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Los presos colombianos víctimas del desarrollo
Fredy Julián Cortés Urquijo / Domingo 2 de noviembre de 2014
 

Fredy Julián Cortés Urquijo es Ingeniero Mecánico de la Universidad Nacional, profesor auxiliar en la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Bogotá y estudiante de maestría en Ingeniería de la UN. Pofesional con una destacada formación ética, técnica y humana donde se resaltan sus trabajos e investigaciones para la agroindustria a través de proyectos financiados por Colciencias en convenio con Corpoica (Corporación Colombiana de Investigacion Agropopecuaria), la Universidad Nacional y la Universidad Industrial de Santander, durante los últimos años prestó sus servicios como profesor auxiliar de posgrado en los cursos Taller Agrícola 1 y 3 del Departamento de Ingeniería Civil y Agrícola de la Universidad Nacional. Se vinculó a la UN como docente auxiliar de la Facultad de Ingeniería para dar los cursos Taller Agrícola II en el mismo departamento. Para el segundo semestre de 2009, tramitó la vinculación como profesor auxiliar para dictar el curso Elementos de máquinas agrícolas, así mismo se destaca profesionalmente en asesorías a diversas empresas del sector privado.

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El pasado 26 de octubre, la delegación de la insurgencia de las FARC-EP en la Habana sorprendía a la opinión pública, con un nuevo término para referirse a quienes han sufrido las consecuencias del modelo de desarrollo impuesto en América Latina, y en el caso particular de Colombia, llamando a estos “víctimas del desarrollo”. Dentro de lo que la delegación ha llamado propuestas mínimas para el reconocimiento de las víctimas, dicen: “el modelo económico y la política económica han sido factores históricos del origen y persistencia de procesos de victimización política, económica, social y cultural”.

Esta podría parecer una arista mas de tantas que tiene el conflicto colombiano, y podría pensarse que lo único que hace es complicar las cosas al poner mas talanqueras y definiciones tratando de encontrar los responsables de nuestra desgracia nacional. Así como van las cosas, hablando de los responsables históricos de la persecución contra la izquierda colombiana, y en general, del conflicto armado en Colombia, ya se ha hablado no solo de los autores materiales como líderes paramilitares y militares con vinculación y rango dentro de estas estructuras, sino también de los responsables intelectuales, quienes terminan siendo el mismo Estado colombiano, varios empresarios nacionales y multinacionales que apoyaron financieramente a los grupos paramilitares.

Sin embargo es muy importante que ahora también se empiece hablar de los responsables indirectos, esos que gracias al efecto mariposa terminan siendo protagonistas invisibles de nuestra realidad y, en palabras comunes, se hacen los pendejos al aceptar responsabilidades. Años atrás el líder indígena Embera, Kimi Pernía Domicó quien dedicó sus esfuerzos para luchar en contra de la represa de Urrá y en defensa del agua, y quien fuese asesinado por los paramilitares en el 2001 como confesó Salvatore Mancuso, pronunciaba estas palabras: “A nosotros nos han acusado de estar en contra del desarrollo. Esa es una palabra difícil. Como decía un líder indígena, más que analizar el desarrollo, lo que nos ha tocado a nosotros es defendernos de él”.

En su sabiduría, el líder Embera coincidía con buena parte de los colombianos entendiendo claramente quiénes son los verdaderos responsables de nuestra desgracia y que al pueblo colombiano le ha tocado defenderse del modelo de desarrollo mas que disfrutarlo. Un ejemplo clásico que frecuentemente usamos para referirnos sobre las víctimas del modelo económico, es la cifra de niños que mueren por hambre en Colombia. Paradójicamente, siempre se nos había dicho durante muchos años que el problema de Colombia eran las FARC, pero resulta que durante esos mismos años yacían muertos más niños de hambre, que como resultado del conflicto armado. Según cifras presentadas en el periódico Portafolio, 5.000 niños morían de hambre en el año 2011. Lo mismo ocurre con las cifras de muertes violentas (14.782 en 2013) y las víctimas de accidentes de tránsito (6.000 en el 2009); así pues, se pone en evidencia que han sido mas peligrosos los parachoques de los automóviles que los fusiles de las FARC. A pesar de esto, Uribe tenía a la mayoría de los colombianos convencidos de que la insurgencia era el principal problema del país.

