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Sectarismo y discriminación en la ciudad de Bogotá
Santiago Romero Osorio / Domingo 16 de noviembre de 2014
 

Recientemente, con la propuesta del alcalde Gustavo Petro de dar viviendas en el barrio Chicó a las personas afectadas por el conflicto, han surgido fuertes críticas y comentarios en los cuales se puede evidenciar en su plenitud el clasismo que existe en la capital del país.

Estar o no de acuerdo con lo que se pretende hacer es complicado, pues previamente se debería hacer un análisis completo de las ventajas y posibles desventajas de este proyecto, lo que en este breve escrito se pretende criticar es el revuelo que esto generó en los habitantes de esta zona de la ciudad, las reacciones negativas e incluso discriminatorias que se tuvieron contra quienes en este asunto, han simplemente sido víctimas del conflicto que ha estado acabando con nuestro país desde hace muchos años.

Desde un principio, el problema que se puede evidenciar en esta situación es el deseo por quienes viven allá de evitar a toda costa la llegada de personas desplazadas a su “comunidad” pero, ¿Por qué los residentes de este sector no acogen a estas personas con normalidad? ¿Por qué se sigue con la concepción que deben existir por lógica unos ricos, que tienen todo, y otros, denominados pobres, quienes no tienen nada?

La raíz de este conflicto nace en el momento en el que se naturaliza esta situación, es decir, se piensa que es normal y debe ser así que exista una barrera entre unos y otros que los separe por distintos aspectos, especialmente, el económico. Esta barrera imaginaria que se ha creado es la gestora de actos y hechos discriminatorios en nuestra sociedad que lo único que hace es aumentar la violencia en nuestro territorio reproduciendo cada día más esa semilla negativa de la desigualdad.

Por otra parte, es muy triste que los medios masivos de comunicación, como es costumbre, a través de sus reportajes y en la forma como se transmiten las noticias, lo único que buscan sea reforzar estas problemáticas. Precisamente se da el ejemplo sobre la situación que estamos tratando aquí, el día domingo, mientras se daba a conocer la información, Noticias Caracol envío a una persona quien entrevistaba a los habitantes del barrio Chicó, estos daban sus despectivas respuestas diciendo que no era posible llevar a “esa gente” a vivir en un barrio como ése e incluso uno de ellos afirmó que “esa gente no tiene la capacidad ni la cultura para vivir aquí”.

Hablamos de cultura y capacidades cuando no somos capaces de admitir al otro, de reconocer que todos somos seres iguales, de pensar que el hecho de tener dinero me da el poder de hacer con el otro lo que a mí me place, de tratarlo y violentarlo como me da la gana. Sectarismo, clasismo y centralismo evidentes en un hecho tan sencillo como éste, donde se discrimina y se rechaza al otro por su condición, donde se siguen manteniendo a estos como los malos del cuento o los que deben estar aparte.

Ahora bien, qué tal el hecho de hacer comparaciones entre almacenes de cadena y una tienda común en un barrio de otro sector de la ciudad, esto no tiene cabida. Muchas soluciones pueden existir para esto, pero cuando Noticias Caracol hace este tipo de cosas, lo único que está haciendo es dar por hecho que es imposible la convivencia de las personas víctimas del conflicto junto a quienes se hacen llamar “ricos” o “clase alta del país”.

Cuando una cadena “informativa” como ésta muestra las cosas desde ese punto de vista, la población cegada apoya y defiende estas ideas y por supuesto se une al grupo de quienes no ven posible una convivencia entre seres humanos iguales y no entre “ricos y pobres”. Allí es decisión de cada persona en cómo acoge y recibe las noticias, pero también está en cada uno de nosotros derrumbar y acabar con ese muro que nos está convirtiendo en cómplices silenciosos del conflicto, y no solo se ve evidente en un hecho como éste, sino en diferentes acciones que realizamos y permitimos en nuestro diario vivir.

Para concluir, solo quisiera dejar una cuestión, ¿hasta cuándo? hasta cuándo ricos y pobres, hasta cuándo estos pensamientos egoístas y egocéntricos, hasta cuándo romperemos las barreras indiferentes y discriminatorias entre colombianos, hasta cuándo derribaremos ese muro que divide a la población y por último, hasta cuándo acabará esta penosa y deplorable situación en nuestro país, ¿hasta cuándo?