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Columna de opinión
Isagén o cómo pavimentar la candidatura de Vargas Lleras
Andrés Gil Gutiérrez / Viernes 15 de enero de 2016
 

Para que nos entendamos la venta de Isagén es como si usted en su casa tuviera un negocio donde produce un producto muy importante y valioso que todo el barrio necesita y que es tan rentable que le ha dado para montar tres negocios más. Así de buena es Isagén, y si es tan buena y estratégica ¿por qué Santos (y Vargas Lleras) la quieren vender? No basta con que Isagén tenga una tasa de rentabilidad del 10% sobre el patrimonio (aunque Eduardo Sarmiento insiste, y con razón, que es del 15%), ni que genere 260 mil millones anuales al Estado; ni basta con que sea una empresa crucial a las puertas del cambio climático. Tampoco es relevante que Isagén sea un actor público en un sector que tiende hacia el monopolio y por ende a la cartelización, y menos importa que Isagén tenga una gran importancia ambiental, a pesar de todo esto, Santos (y Vargas Lleras) la vendieron.

Nos venden la idea de que sin la plata de Isagén no habrá dinero para hacer carreteras, como si todo el proyecto de las vías 4G de más de 40 billones dependiera por completo de 5 billones que dieron por la venta de esta empresa. Nos venden la idea de que el Estado con Isagén no debe intervenir en el mercado energético y favorecer la libre competencia, ¿libre competencia? como si este no fuera el país del cartel de los pañales, el cemento, el azúcar y los cuadernos; como sin en este país las farmacéuticas no llevaran décadas de lobby y sobornos para podernos vender los medicamentos a los precios que les da la gana. Ministro Cárdenas, eso de la libre competencia no se lo cree ni usted.

Pero no es sólo eso, lo peor es que el dinero de la venta de Isagén irá a parar a un fondo que dará crédito a contratistas privados que están construyendo las vías 4G. Pero no cualquier financiamiento, hablamos de créditos blandos a 20 o 25 años, con años muertos y tasas por debajo del sector financiero. Es decir, ¿venderemos a un privado una empresa muy rentable y estratégica para financiar a otros privados las carreteras que nosotros mismos les pagaremos para que construyan? Así de absurdo es todo esto. El año pasado la presidente de la Sociedad Colombiana de Ingenieros denunció que los grandes contratos viales de Colombia se los estaban dando a muy pocos contratistas y que había direccionamiento de pliegos de licitación para que sólo pudieran aplicar los amigos del Gobierno. (Ver más información al respecto). Un año antes Carlos Collins el contratista del túnel de La Línea denunció que Vargas Lleras hace parte del círculo de ingenieros contratistas en el que está “un gobernador” y un “zar de las concesiones $G” (Ver más información al respecto).

No diré nada nuevo si afirmo que en el sector de la construcción de obras públicas las comisiones, o mejor los sobornos, son un secreto a voces; pero no sólo eso, varias de las compañías internacionales que han ganado los grandes contratos de obras en Colombia no tienen precisamente antecedentes de transparencia, veamos: Un contratista muy importante de vías y de la navegabilidad del Magdalena es Odebrecht, empresa que hoy tiene a dos de sus directivos detenidos para ser investigados por 2.100 millones de dólares entregados en sobornos a ejecutivos del gobierno brasilero. A Odebrecht el gobierno de Colombia le ha entregado la ejecución de la Ruta del Sol Sector 2, entre Puerto Salgar (Cundinamarca) y San Roque (Cesar), avaluado en 3,5 billones de pesos; la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena (contratado por Cormagdalena) por 2,5 billones de pesos y también están en la fase 2 de la transversal de Boyacá.

Por otro lado Hidalgo & Hidalgo, constructora ecuatoriana que ejecuta contratos en las vías Zipaquirá (Cundinamarca) y Bucaramanga, y el corredor Santander de Quilichao-Popayán (Cauca), tiene un funcionario arrestado en Panamá quien habría admitido ofrecer un soborno de 10 millones de dólares al ex vicepresidente de esa nación, Felipe Virzi, para hacerse con un contrato de 155 millones de dólares.

Por otro lado la española Sacyr, a cargo del Puente Pumarejo, es la compañía que incumplió el contrato del Canal de Panamá y que tuvo un litigio con el Estado colombiano por la vía entre Tobia, Grande y Puerto Salgar, tiene a sus exdirectivos Luis del Rivero y José Manuel Loureda implicados en un caso de lavado de activos en España. Finalmente la española OHL, que participa en la construcción de la Autopista Río Magdalena 2, tiene serios problemas en México debido a la desmantelación de una red de corrupción con la que trabajaba de la mano con el PRI para obtener contratos.

Compañías como Odebrecht, Hidalgo & Hidalgo, Sacyr, OHL, entre otras, están acostumbradas a moverse por el mundo en las altas esferas del poder con millonarios sobornos para ganarse los grandes contratos ¿no habrían hecho lo mismo en su operación en Colombia, país que no es precisamente un modelo anticorrupción? ¿No será más bien que el embeleco de vender-regalar Isagén hace parte del aceitado de una gran maquinaria contratista que tiene como fin pavimentar la autopista de la campaña presidencencial del Vargas Lleras?