Todo modelo de desarrollo que promueve un estado se plasma en políticas que se concentran en determinados sectores; desde la izquierda se han hecho fuertes críticas a la política económica, la política agraria, la política petrolera, pero quienes padecimos la cárcel, reflexionamos también sobre la política criminal en Colombia, la cual hace parte fundamental del modelo de desarrollo y como tal, hace parte de la maquinaria que beneficia el capital. Así lo describe la reciente infografía del periódico El Tiempo titulada “el país detrás de las rejas”, donde menciona que de los casi 120.000 prisioneros, 1.441 trabajan en 61 maquilas de empresas privadas, obviamente, como lo pudimos constatar presencialmente, estas empresas no cumplen siquiera con el salario mínimo legal vigente para pagarles a los internos. De esta manera, los prisioneros se convierten en una fuerza de trabajo importante (aunque en las cárceles también hay desempleo), que lucra unos cuantos bolsillos con la connivencia de las autoridades. Pese a existir varias sentencias de las cortes obligando a pagar el salario justo a los prisioneros, esta situación no ha cambiado; y por el contrario, se vuelve una atractiva alternativa para empresarios que quieran aumentar sus ganancias a costa de mano de obra mas barata que la del mercado laboral puertas afuera de las cárceles.

Este es tan solo un ejemplo de todo el potencial de negocio que pueden a llegar a ser las cárceles, como ocurre actualmente en EEUU, donde las prisiones que han sido privatizadas, como fruto de la política neoliberal, generan jugosos beneficios producto del mercado carcelario. De esta manera, los presos son a su vez clientes y hay que darles un buen servicio que se cobra al Estado, o a ellos mismos con su mano de obra. A más delincuentes, más presos, más clientes y más dividendos. Así las cosas, se entiende cómo el proyecto neoliberal también tiene un espacio de negocio para potenciales clientes desechados por el mismo sistema que los excluye de múltiples formas. La sociedad del terror también genera dividendos, el mercado de cámaras de vigilancia, aparatos electrónicos, vigilancia privada, aumento de pie de fuerza, armas antidisturbios, y demás negocios colaterales, también se benefician del aumento de la delincuencia y del miedo generalizado que este genera.

Incluso usted señor lector, si se arrima a su ventana, se dará cuenta que esa reja metálica - tan extraña para el extranjero pero tan común para el colombiano-, que lo protege de la delincuencia exacerbada por el modelo de desarrollo, paradójicamente, también beneficia económicamente a la empresa que fabrica las rejas metálicas. Las paradojas del capitalismo.

REFERENCIAS

Beltrán, M. (Abril, 2013). Colombia: Cárceles de la miseria y miseria de las cárceles (30/04/2013) http://www.traspasalosmuros.net/node/1295

Cortés, J. (sep, 2012). Para donde va la política criminal en Colombia. Periódico Voz, edicion 2655. https://www.scribd.com/doc/148381665/Para-Donde-Va-La-Politica-Criminal-en-Colombia

Jaramillo, E. (2011). Kimy, palabra y espiritu de un rio.

El Tiempo. Infografía: El país detrás de las rejas. (Nov 1, 2014)

http://www.eltiempo.com/multimedia/infografias/carceles-y-presos-de-colombia/14739475?hootPostID=e9dc6d4db845a1772d6482339453fcf6

Portafolio. (dic 16,2011). Al menos 5000 niños mueren hambre al año en Colombia
http://www.portafolio.co/economia/al-menos-5000-ninos-mueren-hambre-al-ano-colombia

El Espectador, (22 nov, 2010). En Colombia las muertes por accidente de tránsito triplican a las del conflicto armado. http://www.elespectador.com/noticias/nacional/colombia-muertes-accidente-de-transito-triplican-del-co-articulo-236122

El Espectador, (5 ene, 2014). Colombia registró 14.782 homicidios en 2013, 8% menos que en 2012. http://www.elespectador.com/noticias/judicial/colombia-registro-14782-homicidios-2013-8-menos-2012-articulo-467041