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Nuevo agravio militar en Caquetá: “El Ejército nos disparó”
Este es el segundo episodio militar en dos meses que ha puesto en grave riesgo la vida de la población civil, dejando en evidencia la falta de compromiso de un Ejército que se ensaña con su pueblo y no muestra ningún compromiso con la esperanza de paz que prima en medio del pueblo colombiano.
Andrés Arias / Jueves 27 de noviembre de 2014
 

Es una verdadera tragedia por la que está pasando la familia Andica Castillo, pues uno de sus hijos murió, mientras otro de 8 años y un joven de 22 años de edad resultaron heridos por impactos de fusil y esquirlas lanzados irresponsablemente por integrantes del Comando Élite Júpiter, recientemente creado, supuestamente para generar “bienestar” en los campos caqueteños, históricamente golpeados por el flagelo de la guerra.

De acuerdo con el testimonio de Adán Andica, padre del menor fallecido y de los otros dos heridos:

“Un pelotón de soldados estaba acampado en los alrededores de la humilde vivienda de tabla y zinc, en la que vivimos. José Albeiro salió sobre las cinco de la mañana hacia un pastal donde haría sus necesidades fisiológicas. Él salió con mucho miedo, porque conocemos lo que pueden hacer los militares por nuestra vereda. Cuando él iba a ingresar a la casa a seguir durmiendo, se escucharon varias ráfagas y algunos estruendos y fue ahí cuando mi muchacho recibió un tiro de fusil en el cuello, razón por la que de inmediato perdió la vida. Yo en medio del llanto y la tristeza recogí a mi hijo; allí pregunté por los demás y fue cuando vi a mis otros dos hijos con varias esquirlas en sus cuerpos”.

Según confirmó el campesino y padre de las víctimas en este hecho, algunos integrantes del pelotón de soldados que estaba en las afueras de la vivienda lo insultaron por reclamarles lo que había pasado.

“En medio de la balacera y luego de que mis dos hijos que estaban heridos me gritan y me dicen que estaban muy asustados, viendo a mi hijo Albeiro muerto y lleno de sangre, el dolor de ver a un hijo muerto y a los otros dos heridos me invadió, los abracé y comencé a llorar, e inmediatamente salí de la casa y les grité reclamando a los soldados que pararan de disparar que nosotros éramos unos pobres campesinos, pobres y trabajadores, a lo que ellos me gritaban que me callara, que yo era auxiliador de la FARC, que eso me pasaba por sapo y por gustarme dormir con ellos. Yo no tengo la culpa de que la guerrilla frecuente la zona”, aseguró don Adán.

Falta grave del Ejército

Este humilde campesino asegura que la muerte de uno de sus hijos y las heridas ocasionadas a sus otros dos fueron por la irresponsabilidad del Ejército, pues ellos llevaban varias horas alrededor de su vivienda y no les importó abrir fuego contra un supuesto comando guerrillero, sin importar que en medio de la confrontación había una vivienda, poniendo en grave riesgo la integridad de una familia entera. Pero eso no fue todo, tampoco permitieron que la familia de las víctimas buscaran apoyo en sus vecinos, y ante este delito prefirieron esconderlo de la sociedad caqueteña.

A los jóvenes heridos no se les permitió ser atendidos en la inspección de San Antonio de Getuchá por los galenos del centro de salud y siempre fueron atendido por médicos militares. El cadáver del menor de 17 años estuvo bajo su jurisdicción por casi dos días. En la llegada del cuerpo a la ciudad de Florencia, dos periodistas que buscaban la noticia fueron retenidos de forma ilegal por los militares para impedir que estos tomaran las respectivas evidencias, en franca violación de los derechos humanos. Tampoco permitieron la realización de las pruebas balísticas en una autopsia con garantías, y por si fuera poco impedían que el padre del menor se comunicara o rindiera declaraciones a la prensa.

Aunque en un comunicado de prensa el general Emiro José Barrios, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Júpiter, asegura que los pequeños murieron producto de la confrontación, hay otra realidad, que este es el segundo episodio militar en dos meses que ha puesto en grave riesgo la vida de la población civil, dejando en evidencia la falta de compromiso de un Ejército que se ensaña con su pueblo y no muestra ningún compromiso con la esperanza de paz que prima en medio del pueblo colombiano.