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El ELN a 50 años de su alzamiento en armas
Carlos Arturo Velandia Jagua / Lunes 19 de enero de 2015
 

El Comando Central –COCE- del Ejército de Liberación Nacional, no imaginó que
colgar una nota en su página web, aplazando su actualización de los
acostumbrados días lunes, para hacerlo el día miércoles 7 de enero, en el que
harían un “anuncio”; se convirtiera en una campaña de expectativa que ya
envidiaría cualquier marca de refrescos. Pero no era para menos, el 7 de enero el ELN conmemoraría su surgimiento oficial, pues en esa fecha hace cincuenta años,
una veintena de guerrilleros mal armados se tomó la población de Simacota, y
desde su plaza central leyó una escueta arenga, que se convirtió en su reclamo o
grito fundacional, más conocido como Manifiesto de Simacota.

De inmediato los medios de comunicación corporativos replicaron la nota y se
dieron a la tarea de consultar a expertos, sobre que creían que iría a decir en ese
anunciado “anuncio”. Obviamente todo lo que se dijera y dijo no eran más que
especulaciones, porque la razón verdadera y contenido del anuncio, el ELN se lo
tenía muy bien guardado: que habían realizado el V Congreso Nacional.

En un contexto de normalidad, realizar un evento interno tiene una trascendencia
limitada, pero realizar un evento democrático en el interior de una organización
revolucionaria en medio de la guerra, es un asunto de gran importancia y
complejidad, habida cuenta que debió hacerse en la clandestinidad, con la
participación de los principales líderes y lideresas, además de en absoluto secreto.

El Congreso Nacional del ELN, es el máximo evento interno, además de ser la
más alta autoridad, define la línea política, la estrategia, la estructura, los estatutos
y reglamentos, la táctica para el periodo, examina los temas neurales de la política
nacional, examina el estado del conflicto y la correlación de fuerzas, examina el
estado de los acumulados políticos y sociales, examina el estado de la unidad en
el campo de los revolucionarios y de la unidad con el movimiento político y social,
hace balance de lo acontecido entre el Congreso anterior (el IV en 2006) y el
actual, examina los retos del momento, entre ellos el proceso de paz en curso en
el país, examina la situación internacional poniendo énfasis en Latinoamérica y
toma decisiones que obliga a la totalidad de miembros del ELN y sus estructuras,
así como también elige nueva Dirección Nacional y nuevo Comando Central.

De todo lo anterior, lo que más se esperaba en los círculos del Gobierno Nacional,
de la Mesa de Diálogos de La Habana y de los sectores más comprometidos con
el proceso de paz, era que el ELN definiera su dilema sobre la dejación de armas,
situación que se estaba convirtiendo en un obstáculo para avanzar en la fase de
diálogos secretos con el Gobierno, o diálogos de exploración y definición de la
agenda, habida cuenta que el ELN expresaba su voluntad de avanzar en la
superación del conflicto armado, pero la línea política vigente del ELN, no contenía
ni una sola palabra sobre “dejación de armas”.

Generar expectativa sobre un anuncio es bueno, pero cuando ésta rebasa los
alcances de lo que se va a ofrecer, entonces puede convertirse en un factor de
desaliento desengaño. El día y la hora señalados para el anuncio llegó y con él la
actualización de la página web de los “elenos”, o “griegos” como en jerga
conspirativa de los años 70´s se les denominaba; en la que se anunciaba que el
ELN había realizado su V Congreso Nacional y dio a conocer la Declaración
Política del V Congreso Nacional; que en lo fundamental plantea:

- Los planteamientos de lucha contra la oligarquía y el imperialismo, luego de
cincuenta años, siguen teniendo validez.

- Las causas que originaron el conflicto armado como son: la exclusión política que
hace el bipartdismo, la explotación de los trabajadores, el expolio de los recursos
naturales, la miseria y pobreza de las amplias mayorías, la violencia del Estado
para acallar la protesta social, siguen vigentes en condiciones más agudas que
hace cincuenta años.

- La lucha armada es una forma de lucha auténtica de los pueblos.

- Retoma del Manifiesto de Simacota nuevos bríos para continuar en la lucha

- Valora altamente los procesos democráticos y revolucionarios de América Latina.

- Pide al Estado que reconozca a Palestina en su derecho de ser y hacer país y
Estado. Se solidariza con Siria y pide que se respete el derecho del pueblo sirio a
decidir sobre sus gobernantes, sin injerencias extranjeras.

- Exalta la unidad de los revolucionarios y clama por la unidad del movimiento
político, social y democrático de estirpe popular, para que se construya a sí mismo
en factor de poder.

- Frente a la solución política del conflicto armado y la paz en Colombia, anuncia
que tiene toda la disposición para explorar con el Gobierno, la voluntad para hacer
las reformas y transformaciones, que posibilite superar las causas que originaron
el alzamiento en armas, y “si en este examen concluimos que no son necesarias
las armas, tendríamos la disposición de considerar si dejamos de usarlas”.

A la vista ha quedado que en el interior del ELN “se movieron las cosas”, quizás
no tanto como lo deseaban algunos, que expresaron su desánimo por que el ELN
no había hecho un anuncio más claro y contundente. Pero hay que entender que
al ELN no se le puede medir con las lógicas con que se mide a otras
organizaciones insurgentes, los elenos tienen sus ritmos y unos modos y cultura
propia para hacer sus definiciones; quienes hemos estado en las filas de la
insurgencia elena, sabemos que el debate fue arduo y extenuante, que
participaron desde la dirigencia nacional, hasta el más anónimo de los militantes y
combatientes; que las definiciones políticas alcanzadas permiten avanzar al
mismo tiempo que se preserva la unidad interna; que se ha modificado la línea
política histórica del ELN en favor de la “dejación de armas”, en la versión de
“dejación del uso de las armas”; en situación parecida (guardadas las distancias y
proporciones) a como lo han hecho el IRA en Irlanda y ETA en España.

Por todo lo anterior, hoy es posible avizorar un horizonte más claro para el final de
la guerra en Colombia, tener la certeza de que éste año 2015 será un año de
definiciones importantes para nuestro país, cada vez se tiene mayor convicción de
que vendrá una época compleja y de múltiples conflictos, que la sociedad deberá
encarar en el ejercicio de la política, pero sin el asocio con las armas.

El conflicto armado terminará por superarse a cambio de mayor democracia e
inclusión, de garantías reales para hacer política revolucionaria y de oposición, de
garantías para que nadie sea matado o perseguido por pensar diferente y las
bases creadas para que la sociedad se empodere y asuma el reto de introducir los
cambios y transformaciones, que no se lograron con cincuenta años de guerra en
Colombia.