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Primer foro cocalero del Nudo del Paramillo
El 12 de febrero sesionó en Tarazá (Antioquia) el foro convocado por la Asociación de Campesinos del Sur de Córdoba con el objetivo de discutir los programas de sustitución de cultivos planteados por el Gobierno y afianzar los acuerdos sentados en la mesa de La Habana
Agencia Prensa Rural / Martes 16 de febrero de 2016
 

Campesinos del Nudo del Paramillo llegaron al coliseo municipal de Tarazá, Antioquia, para discutir con el gobierno sobre su situación con el cultivo de hoja de coca en esta región y buscar estrategias para defender su trabajo. Desde las comunidades se plantea la defensa de la soberanía de su territorio. Actualmente es la hoja de coca su única forma de subsistencia, un oficio que no realizan por gusto sino por necesidad, como ellos mismos recalcan.

La coca es un sustento rentable para el campesino ya que los costos de vida en las regiones cocaleras son elevados, el acceso a productos de primera necesidad es restringido, y las condiciones en que viven son precarias. No hay vías de acceso para comercializar otros productos y no hay hospitales ni escuelas.

El gobierno propone cambiar las políticas antidrogas pero no aclara de qué manera se logrará ese objetivo, dejando en manos del campesinado esa responsabilidad que no le compete; desconociendo que para el campesino está primero la necesidad de comer frente a opciones o programas de sustitución que no se han construido y que no garantizan su supervivencia.

“No estamos tratando con delincuentes, estamos tratando con ciudadanos colombianos por igual”, afirmó Eduardo Díaz, representante del gobierno para el tema de erradicación, desconociendo que al cocalero se le recrimina y criminaliza como delincuente y narcotraficante por la labor que realiza, llegando al punto de ser privado de la libertad y negándole sus derechos, además de explotar su trabajo.

Parques Nacionales ha afirmado en varias ocasiones que en un parque natural no debe haber gente. Temas como la siembra de hoja de coca dentro de las zonas de parque, en la que está prohibido todo tipo de economía, son problemáticas que se discuten sin proponer soluciones reales para los principales afectados que son los campesinos, lo que deja una incertidumbre para el futuro de estas familias.

Parques ha desconocido la presencia de la gente dentro de la zona del parque, incluso teniendo en cuenta que antes de su constitución como figura jurídica de parque nacional natural ya habitaban familias allí y tenían su propia economía, que fue cortada de raíz.

Además de la zona de parques, existe otra figura que es la zona de amortiguación, en la cual también hay presencia de campesinos que llevan viviendo allí más de 30 años. Una de las problemáticas evidentes es la falta de claridad sobre los límites geográficos existentes entre la zona que es Parque Natural y la que no lo es, ni lo que esto implica.

Erradicación sin sustitución

Arnobis Zapata, integrante de la Asociación de Campesinos del sur de Córdoba, dice que “la creación de comités antierradicación es la respuesta desde el campesinado frente a las políticas coercitivas y violentas que se vienen dando desde el gobierno”. Los comités no solo tienen función de evitar la erradicación, sino también de pensar y proponer alternativas viables al cultivo de la hoja de coca.

Por su parte, el gobierno nacional no ha sido claro frente a cuál es el objetivo de sacar la gente de la zona de parques, más allá de que se cultive coca o no. Tampoco es claro en decir cuál es el fin que tienen esas tierras, si es la conservación o la entrega a megaproyectos minero-energéticos, sin definir cuál será el futuro de esas personas que han habitado el Nudo del Paramillo.

Uno de los temas que se destacó dentro de este encuentro fue la necesidad de crear una mesa de mujeres que abordara la problemática de la coca desde otro punto de vista. La mujer como parte de esa cadena productiva reclama reconocimiento y un espacio participativo donde pueda solventar sus problemáticas y sus necesidades. Como lo dijo Mirian Salgado: “Las mujeres también sembramos la coca”, haciendo referencia a la mujer cabeza de familia que tiene como único sustento la siembra de la hoja de coca. Miriam hace parte de la Asociación Campesina del Alto Sinú.

“Es necesario declarar en este espacio la importancia viva de la participación de la mujer como sujeto político, que el trabajo socio-comunitario e interfamiliar que realizan las mujeres en la sociedad, en especial en el marco de las comunidades que subsisten de la coca, es importante, indispensable y debe ser visualizado, a tal punto que los programas de sustitución deben ser con enfoque de género, diferencial y protección especial”, dice una de las conclusiones de la mesa de mujeres que por primera vez se realiza en un evento de estos.

El gobierno ha obrado de manera violenta e intransigente ya que su presencia en estos territorios solo ha sido por la vía armada, sin ser propositivo frente a las problemáticas y necesidades de sus habitantes. Esto quiere decir que solo llegan por medio del Ejército y de los equipos de erradicación, sin suplir necesidades tan básicas como los servicios de salud y educación para los habitantes de la región. Necesidades que han sido reclamadas hace varios años pero han sido ignoradas.

Propuestas a la sustitución de cultivos

“Estamos de acuerdo en sustituir pero con reales garantías para la población campesina, que se implemente una caracterización del problema de la coca dentro del Parque y fuera de él. Queremos un parque con gente, además de constituir una zona de reserva campesina para consolidar una autonomía”, coinciden los campesinos en las diferentes mesas que se crearon en este encuentro.

Ya las comunidades hacen ciertos controles de la siembra de hoja de coca dentro de sus territorios. Algunas comunidades han definido en sus regiones, desde hace varios años, que no haya tala de bosques y se implemente el control de siembra de coca: cuatro hectáreas máximo por familia y, por una hectárea de coca, se debe sembrar una de alimentos.

“Estamos de acuerdo con el control social sobre la extensión de los cultivos de hoja de coca a cambio de la suspensión de las erradicaciones y fumigaciones del gobierno. Que nuestro control social sea viabilizado como garantía nacional de no erradicación en ninguna de sus formas”, exigen los cultivadores como garantías para que se dé un acuerdo.