La situación en Bogotá es crítica frente al nivel de inseguridad que se vive diariamente. Una de las consignas de la actual administración distrital es la de mejorar la seguridad y convivencia, sin embargo esto no ha pasado.

Según los datos revelados por Bogotá como Vamos, en la capital se ha incrementado el hurto a vehículos y motos; cada tres horas se roban un automóvil y cada cuatro una motocicleta. De la misma manera ha aumentado el robo de bicicletas.

Aunque los reportes del distrito muestran un supuesto descenso de los robos, esto no ha sido significativo y la percepción ciudadana lo ha mostrado así. Por ello, en la encuesta de Gallup, el alcalde con peor percepción es el de Bogotá con una desaprobación del 69%.

Temas como el aumento de homicidios, despedidos masivos de contratistas, mal manejo de políticas sociales, desmejoramiento en la atención a la salud, los problemas de movilidad y la embolatada del metro están pasando la cuenta de cobro aun alcalde que criticó a la anterior administración pero que no logra cumplir con lo prometido.

Las calles y canales están llenos de basura, las llantas en los sectores del Siete de Agosto e inmediaciones se vuelven a ver con mayor frecuencia. Sin embargo, los grandes medios que lo apoyaron en su campaña por Bogotá callan. Así mismo callaba el recién destituido procurador que, en vez de abrir investigación por el desacertado manejo de la problemática con los habitantes de calle, ha pedido a la Nación soluciones, trasladando la problemática y casi exonerando de culpas al alcalde.

Apoyo del gobierno nacional y que se declare la emergencia sanitaria fue la petición de Ordóñez. Cabe preguntar ¿cómo hubiera actuado él si esta problemática hubiese pasado con un gobierno de izquierda? Ahora hay desaparecidos y muertos por cuenta de trasladar a estos ciudadanos, habitantes de calle, hacia los cuerpos de agua, lo que infringe claramente el código de policía.

Por otro lado, la intervención en el Bronx desfocalizó el microtráfico del centro de Bogotá y diseminó a los habitantes de calle por toda la ciudad. En los barrios, parques, puentes y callejones se observan nuevos cambuches. Los habitantes de los sectores cercanos a la carrera 30 con calle sexta están viviendo un calvario diariamente por el aumento de la inseguridad en sus calles. Para colmo de males, la ciudadanía denuncia cómo en el dicho canal se expenden bazuco, perico y la policía no hace nada.

A este prontuario se suma que este 7 de septiembre en la madrugada asesinaron a un vigilante de Transmilenio. ¿Si esto ocurre en el principal sistema de trasporte de la capital que es la opera prima de Peñalosa, qué se puede esperar en el resto de la ciudad?

Lo que mostraron como acertada política de seguridad en los medios y fue bandera de campaña de Peñalosa es un fracaso.