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“El proceso de paz es un acuerdo que debe impulsar la sociedad civil”
Entrevista con Andrés Restrepo Correa, del Programa de Desarrollo y Paz del Huila y Piedemonte Amazónico, sobre la paz, el medio ambiente y la cultura.
Nelson Lombana Silva / Viernes 23 de enero de 2015
 
Andrés Restrepo Correa interviene en el taller. Foto Nelosi

Ayer se realizó en la ciudad de Ibagué (Tolima) un taller para discutir temas fundamentales como la paz, el medio ambiente y la cultura.

Este evento fue orientado por el Programa de Desarrollo y Paz del Huila y Piedemonte Amazónico, contando con la presencia de delegados de varias organizaciones sociales, culturales, sindicales y políticas del departamento del Tolima, entre otras, Partido Comunista, Unión Patriótica, Marcha Patriótica, Juventud Comunista (Juco), Corcultura, Reiniciar y Ambientalistas, entre otros.

Esta organización hace presencia en los departamentos de Tolima, Huila, Caquetá, Meta y Putumayo. En el Tolima hace presencia en siete municipios. Hace siete años viene funcionando y hace parte a nivel nacional de 32 programas, los cuales vienen funcionando hace aproximadamente veinte años.

La página web www.pacocol.org habló con uno de los conferencistas, quien explicó no solo la finalidad de esta organización sino las perspectivas que tiene en relación con los diálogos de paz que se desarrollan en la isla de la libertad, Cuba, entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el presidente Santos.

Andrés Restrepo Correa dijo que “el proceso de paz es un acuerdo que debe impulsar la sociedad civil”. Dijo también que “la paz se consigue a través del desarrollo”.

Calificó de positivos estos diálogos al decir: “Es un acierto grande para el país”. La paz es producto de grandes transformaciones que permitan resolver las principales causas que originaron el conflicto social y armado. Así las cosas, dijo Restrepo Correa, “no concebimos una paz sin justicia social”.

Destacó el joven dirigente que tema medular para conseguir la paz tiene que ver con la defensa del territorio, la lucha que debe librar los campesinos e indígenas contra la megaminería a gran escala y el robo de los demás recursos naturales, que deterioran el medio ambiente.

La defensa del medio ambiente, la cultura y la identidad regional son factores determinantes en el proceso de construir la paz con justicia social. Durante el taller, el Partido Comunista propuso la unidad teniendo en cuenta una respuesta política por parte del pueblo. Propuso la organización de un paro cívico regional o subregional, para contrarrestar la presencia de las multinacionales y transnacionales en territorio tolimense.

Acerca de la paz, dijo el Partido Comunista que la paz que piensa el gobierno Santos no es la misma que piensa el pueblo. La única forma de blindar este proceso es con la movilización de las masas, recayendo tal responsabilidad en las distintas organizaciones que hay en estos departamentos.

La entrevista con Andrés Restrepo Correa es la siguiente:

—¿Qué actividades desarrolla la organización Programa de Desarrollo y Paz del Huila y Piedemonte Amazónico?

—El programa de Desarrollo y Paz del Huila y Piedemonte Amazónico tiene una cobertura regional a través de una mirada ecológica estratégica que involucra gran parte del Tolima, Huila, parte del Meta, Caquetá y Putumayo.

En estas regiones estamos impulsando decididamente los procesos de paz y los procesos de desarrollo local, a partir del fortalecimiento de las organizaciones sociales en cada una de las regiones.

En este momento nos encontramos en Ibagué y en el Tolima en siete municipios: Herveo, Coello, Ibagué, Ortega, Natagaima, Chaparral y en Coyaima, impulsando una herramienta que hemos denominado Incide. Incide es una herramienta de aprendizaje para la incidencia política de las organizaciones sociales, buscando el fortalecimiento de los procesos sociales como una manera de contribuir a los vientos de paz y al proceso de paz que vive actualmente el país.

—¿Unir los conceptos de paz y medio ambiente son las tareas fundamentales de esta organización?

—Sí. Claro que sí. Además, que es una prioridad por la región donde nos encontramos. Vemos que las estrategias de paz pasan por el tema de las territorialidades, por pensarse los usos del suelo, los conflictos por la tierra, los conflictos medioambientales y, desde luego, la riqueza ambiental que tiene el departamento del Tolima.

No es gratuito que en las mismas zonas que se caracterizan por una amplia riqueza natural también se concentren los conflictos armados por un lado, pero también los conflictos minero-energéticos y los conflictos ambientales, por ser zonas de áreas protegidas o zonas de ley segunda en general y todas las otras categorías de protección al medio ambiente que de una u otra manera se superponen sus mapas en sí, no permitiendo que haya claridad para impulsar el desarrollo local desde una mirada de las comunidades.

—¿Cuánto tiempo lleva funcionando esta organización?

