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Otro periodismo es posible
Libardo Muñoz / Miércoles 4 de marzo de 2009
 

Hasta hace pocos años no habíamos afinado el concepto de «guerra mediática», que es aquella en la que participan de manera ofensiva los grandes medios informativos para implantar unas verdades que responden a intereses de unas minorías privilegiadas, ajustadas a la tiranía del capitalismo transnacional y de las oligarquías criollas, en Latinoamérica para el caso del escenario político en el que nos tocó vivir.

Tenemos claro el papel que están desempeñando los canales privados de TV, las cadenas radiales también pertenecientes a ricos empresarios ligados al poder político en la tergiversación del verdadero sentido de la lucha de clases y en el ocultamiento sistemático de lo que interesa a la sociedad en su conjunto de trabajadores, estudiantes, profesores, amas de casa, campesinos, escritores, artistas y ciudadanos en general, víctimas silenciadas del atropello de la pobreza, del hambre, de las enfermedades y de las condiciones adversas implantadas por un estado corrupto y criminal.

Creo pertinente citar un afortunado concepto de la periodista y escritora Carmen Cafarell sobre la tan mentada y celebrada globalización: «La información es hoy más fragmentada y volátil, la que más ha perdido es la cultura».

La escritora se refiere a la banalización y el facilismo que invadió las pantallas domésticas de TV, con que nos bombardean los canales comerciales para dar una sensación falsa de actualidad, utilizando la bondad, mal entendida, de la palabra «globalización» .

En respuesta a esta ofensiva tergiversadora, Carmen Cafarell propone que hagamos una defensa férrea y unificada de los canales públicos, por cuanto son una gran arma para preservar el legado cultural. Debemos multiplicar la creación de páginas web y fomentar la aparición de canales culturales, bajo la consigna de que «otro periodismo también es posible».

Los «lobbys» empresariales son los que determinan hoy lo que deben decir los grandes medios periodísticos, pero existe otra amenaza sobre el periodismo que no toma partido por los que sufren y resisten, y es su transformación en simples portadores de anuncios comerciales. «No podemos permitir -afirma Carmen Cafarell- que el periodismo siga convirtiéndose en un modelo comunicacional al servicio del mercado».

Ramón Reig, profesor de periodismo de la Universidad de Sevilla (España), dice que en la prensa digital es donde él encuentra el verdadero pluralismo.

Según Reig: «Los periodistas no suelen ser de baja calidad sino el periodismo que se practica. Y eso se debe a los múltiples intereses de todo tipo que le salpican y que conforman una telaraña de poder».

«Las consecuencias son una pérdida del pluralismo real, una pérdida del papel investigador y transgresor del periodismo y el empobrecimiento de la capacidad crítica de los públicos y de la misma democracia».

La información es una guerra entre modelos sociales, afirma también el escritor y periodista Pascual Serrano. Una guerra entre apologistas de un mundo desigual, injusto, mandado por depravados y auténticos terroristas, que imponen a sangre y fuego un modelo económico que conduce a la muerte a miles de seres humanos y a los que apostamos por estar al servicio de grupos sociales, intelectuales y luchadores que todos los días se juegan la vida por defender otro modelo de mundo posible.