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¿Qué pasa entre la ONU y el Gobierno Nacional?
Agencia Prensa Rural / Martes 21 de febrero de 2017
 

Mientras concluye exitosamente el proceso de desplazamiento de las FARC–EP a Las Zonas Veredales Transitorias de Normalización, causó sorpresa el cruce de cartas de María Ángela Holguín y Sergio Jaramillo al jefe de la misión de la ONU, Jean Arnault. El motivo de ello fue el mensaje enviado por el francés a los miembros de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación al Acuerdo Final (Csivi).

En la misiva, el representante de la ONU manifestó preocupación por incumplimiento frente a los acuerdos en cuanto a las adecuaciones de las ZVTN y sus delimitaciones, lo que implicaría que todo sea tarde más de lo esperado. En ese sentido, desde el pasado mes de diciembre la guerrilla ha manifestado que las zonas veredales no estaban listas y en este momento, aunque se ha avanzado, no se puede observar que estén adecuadas según lo pactado.

Continuando en la misiva se advierte sobre los riesgos que está enfrentando el proceso de implementación del acuerdo y por consiguiente los calendarios para que dejación de armas pueda llegar a buen término.

Además de ello, la carta también manifiesta la preocupación de los insurgentes que ven cómo la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) no avanza, así como tampoco la Ley de Amnistía e Indulto que se pactó. También se habla sobre el temor que tienen por su estabilidad socioeconómica como su integridad física, dejando entrever que la adecuación logística le ha quedado grande al Gobierno puesto que desconoce esa Colombia rural a la que ha sido difícil acceder generando así los retrasos e incumplimientos que se vienen dando y que hoy tienen pensando a la ONU y a las FARC–EP en replantear las fechas de la entrega de armas.

En respuesta a las inquietudes manifestadas por el jefe de la delegación de la ONU, María Ángela Holguín y Sergio Jaramillo terminaron recriminando al papel de la ONU frente al incumplimiento en los protocolos, desviando de esta manera la respuesta sobre el problema manifestado, obviando la falta de rigurosidad con la que se ha llevado esta etapa de la implementación.

En la respuesta, de cinco hojas, tanto la Canciller como el Alto Comisionado para la Paz se encargan de defender el proceso llevado sin mirar los errores y las cosas por mejorar. Aunque los guerrilleros no tengan condiciones sanitarias adecuadas, ni centros de salud, agua potable, comida o dormida digna, tienen que continuar con las fechas. Eso es lo más importante para el Gobierno que deja ver que solo le interesa que le cumplan sin que éste tenga que hacer lo mismo.

Pese a todos estos inconvenientes, lo queda claro es la voluntad inquebrantable de las FARC–EP que han continuado en su proceso de trasformación hacia una organización política sin armas.