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Encuentro Cocaleras-Puerto Asís - Putumayo 17 y 18 de marzo de 2017.
Mujeres cocaleras del sur de Colombia firmes con la paz
Porque las mujeres colombianas nos oponemos a cualquier guerra, incluida la guerra contra las drogas
/ Martes 28 de marzo de 2017
 

El 17 y 18 de marzo de 2017 se reunieron Puerto Asís, Putumayo, setenta y cinco mujeres cocaleras y coqueras de Caquetá, Cauca, Meta, Nariño y Putumayo para analizar su realidad como mujeres cultivadoras, recolectoras y realizadoras de otras actividades asociadas a la economía de la hoja de coca. Estuvieron acompañadas por organizaciones de mujeres y mujeres diversas de distintos lugares del país (Barranquilla, Bogotá, Cali, Medellín, Montería, Putumayo y Santander de Quilichao) y por una mujer boliviana, conocedora de los procesos de sustitución y control social de la coca en su país.

Las mujeres cocaleras enfrentan largas jornadas que comienzan desde el amanecer y llegan a sumar hasta 20 horas de trabajo. Éstas implican la alimentación y cuidado de hijos e hijas, esposos, las actividades domésticas, el cuidado de los cultivos, atender a los trabajadores, y desempeñar todos los trabajos en los cocales (sembrar, fumigar, raspar, quimiquiar).

En el Encuentro, las mujeres respaldaron el Acuerdo de Paz entre el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC-EP, apoyan su implementación y actúan en concordancia con lo establecido en los mismos, en especial lo planteado en el punto 4 que establece que los planes de sustitución deben ser concertados con las mujeres rurales vinculadas a la economía de los cultivos de coca.

Después de un día y medio de trabajo conjunto, las mujeres reunidas exigen al Estado Colombiano que actúe de manera inmediata en:

No a la criminalización de su labor. No son narcotraficantes, son mujeres trabajadoras empobrecidas con necesidades y derechos que han logrado satisfacer con los cultivos de uso ilícito. Demandan que las mujeres que están en las cárceles dentro y fuera del país por su relación con la economía de la coca (cultivadoras, raspadoras, transformadoras, transportadoras y vendedoras) sean beneficiarias de excarcelamiento y cesación de procesos penales.

Exigen garantías de participación en todos los espacios de toma de decisiones municipales y departamentales con seguridad, formación y recursos económicos. Demandan participar de forma activa en la implementación del acuerdo de paz con otras organizaciones y en representación equilibrada con los hombres como lo establece el enfoque de género incluido en el Acuerdo de Paz . Las mujeres consideran necesario hacer pedagogía masiva de los puntos 1 y 4 de los Acuerdos.

Piden que los procesos de sustitución de cultivos no pongan en riesgo su derecho a la tierra, se les asegure la titulación de tierras para las que la poseen y acceso a las que no tienen, o no tienen tierra suficiente. Los procesos deben vincular a todas las mujeres que están dentro de la economía de la hoja de coca (cultivadoras, recolectoras, transformadoras, transportadoras y vendedoras) con proyectos productivos agropecuarios de sustitución para las actividades de cultivo y recolección y con proyectos productivos de transformación de materia prima para las actividades de transporte y venta. Dichos procesos de sustitución deben formar parte de las políticas públicas de los departamentos y municipios y deben comprometerse a la construcción y mejora de vías de acceso.

Las mujeres defienden la condición andino-amazónica del territorio y demandan que no se convierta en distrito minero, lo cual implica renegociar las concesiones con las mineras respecto a la tenencia de la tierra. Exigen proteger el territorio de las multinacionales, impedir que estas lo socaven y recuperar, preservar y proteger las semillas propias.

Las cocaleras demandan que se promueva e impulse una economía territorial y se fortalezca la producción de productos claves y propios como: sacha inchi, cacao, plátano, yuca, chontaduro, piña, pimienta, palmito y especies menores, entre otros, así como proyectos de comunicación, sociales, ambientales y turísticos. En cuanto la coca, se debe recuperar su uso medicinal y ancestral con liderazgo de los pueblos originarios.

Se deberá apoyar el emprendimiento social y cultural para los y las jóvenes para prevención del consumo de sustancias psicoactivas, garantizar su educación técnica y superior. La oferta del SENA y de las universidades deberá llegar a los territorios rurales para que los y las jóvenes no se tengan que volver urbanos para capacitarse.

Finalmente, las mujeres reclaman que la sustitución de cultivos solo inicie cuando ellas hayan participado de manera efectiva, sus demandas hayan sido incluidas, el Estado haya hecho efectivos los compromisos que adquiera con la firma de los acuerdos de sustitución y que esta sustitución se haga de manera paulatina. Que no se firme ningún acuerdo de sustitución de cultivos si no se incluyen sus demandas y que ningún proceso de erradicación se lleve a cabo de manera forzada.

‘‘Juntas y valerosamente dignas, seguiremos afirmando vida’’, así termina la declaración.

Conozca la Declaración Oficial completa aquí: https://goo.gl/5wUFwE