clase precisa y exacta puede aspirar a una condición diferente? ¡Ese es el meollo del debate! ¡Y a ese convoco!