“La izquierda en Colombia, toma whisky mientras yo estoy resolviéndoles a los pobres de Colombia sus problemas, escuchándolos”. Uribe es grande y se hace mas poderosa su figura, mientras más azotada por las necesidades estén las regiones, sus pobladores urbanos y rurales, mientras más carreteras haya que construirse, mientras más ayudas para aparentar paliar el hambre, y las enfermedades que carcomen día a día al que se lo traga el abandono, y la soledad de un mundo que se ensancha sin pobres, que los degrada, les destruye su ambiente, les cercena su riqueza mientras sus hijos abandonan el territorio, emigran a lugares de futuros inciertos, donde por lo menos no se los trague la indiferencia de sufrir solos.

La masa clamorosa, escucha en el auditorio, la estadística de pobres que han recibido la ayuda de los programas gubernamentales, ¿Cuántos miserables recibí y a cuantos estoy asistiendo?, ¿Cuántos millones les estoy entregando en vías?, algo va a pasar, el estratega prepara una celada. Brincan al escenario la fúnebre directora de acción social y entrega los resultados para Boyacá, aparece la gerente del Banco Agrario y explica los avances técnicos para llegarle a los pobres con los cheques, el funcionario que no falta de la gobernación crea prospecciones, muestra estadísticas, y aproxima los lenguajes a lo que quiere escuchar el amo.

El gobernador dio un primer mensaje de valor pero luego se asustó, su mirada perdida lo decía todo, en el auditorio los alcaldes que saben y administran la miseria de las ayudas gubernamentales, no quieren morder el anzuelo, de repente se levanta el auditorio en conjunto y al unísono se escucha un grito ensordecedor, ‘no se vende’. El estratega no a logrado su objetivo, la lucha por evitar la venta de la electrificadora se mantiene viva, el estratega vuelve a atizar el chantaje, se le olvidaba mencionar el rescate hospitalario, no el de la salud, se le olvidó mencionar la salvación de acerías paz del rio, no el que le vendió medio departamento minero a los brasileros. La rebeldía especialmente de los alcaldes se mantiene, el hombre quiere esa empresa para su familia económica-política antioqueña, se defiende, miserables desagradecidos, el tono de su voz sube y a quienes tratan de argumentar los calla.

La empresa se ha convertido en un atractivo económico, no social. Les he hecho una propuesta a los boyacenses, deben reducirse tarifas en más del 40%, disminuyendo utilidades. La EBSA es parte del estado social de derecho para prestar un servicio fundamental, debemos prepararnos para crear el gran frente cívico que le permita a los Boyacenses, el control de la distribución energética, Uribe no logro su objetivo, vino por la EBSA, y no pudo. El gobernador en medio de su confusión aceptó 15 días para negociar con los colonizadores antioqueños. Los alcaldes con un liderazgo brillante van a resistir y los boyacenses debemos acompañarlos, la pelea es por un intangible valioso, ‘dignidad’.