Mirador
Caín de América
/ Miércoles 18 de marzo de 2009
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Director del semanario Voz y dirigente del Partido Comunista Colombiano
Como mosco en leche fue la presencia
de Juan Manuel Santos,
ministro de Defensa de Colombia, en la
primera reunión del Consejo de Seguridad
de América del Sur (CDS), en Santiago
de Chile, con la cual se inauguró,
con la presencia de 12 ministros de
Defensa del subcontinente, este importante
organismo suramericano que excluye
al gobierno de los Estados Unidos
y cuya concreción se hizo al margen
también de su opinión y aceptación.
Al gobierno colombiano no le quedó
otra alternativa que participar en el
CDS, aunque no comparte con plenitud
su filosofía y su autonomía frente a Washington,
porque de lo contrario hubiera
quedado aislado y convertido en el simple
peón del imperio en sus planes hegemónicos
en la región, cuya mayoría
de gobiernos actúa con plena independencia
y en defensa de la soberanía nacional.
Todo lo contrario del gobierno
de Uribe Vélez al que algunos consideran
el Caín de América por su nivel de
dependencia y sometimiento al dictado
yanqui.
La reunión de la semana pasada fue
muy inoportuna para el gobierno de
Colombia, en particular para Juan Manuel
Santos, su delegado, porque el flamante
ministro recibió críticas de los
gobiernos de Ecuador y Venezuela por
la doctrina de la «legítima defensa» que
les permitiría a los militares colombianos
intervenir más allá de sus fronteras
para atacar a las guerrillas en otro país.
La típica doctrina Bush, repudiada en
todas las latitudes, hasta por el nuevo
presidente norteamericano Barack
Obama. En contraste, Santos tuvo que
tragarse el sapo en la declaración final
del primer encuentro del CDS, que
debe respetarse la soberanía nacional
de cada país y que ningún argumento
justifica el intervencionismo y la violación
territorial vecina. Para atenuar
el golpe político y diplomático a la política
reaccionaria de Uribe Vélez, la
«gran prensa» decidió decir que de todas
maneras se condenó al terrorismo
como si ello no fuera un propósito de
América Latina en el momento actual,
incluyendo el terrorismo de estado
agenciado por Bush en el pasado y representado
en América del Sur por la
«seguridad democrática» uribista.
Para algunos analistas –con bastante
razón- el CDS es un golpe mortal a
la doctrina Monroe y a la herencia fatídica
de la guerra fría del Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca
(TIAR) liderado por Washington. Hoy
priman otros valores y conceptos, que
no son los de la «seguridad democrática»
por cuya extraterritorialidad abogan
Uribe y Santos a la manera de
Bush, ya en ostracismo. Como siempre,
estos dictadorzuelos de poca monta
siempre están en la retranca. Aunque
deben explicaciones al CDS, porque
facilitar el territorio colombiano
para las labores de espionaje de Estados
Unidos es contravenir la razón de
ser del nuevo organismo.