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Voces de paz o voces de guerra
Más que una concesión a la guerrilla, las Zonas de Reserva Campesina son ley de la República
Héctor Pineda S. / Martes 13 de enero de 2015
 

Voces de paz o voces de guerra

El pastranismo ha sido opositor de la paz pactada, por supuesto, exceptuando el proceso (fallido) que les correspondió liderar a Andrés Pastrana, que quedó grabado en la foto de la “silla vacía” en la Zona de Despeje y el discurso-reclamo en la voz de Joaquín Gómez (delegado de Marulanda) “de las gallinas, cerdos, mulas y animales domésticos muertos en los bombardeos de Marquetalia”.

Entonces, el año 2015, que voces vaticinan como año de la paz, en carta al presidente Juan Manuel Santos, con plena y calculada intención, Andrés Pastrana utiliza el tema de la paz (léase negociación con las Farc) para enviarle un certero vainazo al expresidente Ernesto Samper, acérrimo contradictor suyo, por cuenta del “elefante” de los dineros del narcotráfico (cartel de Cali) con los que se financió la campaña de este último. La respuesta, por cuenta del Ministro del Interior, no se hizo esperar: “cartas mentirosas y delirantes”, calificó el ministro Cristo, reconocido escudero samperista.

Pero la almendra de la epístola de pastranista, sin duda, son los interrogantes que invoca el exmandatario para sembrar dudas con respecto a lo acordado en La Habana. Si mi memoria no falla, guardando las debidas proporciones, son similares a las malquerencias oposicionistas que el expresidente padre Misael Pastrana (fallecido), desde el partido de la oposición, le planteó al presidente Virgilio Barco para oponerse al proceso de paz (exitoso) con el M-19, que este año (marzo) cumple el primer cuarto de siglo.

En tono pendenciero, afirma Pastrana que el Gobierno le ha entregado todo a las Farc. Habla, por ejemplo, de las Zonas de Reserva Campesina (ZRC), pero olvida aclarar que más que una concesión a la guerrilla, las ZRC son ley de la República con la cual, entre otras, se pretende aminorar la brecha de las desigualdades en la ruralidad colombiana. Probablemente la preocupación pastranista tenga que ver con la eventual afectación de los intereses de los dueños de tierras ociosas o dedicadas a la ganadería insostenible. Activar el agro, entonces, no significa revivir el fantasma de las “repúblicas independientes” que asusta a algunos “goditos” en Colombia.

También Pastrana siembra dudas con respecto a las “circunscripciones electorales”, intentando hacer creer que es una dádiva excesiva del gobierno Santos a la guerrilla. Circunscripciones especiales para participar en política, otro de los temas cizañeros del exmandatario, no son nada nuevas en el ordenamiento jurídico. De ellas fueron beneficiarios excombatientes del EPL y otras guerrillas, incluida la incorporación en constituyente de 1991 (Pastrana padre renunció), como también la participación electoral en varios municipios del país. Francisco Rojas Birry, por ejemplo, fue concejal de Bogotá en representación de la CRS (disidencia desmovilizada del ELN) por “Circunscripción Especial de Paz”.

“La entrega de armas”, que inquieta al expresidente y al uribismo, no se ha producido en ninguno de los recientes procesos de paz. El M-19 las derritió, parte de ellas convertidas en tetas rodantes por Beccassino; el EPL hizo una estatua ubicada en Medellín y el PRT, desde un barco, las botó al mar. ¿Qué hará la Farc con las armas? Probablemente intentará levantar una estatua al novillo Barcino, del mítico canto llanero. Lo cierto es que el fin de la guerra incluye el desarme.

Así pues, en las elecciones de octubre estaremos definiendo el fin de la guerra, como está acordado, mediante mecanismo que incorpora el voto popular. Pastrana y Uribe serán las voces de la derecha en la oposición. La disputa, entonces, será entre voces de paz o voces de guerra. Colombia decide.

tikopineda@gmail.com


Tomado de El Tiempo