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Columna de opinión
Los medios de comunicación como actores políticos al servicio de las élites
Carlos Lasso Burbano / Miércoles 16 de marzo de 2016
 

Los medios masivos de comunicación en Colombia se han constituido en unos de los principales generadores de opinión pública entre los ciudadanos, en asuntos políticos, económicos, sociales, ideológicos, entre otros. No es casual que el lenguaje de la guerra se ha aprehendido consciente e inconscientemente de lo que se escucha en la radio, se ve en los noticieros o se lee en los periódicos. Por algo han sido catalogados como el cuarto poder, debido a la fuerza con la que cuentan para generar aceptación o provocar rechazo sobre determinadas situaciones o decisiones.

Un reducido grupo de propietarios son los dueños mayoritarios de los medios de comunicación del país, entre estos se encuentra la organización Luis Carlos Sarmiento Angulo (dueña de El Tiempo, City TV, ADN), la organización Ardila Lulle, (propietaria de RCN Radio y TV, NTN 24, Win Sports, la FM), el grupo empresarial Santo Domingo (dueño de Caracol TV, El Espectador, Blu Radio), el grupo Prisa (propietario de Caracol Radio), la fundación Semana de Felipe López Caballero, quién es hijo del ex presidente Alfonso López Michelsen (propietario de la Revista Semana). Los medios de comunicación en Colombia son de propiedad de quienes controlan el poder económico, aquello explica el por qué éstos quieren suplantar a los partidos políticos.

El auge mediático provocado por la noticia de la detención de Santiago Uribe Vélez, hermano del expresidente Uribe, señalado de ser jefe del grupo paramilitar “Los Doce Apósteles” y acusado de homicidio agravado y concierto para delinquir, sirve para representar la tesis que se está defendiendo. Pues los medios de comunicación se han encargado de bombardear permanentemente con sus noticieros o en las páginas de sus periódicos con entrevistas que realizan a personajes como el procurador Alejandro Ordoñez, Álvaro Uribe Vélez, Paloma Valencia, Alfredo Rangel, todos ellos, rechazando tajantemente la captura de Santiago Uribe y calificando el hecho como “una persecución política”.

Foto: Revista Semana

Además, utilizan encuestas, como la presentada el sábado 13 de marzo por la Revista Semana, con las que buscan desatar opiniones de desaprobación y así generar un desacuerdo colectivo en la sociedad colombiana frente a la orden de detención emitida por la Fiscalía General de la Nación, tratando a la vez de minimizar el despojo de tierras y el asesinato de campesinos reclamantes de las mismas.

Las encuestas además de ser instrumentos de medición, en manos de los medios de comunicación se convierten en armas de presión y de manipulación, no solamente se encargan de difundir de forma irresponsable el mensaje a través de éstas, sino que además lo comparten y lo apoyan. Más allá de informar, lo que hacen es asumir el papel de actores políticos, obedeciendo a los intereses que representan.

Lo anterior permite hacer explícita la contradicción que existe entre la mediocracia y la democracia, pues tal como señala Pablo Antillano “En la democracia la justicia la imparten los jueces y los tribunales; en la mediocracia son los medios los que absuelven y condenan. En la democracia los medios dicen lo que los ciudadanos piensan; en la mediocracia los ciudadanos dicen lo que los medios piensan. En la democracia los líderes van a las comunidades; en la mediocracia van a los programas de opinión. Para la democracia los individuos son ciudadanos; para la mediocracia son audiencias”

En Colombia existe la necesidad de avanzar en la construcción de una ley de medios, para que así, antes que ser medios de opinión y/o actores políticos al servicio de quienes ostentan el poder, se dediquen a informar, basados en la responsabilidad y en la ética; pero además se requiere que las comunidades cuenten con sus propios medios, para que así sean ellas mismas quienes cuenten su realidad y ésta no sea interpretada o manipulada como lo hace actualmente en la mediocracia.