Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

Debate
Colombia tierra querida…
Colectivo La Trocha / Martes 27 de enero de 2015
 

En Colombia se está viviendo un sentimiento ‘patriotero’ o nacionalista. Es un sentimiento que ha emergido con fuerza en los dos últimos años y que ha alcanzado un cenit sin parangón, ocupando la ingenuidad de millones de colombianos.

Este nacionalismo colombiano es la cúspide de la insensatez en la que ha caído la sociedad colombiana. La masa aplaude y ovaciona las cosas superfluas y pasajeras (concurso Miss Universo, Mundial de Fútbol, etc.), llegando a entregar la vida, mientras rechaza o no exige las cosas relevantes y duraderas: mejorar la calidad de vida, educación con excelencia académica, salud al servicio del pueblo, salarios dignos.

Pero este nacionalismo no es aquel que basaba este sentimiento y concepción en genuinas teorías políticas y, en relaciones sociales de los movimientos patrióticos de antaño, como el nacionalismo revolucionario de Jorge Eliecer Gaitán. Este es un falso nacionalismo, exasperado por los medios de comunicación, los canales de noticias y la propaganda silenciosa de las telenovelas. El ciudadano colombiano vive alrededor de la virtualidad de la televisión, desayuna, almuerza y cena alrededor del televisor; su diálogo en las noches se mueve alrededor de comentarios sobre un programa o críticas escuetas a un personaje de la TV. Este sentimiento nacionalista es especialmente exacerbado por dos medios de comunicación: RCN y Caracol, que mantienen en la ignorancia al pueblo. Al ingresar a un restaurante, tienda, peluquería o algún lugar público, se tiene sintonizado alguno de estos canales. Alguien pensará que estos canales no tienen ninguna influencia sobre la percepción y el modo de vida del colombiano, si piensa esto está engañado. Sencillamente estos canales de masas moldean la opinión pública, crean ídolos o enemigos. Han canalizado la energía popular a un fervor por lo irrelevante, aquellos eventos que no cambian la miseria, el hambre y la falta de derechos del pueblo colombiano. Legitiman todas las decisiones que van de la mano de la política neoliberal del gobierno de Santos y son los mayores apologistas en Colombia de las acciones que desarrolladas por EE.UU.

Esta ignorancia exacerbada no encuentra ninguna oposición en Colombia, pues aquí no existe una cultura lectora. La inmensa mayoría del ciudadano promedio no lee un solo libro en seis meses, sus criterios y percepciones sobre la sociedad, la economía, la política están diseñados por los medios televisivos, radiales o escritos. Y al gobierno como adalid del neoliberalismo, le importa cero que el pueblo esté en la ignorancia, porque así evita oposición consciente.

Al decir que el nacionalismo colombiano es falso, lo constatamos con lo superfluo de la convicción. Es del todo seguro que un ciudadano colombiano a la menor oportunidad que tenga se iría del país, abandonaría la nación, y si es posible, olvidaría su condición étnica, nacional o cultural. Este falso nacionalismo es más que evidente cuando se permite a las trasnacionales explotar nuestros recursos naturales o instalarse siete bases militares de EE.UU. en territorio colombiano. Este falso nacionalismo es evidente cuando se celebra la victoria de Alemania contra Brasil, con borracheras y caravanas en las calles, o con mensajes de agradecimiento a la selección de Alemania. Este nacionalismo falso y virulento ve a Venezuela como un país enemigo; este nacionalismo falso ve en la guerra la única solución a los problemas.

Este nacionalismo no es otra cosa que la respuesta y la medicina a la indignación que el pueblo colombiano sentía hace algunos años. La indignación que sentía el pueblo colombiano por las decisiones políticas y gubernamentales se ha reducido desde comienzos del 2014, como si los problemas sociales, económicos y políticos hubiesen desaparecido. Este nacionalismo es instrumentalizado por los grupos y movimientos de ultraderecha.

En 2010 al 2013 hubo un amplio movimiento ciudadano: marchas estudiantiles, campesinas, usuarios de la salud; pero desde 2014 esta rebeldía se ha reducido. En 2014 se aprobó un acuerdo de educación superior que en muy poco se diferencia de la reforma a la educación del 2011, pero esta vez no hubo movilización; en la salud no ha existido cambio alguno con relación a lo macabro de este negocio; a los campesinos no se les ha cumplido sus exigencias y sin embargo gran parte del pueblo está más cansada de las movilizaciones campesinas que del incumplimiento del gobierno, estos ejemplos demuestran el paso de la indignación al nacionalismo. El filósofo Noam Chomsky, citando al periodista Anatol Lieven, dice: “la clásica estrategia moderna de las oligarquías de derecha en peligro, consiste en desviar el descontento de las masas hacia el nacionalismo”.

Profunda indignación debe sentir el espíritu crítico y analítico, éste es el sentimiento que ahora experimento. La mentira y el engaño domina a Colombia, la masa colombino legitima las más repugnantes acciones y decisiones, a la muerte se le hace reverencia; en cambio, a la vida y a la verdad la llaman terrorismo o vandalismo.

Ni el concurso de miss universo, ni el futbol es la solución a los problemas de Colombia.