Agencia Prensa Rural

¿Por qué no ahora?
Santiago Romero Osorio / Sábado 1ro de octubre de 2016
 

Desde que tengo uso de razón, recuerdo que crecí escuchando noticias sobre la guerra. Miles de muertos víctimas de una disputa constante entre el gobierno y la guerrilla de las FARC me han acompañado desde siempre. Hoy, estamos a puertas de dar un paso importante para culminar con este conflicto que no ha dejado más que tristeza, desolación, muertes, desplazados, familias quebrantadas, tierras perdidas, secuestros e hijos, padres y madres que nunca volvieron.

El próximo domingo 2 de octubre podemos dar inicio a una nueva Colombia, a ese país que muchos han anhelado ver y vivir pero que no les ha sido posible. La guerra, esa maldita realidad que ha atravesado generación tras generación, está a punto de terminar, y es en este momento en el que me pregunto ¿por qué no permitirnos que llegue la paz? ¿por qué muchos se empeñan en querer perpetuar un país atravesado por ríos de sangre, torturas y violencia?

Es demasiado fácil ver las cosas cuando éstas no nos han tocado a nosotros; es muy fácil juzgar a los demás y ser indiferentes ante los problemas de la nación. Me parece increíble que los que más apoyan y defienden la idea del “no” manejen argumentos como “el centro de este proceso no es Jesucristo” o “los guerrilleros van a ser premiados por matar a las personas”. Puedo asegurar que la mayoría de personas que dicen esto no se han tomado el trabajo de leer el documento del acuerdo de paz.

Las verdaderas víctimas de la guerra están dando un SÍ rotundo ante las votaciones del domingo. Campesinos expropiados de sus tierras, personas que han perdido a sus seres queridos no quieren que esto se repita más y con su voto buscan evitar que se reproduzcan situaciones como estas en nuestro país. Entonces, ¿por qué muchos dicen NO a la paz?

Quiero contarles algo que me pasó. Esta mañana hablaba con mi abuelita, me preguntó si votaría el próximo domingo en el plebiscito y le respondí que sí. Luego, me dijo que si votaría por el SÍ o por el NO. Esperando su discurso inclinado por el NO y una serie de argumentos que seguramente habría adquirido de los medios de comunicación y uno que otro senador de la república le dije convencido que votaría por el SÍ. Sorpresivamente para mí me dijo de una forma tan segura que ella también iba por el SÍ.

Los argumentos que ella me presentó no tenían relación con creencias religiosas o simplemente decir que SÍ. Por el contrario, indicaban que estaba cansada, que ella ha sido testigo de gran parte de la violencia que ha sufrido el país, desde las masacres por partidos políticos, la formación de las guerrillas y todo lo que ello ha conllevado. Simplemente, no quiere ver ni vivir más guerra, quiere que todo esto pare ya. Me aseguró que aunque es difícil la reinserción y aceptación de los guerrilleros en la vida social es necesario para que la paz empiece y que ella está dispuesta a hacerlo.

Con lo anterior, sólo quiero que asumamos esta postura, que aunque sea difícil para muchos pensar en perdonar a los exguerrilleros de las FARC, dejemos el individualismo y la indiferencia y nos pensemos en un nuevo país, que veamos posible vivir en paz y no acostumbrarnos a la guerra y la violencia, que esta generación y las posteriores puedan tener nuevas oportunidades y disfrutar de una Colombia en paz.

La paz no debería ser una elección. Aun así, está en nuestras manos elegir el futuro del país. ¿Por qué no elegir un país en paz? Detengamos de una vez por todas las corrientes de sangre que han bañado nuestro territorio por décadas, ofrezcamos a nuestros hijos y a nosotros mismos esta posibilidad de culminar el conflicto, dejemos el rencor y tratemos de perdonar lo ocurrido en el ayer para vivir un nuevo mañana.

Quiero concluir con una frase que me quedó de un conversatorio en mi universidad expresada por un integrante de la comunidad indígena arawak. La paz no solo está en el voto del domingo, la paz empieza en cada uno de nosotros, en el respeto por la diferencia y aceptar a los demás como iguales, en nuestra relación con el otro y con la naturaleza. Por ello, apostémosle todos al fin del conflicto, vamos todos juntos, VAMOS POR LA PAZ.