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Columna de opinión
Expresidente Uribe: hágase a un lado
Natalia Rodríguez C / Jueves 13 de octubre de 2016
 

Las declaraciones de Juan Carlos Vélez, excandidato a la alcaldía de Medellín y gerente de la campaña por el No en el plebiscito, en el diario La República, producen profunda indignación.

El pasado domingo 2 de octubre de 2016 los que votamos por el Sí a los acuerdos y a la paz, que somos 6.377.482 millones de ciudadanos colombianos, sentimos que usted Uribe y todos los promotores del No nos arrebataron la esperanza a nosotros, a nuestros hijos y a las futuras generaciones; nuestras lágrimas eran reales, las preguntas de nuestros pequeños (de 4 y 2 años) también:
-¿Mamá por qué lloras?
-Hijo porque no logramos la paz
-¿Mamá, sólo quieren la guerra?
-No mi amor, pero ganó el No
-No llores mamá, no llores, las cosas van a cambiar
En un abrazo estrecho no sabía si yo le trasmitía esperanza a mi hijo o si él en su inocencia me consolaba.

Al mismo tiempo y en otros lugares de la ciudad, vimos con impotencia los brincos, los gritos y la alegría de quienes ganaron con el No, quienes no entendieron que el país está dividido y polarizado, no se les dio nada con el resultado extrecho, no se les dio nada saber que un poco menos de la mitad (diferencia de 53.894 personas) de los votantes aprobamos los acuerdos, que nuestro principio es dejar de matarnos, reparar las víctimas, que los campesinos vuelvan al campo y que los militares y guerrilleros vuelvan al seno de sus familias. Hemos escuchado una y otra vez, de usted y de los medios masivos de comunicación, que se reconoce contundentemente a los votantes del No, pero poco se reconoce que la otra mitad estamos ahí, que somos y asumimos el reto de la paz.

No le escribo para hacer catarsis, le escribo para contarle que una muchachada de estudiantes reaccionaron y salieron a las calles, que los jóvenes no se rinden, que enarbolan nuestras banderas blancas, que ésta es un nueva generación que se resiste al odio, al rencor y la violencia, que no están dispuestos a entregar sus vidas para empuñar un fusil, pero sí están dispuestos a construir paz en los diferentes territorios y escenarios de la vida colombiana. Para quienes no logramos comprender esta hecatombe, esta inmolación de la sociedad colombiana (que en su mayoría se abstuvo de votar -63%-), cuando 6.431.376 colombianos votaron No a los acuerdos de paz; la salida de estos jóvenes de diferentes universidades a las calles, quiero contarle, fue un bálsamo para nuestras almas que encendió la llama de la esperanza en medio de una profunda tristeza.

Al sacudirme la tristeza y entender que esta liberación del yugo del odio y el rencor sigue avante, que mis hijos merecen un país mejor y que como padres vamos hacer hasta lo imposible por lograrlo; reflexioné sobre la votación al igual que muchos otros compatriotas, hombres y mujeres grandes y valiosos, y entendí que hay una inconformidad que usted y los otros líderes del No lograron canalizar con varias afirmaciones como: “No queremos una paz con impunidad en la que autores de crímenes atroces no paguen un día de cárcel”, “No queremos que miembros de las Farc conformen cuerpos de seguridad y tengan armas para cuidar cabecillas”, “No queremos que autores de crímenes atroces tengan derecho a curules”, “No queremos que miembros de las fuerzas armadas sean igualados a terroristas”, “No queremos que legítimos propietarios queden sin seguridad jurídica”, “No queremos alianza Gobierno - FARC”, “No queremos entregarle el país a las FARC y al castrochavismo”, etc, etc, etc.

Pero sí hubo una promesa en general a la sociedad colombiana que lo escuchó y voto: “queremos paz sin impunidad y la renegociación de los acuerdos”. Discúlpeme, pero nuestros hermanos colombianos fueron ingenuos y votaron con miedo, en una sociedad que no ha conocido y no sabe como se construye la paz. Fueron tan ingenuos que firmaron un cheque en blanco; su indignación, así como la nuestra por la profunda “corrupción” que carcome y es el verdadero cáncer de este país, los llevó a votar No. Aunque debo también reconocerlo, algunos de los que votaron, sí lo hicieron para continuar la guerra.

Cada vez que los escucho a usted y a los representantes de los diferentes comités del No me doy cuenta que en el fondo no hay disposición para renegociar, pero además veo con profunda desconfianza que se genere un pacto entre élites y que desconozcan a los ciudadanos -tanto del No como del Sí-, que desconozcan al pueblo. A usted no le importa que los colombianos se enfrenten, por el contrario si estuviera en el poder daría orden de exterminar a la guerrilla, no importa si mueren civiles. Pero no es usted quien está en el poder y eso le duele en lo más profundo de su ser, usted no es el protagonista de la paz, es un opositor a la paz. Sus palabras dicen mucho de lo que piensa: no perdón, no impunidad; pero sí amnistía que ya estaba contemplada en los acuerdos.