—El Programa de Desarrollo y Paz del Huila lleva funcionando alrededor de siete años, enfocado principalmente en los departamentos de Huila, Putumayo, Caquetá y sur del Meta, sur del Tolima, aunque el programa hace parte de toda la estrategia de la red de programas de desarrollo y paz a nivel nacional que son alrededor de 32 programas que se vienen fortaleciendo hace más de 15 o 20 años.

Es una iniciativa que se suma como una apuesta de paz, consciente de que la paz se consigue a través del desarrollo. No concebimos un escenario de paz en el posconflicto sin desarrollo, sin la resolución de los conflictos, sobre todo ambientales y, lógicamente, los conflictos sociales y culturales.

—¿Qué lectura hace esta organización del proceso de paz que se viene desarrollando en La Habana (Cuba) entre las FARC-EP y el presidente Santos?

—Es un acontecimiento afortunado para el país, realmente, que lleguemos al desescalonamiento del conflicto, a la existencia de treguas unilaterales y ojalá bilaterales, que lleguemos también a que los actores armados se puedan sentar en la mesa a debatir los temas que los ha llevado décadas resolver y por el cual han estado disparándose para resolverlo.

Nosotros lo vemos de una manera afortunada, que podamos dialogar sobre los temas medulares del país mínimamente, sin necesidad de violentarnos, de matarnos. Es un acierto grande para el país. Las perspectivas que tenemos del proceso de paz tiene que ver mucho con lo que estamos haciendo, somos conscientes que el proceso de paz es un acuerdo que debe impulsar la sociedad civil, las comunidades políticas en toda su diversidad, debe ser una apuesta en comunidad en acción; y más que una apuesta de un actor armado y de dos actores armados: del Estado y de la guerrilla y las otras insurgencias en el momento que puedan sentarse a negociar.

Si dejamos en manos de ellos la firma de la paz, nos estaríamos nosotros aislando como ciudadanía y constructores de paz. Yo creería que ellos deben firmar el fin del conflicto armado y permitir a la ciudadanía organizada y no organizada, la comunidad política, construir la paz y dar las garantías para ello.

—¿Es suficiente que se firme la paz en La Habana para que haya paz en Colombia?

—No. Tiene que estar acompañada de toda una cultura política que rodee la paz como criterio de vida, como pacto mínimo en la vida de la gente, hablo de las cotidianidades, hablo de las relaciones familiares, de las empresas, de los partidos políticos, de los movimientos; hablo de una paz que se entienda en toda su dimensión.

Ya lo sabemos: No concebimos una paz sin justicia social, una paz sin reformas estructurales; es imposible construir una paz si no se resuelven los elementos que dieron origen también al conflicto armado. Parecen que el gobierno y la guerrilla de las FARC están dispuestos a ello y parece también que gran parte de la población de la sociedad civil está de acuerdo con la paz.

Hay una parte que para nosotros es una de las principales amenazas al proceso de paz, es una parte de la comunidad nacional que tiene un imaginario aún de que se puede lograr la paz a través de la derrota militar o que tiene un imaginario aún de estigmatizar algunas zonas como muchos de los municipios del Tolima que han tenido presencia de los actores armados, estigmatizadas como generadoras de violencia o hacedores de conflicto, de guerra.

Tenemos un reto amplio. Sin embargo, avanza una cultura de paz, es un reto pedagógico, un reto organizativo, realmente el nivel de organización de una comunidad política también incide mucho en el nivel de convivencia y paz y de seguridad ciudadana y de seguridad humana en general.

—¿Cómo puede la población civil ayudar a blindar el proceso de paz de La Habana (Cuba)?

—Lo primero es la información. Eso es un llamado urgente a la sociedad civil y a los medios de comunicación de comunicar asertivamente a la comunidad en general, de informarse y de interpretar, de tratar de comprender de manera histórica y la vitalidad que tiene para la vida contemporánea un acuerdo de paz en Colombia, el acuerdo de paz que, hemos dicho muchos analistas, este es el momento en que más hemos estado cerca al fin del conflicto armado.

La ciudadanía debe empoderarse, informarse, conocer los puntos que ya están acordados en La Habana, que son puntos fundamentalmente que buscan condiciones básicas y garantías de derechos sociales, prepararnos para recibir, organizarnos para poder sumar en el proceso de paz, no podemos dejar que como siempre las comunidades sean las últimas que nos enteramos que nos beneficiamos de cualquier reforma. Debemos ser las primeras. Y, por supuesto, hay que hacer toda clase de movilizaciones entorno a concientizar a la demás población. Incluso, a nuestra propia familia de que sí podemos vivir en paz.

Es coherente que sea difícil imaginarlo porque llevamos dos generaciones que no han vivido un solo día en paz; muy difícil imaginarse de algo que no hemos probado. Pero existen retos en otros países que sí lo han logrado, creemos que tenemos la madurez histórica para poder lograrlo y de allí depende todo. Creería que más que los actores armados del Estado y la guerrilla de las FARC, depende de la ciudadanía que podamos construir una cultura de paz.