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Fotorreportaje
La Cumbre Agraria ya ha llegado a Bogotá
Para reivindicar derechos, justicia y paz en las zonas rurales de Colombia
Constituyentes por la paz / Miércoles 2 de septiembre de 2015
 

La Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular dio comienzo ayer lunes, 31 de agosto, en las instalaciones del Coliseo El Campín, donde tuvo lugar una inauguración con la presencia de representantes de cada una de las organizaciones y plataformas. Éste es el principal ejemplo de unidad y articulación de los movimientos sociales y populares de Colombia. Tras dos años de haberse constituido la cumbre como confluencia de organizaciones agrarias y populares y de sostener una mesa de dialogo con el gobierno por más de un año, se dieron cita las diferentes organizaciones en Bogotá para exigir que se cumplan los acuerdos pactados, que se le brinde garantías de participación política y rechazar el Plan Nacional de Desarrollo, que según la cumbre va en contra de todos los acuerdos asumidos con la misma.

Pero en el primer día de la Cumbre Agraria también hubo fiesta, música, folclore y alimentos de la tierra que amenazaron el lo que está siendo esta jornada de indignación campesina, étnica y popular.

El Coliseo El Campín es el lugar donde las comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes provenientes de todo el país se alojan durante la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular. La inauguración de esta semana de la indignación se realizó ayer en estas instalaciones. Fuera, el panorama es tranquilo y la puerta principal es controlada por la guardia indígena, cimarrona y campesina.

El interior del Coliseo El Campín presentaba ayer este aspecto momentos antes de la inauguración oficial por las distintas delegaciones que forman la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular. A lo largo de la semana se espera que lleguen más personas a indignas y reivindicar derechos.

Las delegaciones indígenas, lideradas por la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y alojadas en la plaza de Los Artesanos de Bogotá, llegan al Coliseo El Campan para unirse al campesinado y a las comunidades afrodescendientes que ya se encuentran en el lugar. Con todas y todos, dará comienzo la inauguración oficial de la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular.

Los ritmos y la música afrodescendiente acompañaron el primer día de Cumbre Agraria, porque de alegría y fiesta también va este encuentro nacional. En la foto, el tam-tam los tambores de cuero y madera daban la bienvenida al resto de delegaciones y comunidades que se iban incorporando al Coliseo. Detrás, la delegación de Marcha Patriótica busca su sitio en la grada.

Las delegaciones campesinas atentas a la inauguración de la Cumbre Agraria.

Las delegaciones de Marcha Patriótica se hicieron visibles durante todo el día con sus banderas blancas, agitadas en todo momento por la euforia del primer día de la Cumbre Agraria y por los motivos por los que se celebra la misma.

compañeras y compañeros del Congreso de los Pueblos asistentes al acto, en el que hubo espacio para recordar no sólo la situación en el campo, sino también lo que se vive en la ciudad, como las detenciones arbitrarias de las y los jóvenes de esta organización acusados de pertenecer a la fuerza insurgente.

Mujeres indígenas Wayúu atentas desde las graderías del Coliseo. Su papel en esta Cumbre Agraria es fundamental por las múltiples funciones que realizan en sus comunidades, en sus fincas y en sus familias. Ellas también son poder constituyente.

el acto de inauguración de la Cumbre Agraria estuvo marcado por la presentación de cada una de las delegaciones que va a estar presente durante esta semana, quienes aseguraron que no se irán de Bogotá sin que el Gobierno asuma sus responsabilidades para con el campesinado y el pueblo indígena y afrodescendiente. También afirmaron que 2016 será el año de la movilización de los sectores sociales y populares.

vista de las delegaciones desde las gradas, todas unidas.

Las cocinas comunitarias instaladas en la parte de atrás del Coliseo son igualmente importantes en esta Cumbre. La excelente organización de las mujeres y hombres dedicados al cuidado de los alimentos, los productos venidos desde el campo a la ciudad y la solidaridad entre delegaciones para compartir platos y raciones de comida se sintió entre los fogones improvisados para la ocasión. Sin esta parte de la Cumbre, la semana no sería lo mismo.

En el centro del Coliseo se ha instalado una Galería de la Memoria para recordar las violaciones a los derechos humanos (agresiones, estigmatizaciones, saqueos, asesinatos…) que sufren las comunidades venidas a esta Cumbre. Para no caer en el olvido y gritarle al recuerdo, de manera contundente y pronta, una paz con justicia social ya.

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imágenes de la Galería de la Memoria a la que muchas personas se acercaron para ver en imágenes el horror que sufren en el interior, en las montañas y en localidades chiquitas donde la vulnerabilidad es más fuerte, debido a la ausencia de recursos, de servicios públicos, incluso de medios de comunicación que visibilicen los atropellos humanos.

Benjamín Guzmán Rodríguez posa junto a un familiar lejano -explica-, Manuel Quintín Lame, líder indígena colombiano y reconocido por su lucha para que el campesinado recuperarse sus tierras, el respeto y la dignidad que merecían. Ahora Benjamín sigue sus ancestros pasos y asiste a la Cumbre cargado con su guitarra para cantarle a la justicia contra quienes están saqueando sus tierras y obligándoles no solo a abandonar las sino también a que desaparezca su forma de vida tradicional.

niñas y niños ausentes a las intervenciones de la inauguración de la Cumbre Agraria, juegan y disfrutan convirtiendo las instalaciones del Coliseo en un parque temático. La imaginación no les falta para inventarse la forma de pasarlo bien y demostrarnos las alegrías de la infancia.

instalación de carpas en el Coliseo lideradas por una bandera a modos de identificación y sentido de pertenencia.

personas ultiman pancartas y camisetas con eslóganes que reivindican soberanía alimentaria, poder popular y otras formas de ver, sentir y vivir la vida.

Texto Silvia Arjona
Fotos Taira Rueda