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Dos años del TLC Colombia-Estados Unidos: Sector agropecuario, el gran perdedor
Con el aumento de importaciones viene la reducción de precios internos, de áreas sembradas, de producción nacional agraria y, por supuesto, los ingresos en los hogares campesinos.
Iván Posada P. / Jueves 2 de octubre de 2014
 
Campesina colombiana. Foto TEDxGuatavita.

En mayo de 2014 se cumplieron dos años de vigencia del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, el acuerdo más significativo en los últimos años por sus repercusiones en todos los sectores y subsectores de la economía colombiana, entre ellos el agropecuario.

Estados Unidos logró mantener la protección a sus productos a través de subsidios a su agricultura, en tanto Colombia desmontó gran parte de los aranceles –en forma gradual según el producto- y el Sistema Andino de Franjas de Precios [1].

De la misma manera el tratado contempla una –entre muchas otras– cláusula no recíproca a EEUU, mediante la cual Colombia debe otorgar a este país cualquier preferencia arancelaria que negocie con otras naciones, si ésta es mayor a la concedida en el marco del TLC, la cual impide a Colombia otorgar acceso preferencial a otros países en negociaciones futuras.

Las cifras

Entre mayo del 2012, cuando entró en vigencia el TLC, y el 31 de marzo de 2014 las exportaciones a EEUU -sin incluir petróleo- ascendieron a seis mil millones de dólares, para un incremento anual de solo 3,3%.

Entre tanto, las importaciones colombianas en el mismo periodo fueron de cerca de 13 mil millones de dólares, un alza de 13%. De esta manera, el superávit comercial de Colombia con Estados Unidos (la diferencia entre exportaciones que superan a las importaciones) se redujo por primera vez desde el 2007, y pasó de 8.991 millones de dólares en el 2011 a 8.527 millones en el 2012. Varios estudios argumentan que esta tendencia se mantendrá en el corto y mediano plazo con las lesivas consecuencias para la soberanía alimentaria de los colombianos.

Una forma velada de restringir el ingreso de productos colombianos al mercado norteamericano es la estricta normatividad de Estados Unidos en materia sanitaria y fitosanitaria.

Por sectores, 11 registraron reducciones en sus importaciones y nueve aumentaron. Los mayores incrementos fueron en el sector agroindustrial –120,4%– y agricultura –32,8%–.

Con el aumento de importaciones viene la reducción de precios internos, de áreas sembradas, de producción nacional agraria y, por supuesto, los ingresos en los hogares campesinos.

Los impactos de este tratado en este sector permiten concluir que fue el gran perdedor, en contravía de las expectativas que se le crearon al país durante la negociación de este tratado.

Consecuencias

El paro agrario de agosto de 2013 tuvo como una de sus causas precisamente la importación masiva de alimentos desde Estados Unidos y de otros países. Las diferentes Dignidades, como se recordará, ocuparon vías y plazas públicas exigiendo la renegociación de los tratados firmados y la suspensión de otros en curso, y una política agraria integral de largo plazo que garantice la sostenibilidad del sector. Los hechos confirman la validez del movimiento agrario en contra de este tipo de tratados.

Los resultados a la fecha permiten concluir que los argumentos en contra de este tratado esgrimidos por el campesinado organizado, por los sectores democráticos y por la opinión pública en general, eran ciertos y válidos. Se pueden citar, entre otros, el desconocimiento de las diferencias en el tamaño y grado de desarrollo de las economías de las partes contratantes, y de los respectivos sectores agrarios de ambas naciones. Por ejemplo, el gigantesco subsidio de la agricultura norteamericana y el atraso técnico y las obsoletas relaciones obrero-patronales en el agro colombiano.

Lo laboral

“En el primer aniversario del tratado, el gobierno colombiano, sindicalistas y ONG discreparon, y agudamente, frente al cumplimiento que se la ha dado al Plan de Acción Laboral (PAL) que firmaron Washington y Bogotá como precondición para la aprobación del TLC entre ambos países.

El informe sostiene que desde la firma del PAL, 73 sindicalistas han sido asesinados a pesar de que el plan incluía nuevas disposiciones para evitar que la violencia contra este sector continuara.

Así mismo, denunciaron que se ha continuado con la subcontratación de empleados, solo que bajo nombres distintos, y que siguen existiendo muchos obstáculos para la formación de sindicatos” [2].

[1El Sistema Andino de Franjas de Precios es un mecanismo adoptado mediante el cual se estabiliza el costo de importación de un grupo especial de productos agropecuarios, caracterizados por una marcada inestabilidad en sus precios internacionales.

[2Recalca, Red Colombiana de Acción frente al libre comercio, boletín No. 11