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Delegacion asturiana en Bajo Ariari
Con el acompañamiento del jesuita Javier Giraldo, y del Observatorio Internacional de Paz, la delegacion asturiana recorrió la maravillosa region del Ariari - Guayabero - Guaviare.
Soldepaz Pachakuti / Viernes 24 de abril de 2009
 

Selva y ríos.

La delegación asturiana se fortaleció en número de sus componentes, para recorrer por tres dias la región del Bajo Ariari, y visitar a diversas comunidades a lo largo de los rios Ariari, Guayabero y Guaviare.

El padre Javier Giraldo, premio Juan María Bandrés de la CEAR, e investigador del Cinep, se sumó a la comitiva.

También dos representantes del IPO, Observatorio Internacional de Paz, asimismo dos abogados y dos dirigentes de la organización regional de derechos humanos de la zona.

Los testimonios recogidos en las diversas poblaciones ribereñas fueron centenares de un abundante prontuario de violaciones de los derechos elementales, que serán recogidos en el Informe de la Quinta Delegación Asturiana, y el documental que se prepara con las imágenes recogidas en un archivo de muchas horas de grabaciones.

La espectacular geografía recorrida, y el recibimiento caluroso de sus habitantes, asombraron a la comitiva, que tal vez esperaba encontrar una situación de mayor postración.

Sin embargo, las denuncias efectuadas de forma individual en cantidades preocupantes, no impidieron visualizar también a unas comunidades de campesinos y pescadores con firme voluntad de permanecer en el territorio, pese a los distintos intentos militares de desalojarlos de forma violenta.

Y una envidiable organización social, basada en las juntas de acción comunal, y en las nuevas directivas de derechos humanos adscritas a las JAC, han permitido hacer frente de forma comunitaria a los permanentes abusos de la Fuerza Pública, en esta región olvidada del Estado.

En el tramo final de la visita, en la capital del departamento, San José de Guaviare, el alcalde corroboró buena parte de las denuncias comunitarias, en cuanto a la ausencia absoluta de atención social, deficiencias educativas y otras obligaciones estatales.

La Macarena, Puerto Catalina, Puerto Cachicamo, Vereda Nueva Colombia, Puerto Nuevo, La Tigra, el Raudal, fueron algunos lugares de entre los visitados.

El padre Javier Giraldo, que fue denominado Apóstol de la Paz, señaló a su vez la similitud entre la organización de base del Ariari, que defiende y promueve los derechos humanos, con la guardia indígena del Cauca, en cuanto a la voluntad y pretensión de abordar el tema de la justicia por encima de un estado incompetente en esta materia.

En los varios actos públicos celebrados, acudieron numerosas familias campesinas, algunas llegadas desde muy lejos, en caballos, en cayucos, para participar no sólo de las denuncias, sino del fortalecimiento organizativo de las comunidades.

Y así se autodefinieron como Territorios Civiles en Resistencia por la Vida, y mantuvieron su compromiso de no permitir que las Fuerzas Militares revisen documentos que no les corresponden, en su intento de control abusivo de la población, usurpando funciones que le corresponden a la Policía, y que con demasiada frecuencia se están usando para amedrentar a las familias.

Asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, ametrallamientos, amenazas, quema de casas, restricciones de comida y de transporte, han estado a la orden del día, así como amenazas de muerte a líderes como el presidente de DHAriari, Héctor Torres, o el abogado de la misma organización Ramiro Orjuela.

Las familias campesinas, en estas concentraciones alrededor de la visita asturiana, realizaron también representaciones teatrales con los temas de hechos reales ocurridos de violaciones, y aportaron música, bailes, coplas y joropo, para celebrar el encuentro.

Finalmente, en la audiencia con el alcalde Pedro Arenas,se procedió a un intercambio de datos y opiniones con diversas áreas de la alcaldía, con una delegación del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y con el representante de la Cruz Roja Internacional.

Al regreso en avión, se pudieron apreciar los miles de hectáreas cultivadas en grandes extensiones de palma aceitera, en el departamento del Meta, con destino a agrocarburantes, proceso que al parecer cuenta con todo el apoyo del gobierno colombiano, y que supone un destrozo de amplias zonas de los Llanos, y de las reservas arbóreas.