Se creó la agenda ambiental en el III Campamento Ecológico de la ACVC
Descripción de los detalles del Campamento Ecológico que sirvieron para crear esta importante agenda ambiental de la Zona de Reserva Campesina del valle del río Cimitarra.
/ Sábado 11 de octubre de 2014
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Ya habían pasado cuatro años sin que realizara el campamento ecológico en el Valle del río Cimitarra. El anterior había contado con buenos recursos y por eso la convocatoria fue masiva. Esta vez disminuyó el personal y los recursos, pero no así el trabajo ni las propuestas para una nueva agenda ambiental y un plan de trabajo en conjunto con estudiantes, campesinos, profesores, niños, jóvenes, artistas, pescadores, investigadores y gran variedad de participantes.
El campamento inició con un conversatorio en la Unipaz el 2 de octubre, donde estudiantes y profesores de ingeniería de esa Universidad pudieron conocer los proyectos que está realizando la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra en la zona de reserva campesina que ha sido reactivada desde el 2011 y que han realizado un plan de desarrollo sostenible (2012-2015). Los participantes al conversatorio se propusieron, desde sus clases, hacer parte de las investigaciones que desarrolla la Asociación y plantear metodologías que aporten, desde la academia, nuevas visiones y retos en el territorio.
Desde el sábado 4 de octubre en la mañana empezaron a llegar las delegaciones a la USO, donde sería el encuentro para luego salir a Puerto Argentina, que era el lugar de embarcación. Unas 300 personas atendieron el llamado al campamento, la mitad venían de la región de la ACVC y la otra mitad de diferentes ciudades del país.
Un recorrido de cuatro horas tardó la llegada hasta el Cagüí, corregimiento de Cantagallo, sur de Bolívar. Miles de aves iban saludando por todo el camino y abundancia de agua se veía a los alrededores. El sol estaba potente, y así todos con la esperanza de llegar a un lugar encantador que a nadie desilusionó, porque la caída del atardecer se reflejaba en la gran ciénaga de San Lorenzo.
Para los habitantes del Cagüí fue una alegría ver tanta gente allí, cuando solo 45 personas lo habitan. La música estuvo presente todos los días del campamento. También fuertes lluvias visitaron las carpas y pusieron a alerta a los participantes.
El segundo día fue de recorridos ecoturísticos. Un grupo hizo una caminata al río Yanacué que duró todo el día, con charcos para nadar, mucha vegetación, un lugar virgen y puro, como decían algunos campesinos, ya que no ha sido intervenido por el hombre. Agua clara y un aire lleno de olores selváticos.
Otro grupo hizo un recorrido por las islas de la ciénaga de San Lorenzo donde conocieron un poco la historia de violencia y supervivencia que han sufrido los campesinos allí. Estas islas se conservan algunas con unas cuantas casas, otras abandonadas, porque muchos no quisieron regresar.
Y el otro grupo hizo un viaje hacia las cascadas donde quedaron maravillados con tanta belleza natural a pesar de que el agua les llegaba hasta el cuello todo el tiempo por las inundaciones de la lluvia de la noche anterior.
En la noche los deportistas jugaron partidos de fútbol, cantaron al son de las tamboras y las gaitas, es decir, celebraron el arte de la región. También hubo danzas.
El tercer día ya fue la jornada de trabajo, aquí se desarrollaron tres temáticas en tres islas diferentes: 1) Impactos medioambientales de megaproyectos minero-energéticos y latifundio - Procesos de resistencia. Este fue en la isla La Repunta De Ruteco. 2) Gestión ambiental de los recursos naturales, desarrollo sustentable, agroecología, saneamiento básico, en la isla No Hay Como Dios. Y 3) Figuras de protección para territorios en la zona de reserva campesina, en la isla Bucaramanga.
En la noche hubo muestra de documentales que los diferentes colectivos allí presentes habían realizado, todos basados en temas ambientales. También se inició un mural como regalo y un poco de color al corregimiento.
Al día siguiente se leyeron las conclusiones de esas mesas de trabajo que servirían de insumo para la creación de la agenda ambiental. Y ese mismo día fue la salida hacia Barrancabermeja para la clausura y cierre del campamento. De nuevo el sol estaba aguardando para el viaje en canoa porque salió justo cuando todos embarcaban de regreso.
Y el último día, 8, organizaciones y dirigentes dieron el saludo al campamento y expresaron su alegría al vernos de regreso, con la piel más oscura, con nuevas ideas y propuestas y con grandes paisajes en los ojos. El profesor Miguel Mejía, de Parques Naturales, dio una conferencia sobre agroecología. Más música y danzas cerraron en el club Infantas de la USO, al mismo tiempo que las delegaciones iban retornando a sus lugares de origen.
Finalmente la agenda ambiental arrojó puntos valiosos que son necesarios resaltar aquí, ya que era el objetivo central, y que fue posible crear dentro de ese programa del campamento, porque cada detalle que allí se vivió sirvió de insumo para la creación de esta importante agenda.
Hay unos cambios que se han propuesto en la Zona de Reserva Campesina con una serie de actividades, unos aliados y unos recursos que han permitido que el territorio se mantenga y que las comunidades puedan decidir sobre él. Esta agenda lo que hace es mantener este trabajo y aplicarlo según el contexto que se presente en la región.
Por ejemplo, en el plazo de dos años las comunidades han formalizado sus tierras. En cuatro años se ha logrado la sustitución de cultivos de uso ilícito. En un año se ha formulado un plan de compensaciones concertado con las comunidades campesinas. En un año se ha creado, promovido y fortalecido la organización política de las comunidades. En seis años se ha frenado la entrada de multinacionales y su expansión. En cuatro años se ha ejecutado el plan de desarrollo sostenible.
En dos años las comunidades se han concientizado de la biodiversidad presente en la ZRC, su manejo y aprovechamiento con un enfoque agroecológico. En tres años las comunidades han establecido y socializado planes para ejercer control sobre la caza, pesca de especies autóctonas. En un plazo de dos años se ha declarado el polígono de la franja amarilla como parque nacional natural y en esa zona de franja amarilla solamente se realizan actividades de tipo ecoturístico y de investigación, entre muchos otros cambios que se han realizado y se realizarán de aquí en adelante.