Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

52 años de lucha cerca a un acuerdo
Agencia Prensa Rural / Jueves 2 de junio de 2016
 

A propósito del comunicado de las FARC – EP en sus 52 años de lucha, el 27 de mayo, donde se hace alusión a la agresión de Marquetalia, que algunos políticos y periodistas llamaron república independiente, pero que en realidad fue una zona de resistencia, convivencia campesina y lugar de alberge de esperanzas de nueva vida, el historiador Eric Hobsbawn hace referencia a ello, ‘... la mayor movilización armada de campesinos…, en la historia contemporánea del hemisferio occidental…” [1]. En ese sentido la guerrilla de un gran componente campesino busca al igual que ayer una propuesta de calidad de vida, una convivencia justa y digna, que no devengue en más derramamiento de sangre.

Según el comunicado publicado el día de su aniversario, la insurgencia argumenta:

“Nunca antes hemos estado gobierno y guerrilla tan cerca de firmar un cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo como ahora. Eso significa que la sonrisa feliz de las próximas generaciones se halla en nuestras manos”.

Un hecho trascendental y de alegría para la mayoría de la población colombiana que anhela una paz con justicia social, un nuevo sendero para la construcción de una nación más incluyente, donde todos puedan convivir y se pueda respetar la opinión de los demás, sin que esto implique la represión y la muerte.

Las comunidades campesinas tan afectadas por el conflicto social y armado hoy ven una luz de esperanza, donde se espera el cambio de las políticas agrarias y sociales en pro del bienestar de las comunidades rurales y urbanas, fruto de las luchas sociales y los diálogos de La Habana. Pero para que ello se materialice es necesario de unidad y de movilización social, de la población colombiana, en contra de la óptica capitalista de políticas neoliberales.

Sin embargo, a puertas de firmar un acuerdo de paz se debe entender algunos aspectos de la lucha insurgente. Para ello hay que remontarse al Bogotazo, el 9 de abril de 1948 donde murió Jorge Eliecer Gaitán. A partir de ello se dividió al país en una violencia desenfrenada que enfrento a los dos partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador. Mientras la población vivía la crudeza de la guerra, los dirigentes partidistas se encontraban y departían en los restaurantes y clubes de las capitales.

La salida a la violencia padecida por el pueblo colombiano por parte de los dirigentes políticos fue una dictadura militar y un acuerdo para la alternativa del poder, donde se excluyeron a las voces disidentes, mientras que en el campo aún se vivía una guerra sin cuartel.

Teniendo en cuenta las anteriores condiciones en el asentamiento colono de Marquetalia, sur del Tolima, se desplegó un operativo, alentado por los discursos incendiarios de repúblicas independientes pro comunistas, contra las comunidades campesinas. El gobierno colombiano, con la asesoría del gobierno norteamericano, desplegó una acción de 16.000 soldados y bombardeos aéreos, contra las población que habitaban esta región, y que sindicaban de bandoleros o guerrilleros. Fue así como el 27 de mayo de 1964, unos pocos colonos decidieron resistir hasta el final. Es allí donde nacieron las semillas del Bloque Sur que formalmente se afianzó en la Segunda Conferencia Guerrillera, realizada entre el 25 de abril y el 5 de mayo de 1966 y que más tarde se conocería como las FARC – EP.

Las reivindicaciones de los campesinos colombianos, el despojo a las comunidades, la violencia y la falta de una política agraria coherente han sido las banderas de lucha de la insurgencia, que el día de hoy dialoga en Cuba para una salida negociada al conflicto social y armado que padece Colombia, y que a través de los acuerdos de la Habana buscaran forjar un camino para la construcción de la paz con justicia social.

[1Eric Hobsbawn, "La anatomía de La Violencia en Colombia", en Rebeldes Primitivos, Editorial Ariel, Barcelona, 1974