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Construcciones en la reserva Van der Hammen amenazan biodiversidad y suministro de agua en Bogotá
Agencia Prensa Rural / Lunes 25 de julio de 2016
 

Llenar de cemento la reserva Van der Hammen constituye un crimen ecológico y un inminente peligro para la sostenibilidad de la ciudad.

Contra todo diagnóstico, el alcalde Peñalosa persiste en afectar la reserva Van der Hammen. Pese a todas las argumentaciones prestadas por académicos y ecologistas, el mandatario de los bogotanos pretende intervenir con proyectos de urbanización y vías automovilísticas esta riqueza de la biodiversidad bogotana.

Hay que recordar que Enrique Peñalosa dijo sobre la reserva “En 1200 hectáreas de potreros ordinarios de la llamada reserva podrían vivir 250.000 personas. Que de otro modo serían forzadas a vivir 30kms más lejos” anunciando así lo que para él es este hábitat ambiental y los planes que tiene. Lo anterior no es nada nuevo, sin embargo en estos días ha circulado información sobre de la intención del distrito por construir avenidas que priorizaran el norte de la ciudad.

Una de las prioridades es la ampliación de la Avenida Boyacá, la ampliación de la Avenida Ciudad de Cali, la Avenida Longitudinal de Occidente y la construcción de un túnel de conexión entre Bogotá y Cota. El alcalde, al no ver árboles, argumenta que no es zona ambiental y pedirá a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) la modificación de la reserva para la implementación de estos proyectos.

El peligro que corre una mega urbe como Bogotá, que está entre las 10 ciudades más pobladas de Latinoamérica con casi 9.000.000 de habitantes, es de quedar sin suministro de agua y afectar un corredor vital que une los cerros orientales con la sabana, además de acabar con uno de los pulmones naturales de la ciudad. A esto se le suma la alta densidad urbana de la capital que, según datos de la Secretaría de Planeación del Distrito, en 2010 era de 19.118 habitantes por km2 y que necesitará altamente de recursos hídricos.

El crecimiento desmedido y la falta de planeación han caracterizado a la capital del país. Dos modelos de ciudad se vienen enfrentando; uno con una visión neoliberal, donde aquel que tenga los recursos podrá disfrutar de un lugar cosmopolita para el desarrollo de sus actividades económicas, esparcimiento y hábitat; y el otro modelo constituido por una ciudad de derechos incluyente, donde se busca la calidad de vida de todos.

En los últimos 12 años, con las administraciones distritales pasadas, disminuyó la segregación social y se buscó construir conjuntamente con la ciudadanía un lugar donde se garantizaran los derechos del ciudadano y el ambiente, también se le dio prioridad al cambio climático. En la actualidad el Gobierno Distrital pretende desconocer los avances sociales e intenta seguir construyendo en lugares priorizados para la biodiversidad y el buen vivir de los bogotanos. De esta manera se beneficia los intereses de los inversionistas privados, quienes nunca se han preguntado sobre la sostenibilidad de la población sino por el incremento de sus ganancias al costo del bienestar de los bogotanos.