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Parte I
Desentrañando Memorias: Atanasio Girardot
Guerrillero de las FARC-EP, entre la historia patria y el verso poético
Juan Camilo Peña / Jueves 11 de mayo de 2017
 

La poesía entrega la llama transformadora para liberar el espíritu de las cadenas de la muerte, poesía es el genio que moviliza. La lucha armada es, como dijera el poeta, “Su mano está adherida al fusil, el fusil es la extensión de su mano, su mano es la extensión de su alma”A.G.

Atanasio Girardot, guerrillero de las Farc-EP, leyendo un libro del poeta Andrés Barbosa Vivas en la profundidad de la selva Colombiana. Foto: Yesid Aguilar, guerrillero de las Farc-EP.

Un nombre cargado de historia

El nombre de Atanasio Girardot nació con la necesidad de contribuir a desenterrar memorias, a recuperar la memoria colectiva, de los luchadores que se entregaron por la causa de la libertad. Atanasio Girardot brindó todas sus energías, hasta su vida misma. Luchó airadamente en el ejército libertador alcanzando el grado de coronel, fue un hombre aguerrido e inteligente que supo sortear fieros combates contra la corona española que tenía a nuestro pueblo sumido en la peor condición: ser dominados y explotados por una potencia opresora dadora del más profundo oscurantismo. Atanasio contribuyó a consolidar la segunda independencia de Venezuela en donde desafortunadamente murió alcanzado por una bala de fusil cuando quería fijar la bandera de nuestra gran Colombia en las tierras de Bárbula. Atanasio hizo parte de los imprescindibles, de los revolucionarios cabales; por eso el nombre, porque los guerrilleros de las FARC siguen estos paradigmas.

Quien fuera uno de los hombres más confiables y activos por las épocas de la rebelión insurreccional de Simón Bolívar, hoy renace en las filas de la insurgencia de las FARC-EP. Como un compendio de complejos artísticos pude catalogarse este “joven espirituoso” porque no sólo compone y recita poesía, sino que además esculpe sus obras, canta, redacta y sueña en futuro, lleva por nombre de guerra “Atanasio”.

La presente crónica intenta acercarse a la historia de Atanasio Girardot, guerrillero de las Farc-EP, iniciando con un referente histórico que entrelaza algunas hazañas de las vidas de los dos personajes: el independentista y el fariano. En 1811 Atanasio Girardot emprendió un viaje a Tunja para combatir a las tropas federalistas; el Atanasio contemporáneo haría un viaje similar en 1999, de Tunja a Bogotá, contra el Plan Nacional de Desarrollo de Pastrana. Además de remontarse a Venezuela, el Atanasio del ejército libertador contribuyó a la liberación de la hermana patria en la Campaña Admirable de Bolívar; Atanasio el insurgente de las FARC-EP hizo una hazaña similar con la creación de las estatuas de Manuela Sáenz, Simón Bolívar y Manuel Marulanda Vélez instauradas un 26 de septiembre de 2008 en el barrio 23 de Enero (Caracas, Venezuela). Estos entramados dejan ver que el intrincado camino de los revolucionarios a menudo les demanda todo el espíritu y sacrificio para cumplir sus tareas sin importar las fronteras que deban atravesar.

Además de sus grandes dones y habilidades artísticas, Atanasio lleva consigo una inconformidad profunda que le hace cuestionar todo cuanto percibe del mundo, un espíritu analítico, creativo y rebelde que le lleva a pensarse en el cotidiano de los pobres y humildes, distanciándose del imaginario impuesto a la sociedad de que los guerrilleros sólo esperan en los “grandes pasillos de la academia y los salones de la fama”.

Fragmentos de poesía, en la pantalla del computador se refleja el rostro de Atanasio leyendo. Foto: Yesid Aguilar, guerrillero de las Farc-EP.

Del barrio a las Farc-EP

El relato de Atanasio Girardot, el revolucionario fariano

Tengo 34 años de los cuales 15 los he entregado a la causa de las Farc-EP. Yo nací en la ciudad de Medellín, en un barrio llamado Villa Hermosa, en el cual tuve la oportunidad de crecer rodeado de muchas personas unidas en intereses comunes. En la cuadra todos nos conocíamos, compartíamos las dificultades propias del pueblo y como actividades comunitarias puedo resaltar “la natillera”: toda a gente de la cuadra ponía algo de dinero para la fiesta colectiva en navidad; o “la comitiva”: nos juntábamos todos los pelaos y cada uno ponía algo como una papa, el otro ponía manteca, el otro juntaba la candelada, el otro la paila y así realizábamos una comida colectiva. Estas actividades desarrollaron mi espíritu de comunidad, de afecto por la gente , en pocas palabras ¡soy un comunero!.