El lema de su Plan de Desarrollo Nacional era “Hacia un ‘Estado Comunitario’”; sin embargo usted dijo: “En el acuerdo hay 25 casos en los cuales para que el Estado tome decisiones en materia económica y social, tiene que consultar aquello que las FARC llaman comunidades”… Se trata posiblemente las mismas comunidades que pudieron elegirlo a usted, posiblemente comunidades que se quedaron esperando que usted las reconociera en su mandato. Usted usa un lenguaje con bastante desdén para referirse a la gente, porque quiero contarle señor Uribe que todos hacemos parte de una comunidad, y esa comunidad no es de las FARC.

El reclamo de algunos de los que votaron por el No (puede usted confirmarlo en redes) es “Presidente Uribe los que votamos No, No le entregamos un cheque en blanco al Centro Democrático para que haga lo que quiera, entonces siéntese a conversar YA con el Gobierno y con las FARC. Nosotros queremos la paz YA, no en dos años. No queremos que se use nuestro voto para hacer estrategias políticas para el 2018, no dilate ni entorpezca la consecusión de la paz que anhelamos todos”.

Parte de las propuestas que circularon el 4 de octubre, generaron en mí indignación, y se puede decir sin lugar a dudas en otros colombianos también. Se está pidiendo lo siguiente:

1. Eliminar los puntos que se refieren a la lucha contra el narcotráfico y la democratización de la tierra.
2. Eliminar la Comisión encargada de la búsqueda de la verdad y el Tribunal Especial para la Paz, pero a la vez amnistía para todos los guerrilleros, especialmente los rasos.
3. Solo se tratará sobre las penas a los guerrilleros, quienes deben someterse a la justicia ordinaria; incluyendo incluso penas por las muertes de los militares ocurridas en combate.
4. Solicitan que se nombren nuevos negociadores y que el ex-procurador Alejandro Ordóñez sea parte del equipo negociador.

En resumen, sacar a los militares de la justicia transicional, decirle No al tema económico agrario pactado en La Habana y No a la elegibilidad política de las FARC, aún cuando usted propuso amnistía e indulto.

Le pregunto ¿Ésto es paz sin impunidad? El problema no son los años de cárcel que puedan pagar los guerrilleros, sino la tenencia de la tierra destinada para agricultura y que se ha usado en algunos casos para narcotráfico. Las víctimas están en el centro del conflicto, a usted no le interesa reparar a estas víctimas, reduce todo a que se sometan porque no puede aceptar que no fueron vencidos. Todo el país está en vilo del desastre porque usted no acepta sus mismas propuestas de años atrás, ni que otro sea el que firme la paz.

Nadie pone en duda la institucionalidad de las fuerzas armadas; el tribunal de paz no es de las FARC, es el espacio dirigido por miembros de la Corte Constitucional en el que ellos confesarán sus crímenes y dirán la verdad, no los iguala a las fuerzas armadas, queremos escuchar a las fuerzas armadas, a los guerrilleros y a los paramilitares. ¿Por qué el pueblo colombiano no puede conocer la verdad de lo que ha pasado en el país? ¿Por qué no podemos escuchar las voces de los diferentes actores del conflicto armado? ¿A qué le tiene miedo? Si el país quiere la paz, necesita reconciliarse y para eso necesita escuchar la verdad.

Ahora bien ¿Cree usted que las FARC se armaron por que sí? ¿Por qué son unos terroristas y vándalos? No, se armaron en un contexto hostil, un tema de desigualdad en la distribución de la tierra, por injusticias, desigualdades sociales, falta de presencia del Estado y violencia en general. Que en el camino cometieron crímenes como secuestros, masacres e hicieron parte del narcotráfico, sí usted tiene razón, pero ellos, así no lo quiera aceptar usted y quienes votaron por el No, quieren dejar las armas y hacer parte de la vida civil. ¿Qué no es fácil tragarse ese sapo? No es fácil, pero lo dijo un periodista y en eso coincidimos, “los preferimos como civiles en la sociedad haciendo política a que continúen en las armas”. Reconocemos que el conflicto es social, económico y político y que por esto piden su participación y vinculación a la vida civil; el proceso de paz y los acuerdos cortan la oleada de violencia e impide que siga creciendo el número de víctimas, muertos y desaparecidos.

Expresidente Uribe, usted y algunos otros promotores del No están en una posición radical, con propuestas sin piso, propuestas que no tenían listas el día que ganó el No. Le pido por favor, hágase a un lado, usted ha vivido “60 años y hasta el doble” -como lo dijo en Caracol Radio-, permita a los más jóvenes de su partido tomar las banderas, permítale a este país salir adelante, tenga la gallardía, ya que no puede perdonar, porque así lo repitió muchas veces en entrevistas y conferencias.

Por último, sepa usted señor Uribe, que no vamos a permitir que nos condene a 100 años de soledad, que vamos a salir con dignidad y contundentemente a las calles a defender nuestro derecho constitucional a la paz, que no vamos a renunciar, ni a renegociar para que se reduzcan los beneficios pactados para la sociedad civil especialmente para los menos favorecidos, las víctimas y los campesinos, que la élite de este país no va a pactar sin la presencia del movimiento social, el movimiento estudiantil y los votantes del No y del Sí. Que no vamos a descansar hasta que las FARC y el ELN firmen la paz. Sea usted valiente, prudente, compatriota y hágase a un lado.