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La tumba de Antígona
Feria de mujeres
Fueron muchos los abusos cometidos por el magnate Donald Trump mientras fue el dueño del famoso certamen de belleza Miss Universo, y es bastante irónico que el más grande representante de la misoginia se haya lucrado por tanto tiempo a costa de su objeto de odio: las mujeres y su “belleza”.
Renata Cabrales / Domingo 5 de febrero de 2017
 

En 1996, el actual presidente de Estados Unidos compró la Corporación Miss Universo, cuando esta estaba a punto de entrar en quiebra.

Fue entonces ahí, a la cabeza de la industria de la belleza, donde encontró la oportunidad para demostrar su misoginia descarada. Son muchas las críticas que ha recibido desde su candidatura de parte del movimiento de mujeres, lo que se materializó con la multitudinaria manifestación de norteamericanas el día que se posicionó como el nuevo mandatario de la Casa Blanca. Aun así, tuvo el cinismo, al día siguiente, de quitar recursos a las ONG que promueven el derecho al aborto, todo para demostrar quién es el que “manda”.

Fueron muchos los abusos cometidos por el magnate mientras fue el dueño del famoso certamen de belleza, y es bastante irónico que el más grande representante de la misoginia se haya lucrado por tanto tiempo a costa de su objeto de odio: las mujeres y su “belleza”.

Durante su campaña presidencial, Hillary Clinton recordó el escándalo del cual fue víctima la ex Miss Universo venezolana con nacionalidad norteamericana, Alicia Machado: “Una de las peores cosas que dijo fue sobre una mujer en un concurso de belleza, la llamó Señorita Piggy. Entonces la llamó Señorita Trabajadora Doméstica, porque es latina”… “Donald, ella tiene nombre. Su nombre es Alicia Machado. Y ya es ciudadana estadounidense y puedes apostar qué va a votar en noviembre”. Según datos del momento, Machado había subido de peso y Donald Trump especuló que le iban a retirar la corona y convocó a los medios para que la filmaran haciendo ejercicio frente a las cámaras.

Machado afirmó hace poco que se sentía como en una especie de circo y que debido a las críticas llegó a padecer desórdenes alimenticios. Afortunadamente, la exreina, debido a las humillaciones padecidas debido a su aspecto físico, el cual ya no cumplía con los cánones de belleza impuestos por la sociedad, en este momento se ha empoderado como mujer y ha decido hablar del tema con el fin de que otras mujeres aprendan de su experiencia, e incluso se unió a la campaña de Clinton con el fin de hacerle la guerra a la misoginia de Trump.

Sin embargo, aunque han sido muchas las mujeres que han pasado por el certamen y fueron abusadas de alguna u otra manera por quien fuera entonces el dueño del concurso y ahora es el presidente de una de las más grandes potencias del mundo y, aunque las mujeres norteamericanas estén decididas a defender sus derechos durante su mandato, son demasiadas las personas que hoy en día se entretienen a costa del concurso de belleza que denigra a las mujeres, cosificándolas, exhibiéndolas, reduciéndolas a pedazos de carne, como en una feria ganadera o como en una corrida de toros, de esas que tanto repudiamos en Bogotá por estos días.