Actualmente soy parte del equipo de pedagogía de los acuerdos en el departamento de La Guajira, trabajo que tiene suprema relevancia porque es señalarle el camino a seguir a unas comunidades que han padecido históricamente la pobreza más exacerbada. Con esta pedagogía lograr que el pueblo se abandere de dichos acuerdos y poder cambiar esta realidad. Mi mayor interés es poder vivir en el comunismo. Así como lo pude aprender desde temprana edad en el barrio, donde el interés colectivo de la comunidad es el que prima, donde todos nos reconozcamos y actuemos en igualdad de condiciones.

Me apasiona el arte y la cultura, especialmente la poesía. Creo que esta es la actividad donde la sensibilidad circunda y permea todos los espacios, desde las relaciones humanas, así como en la creatividad, el amor por la naturaleza herramienta fundamental que ha unido a los pueblos en el sueño colectivo y transformador.

Herencia y militancia: ¡tremendos momentos!

Comencé a conocer la lucha organizada de los obreros aproximadamente desde los 8 años de edad porque mi padre fue sindicalista de la ya extinta empresa pública Telecom, participando en el desfile de los trabajadores del primero de mayo, muchos mítines y paros. A su vez, en mi casa había una gran biblioteca donde reposaban muchísimos libros de diferentes autores como: Edgar Allan Poe, Carlos Marx, Isidore Ducasse, Oscar Wilde, Julio Verne, Arthur Rimbaud, entre otros, los cuales pude leer y comenzaron a configurar mi espiritualidad. Años después, puedo decir más o menos en el año 98, comencé a ser parte del movimiento estudiantil exactamente organizado en la Asociación Nacional de Estudiantes de Secundaria (ANDES) en la cual la efervescencia de joven rebelde colmó mis intereses de lo que sería mi vida. Recuerdo en el año 99 cuando realizamos una marcha de Tunja a Bogotá contra el Plan Nacional de Desarrollo de Pastrana y también recuerdo que en el marco de la marcha participé con un grupo de camaradas en el concierto de Metallica, ¡tremendos momentos!

En ese entonces ya había empezado a militar en la JUCO donde pude consolidar y ordenar esas ideas que me asaltaron desde muy temprana edad, ideas nacidas de una sensibilidad de poder conmoverme con el dolor que padecen las personas al vivir en un mundo de tanta desigualdad e ignorancia. Tantas cosas que lo impulsan a uno a rebelarse. En ese mismo año participé en el X congreso. Al mismo tiempo que desarrollaba la militancia, escribía también poesía, la cual me acompañó desde los primeros momentos.

En ese trasegar político, literario y de relaciones humanas, conocí el proyecto revolucionario de las FARC. Pude viajar con unas propuestas del regional de la JUCO a la audiencia pública de juventud y empleo en el Caguán, allí tuve la oportunidad de conocer a muchos guerrilleros y a un buen número de integrantes del EMC y su secretariado, después de esto ya se podrán imaginar.

Ya para el año 2003, luego de trabajar arduamente en la militancia política y de entablar relaciones con muchos artistas y poetas, tomé la decisión de ingresar a las filas guerrilleras. Dentro de la organización conté con la buena fortuna de desarrollar la militancia conducido por la formación político-ideológica de los comandantes Iván Márquez y Jesús Santrich los cuales siempre me brindaron la posibilidad de estar en permanente contacto con las artes y la cultura. Ejemplo de ello son las múltiples producciones musicales que se realizaron como “La vida es lucha” entre otras.

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También tuve la oportunidad de trabajar en la elaboración del busto de Manuel Marulanda Vélez y tres esculturas de más de un metro de alto de Bolívar, Manuelita Sáenz y un guerrillero; esculturas que reposan en la Plaza Manuel Marulanda en el barrio 23 de Enero en Caracas, Venezuela. Otra actividad desarrollada fueron obras de teatro y de títeres. Sin duda la que me colmó más de felicidad fue una serie de talleres de poesía que realicé con la guerrillerada, haciendo escrituras colectivas de poesía. Todas estas actividades acompañadas de las labores diarias de todo militante fariano.

Para concluir

Entre la charla, le mencioné a Atanasio e Inty que para mí fue una gran sorpresa encontrar al autor de las obras que alguna vez en un viaje pude ver. Estaba asombrado por conocer una plaza pública de Caracas que homenajeaba al insurgente más antiguo del continente, el más buscado y el más odiado por las élites en Colombia: Manuel Marulanda Vélez. No sólo fue un honor poder estrechar la mano del artista, sino contar algunos fragmentos de su historia de vida.

Con esta primera parte se relata el trasegar de otro personaje, de esos jóvenes artistas que vivieron la cruel guerra y que aún en medio de las balas hicieron del arte otra herramienta de resistencia y de combate por la Colombia Nueva. En la segunda edición de la presente crónica Atanasio nos dejará conocer algunos de sus más recientes versos.