Asociación Campesina del Catatumbo
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Tierra, inversión social y trabajo, reclaman las comunidades del bajo Catatumbo
"Los promotores de esta estancia han proclamado como fines centrales de su proyecto, la defensa de la vida, la reivindicación de la dignidad de las personas, así como de la tenencia de la tierra y la preservación de la paz y de los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución."
La Opinión / Martes 26 de mayo de 2009
 

Desde el 29 de abril en la vereda Caño Tomás del corregimiento Fronteras (Teorama), más de 200 personas permanecen concentradas en un campamento refugio humanitario que decidieron organizar con el fin de dialogar y negociar con los Gobiernos nacional, regional y local, un plan de desarrollo que está siendo elaborado por las mismas comunidades.

En ese lugar tienen asiento los habitantes de las veredas La India y Morro Frío (Tibú), Caño Azul y Cooperativa Sapadhana (Convención) y Caño Mariela, Caño Escondido, Caño Tomás y El Suspiro (Teorama), quienes optaron por quedarse allí para no generar más problemas sociales en los centros poblados y tampoco abandonar la tierra que trabajan.

Esta decisión la tomaron -señalan- como consecuencia de las constantes violaciones de los derechos humanos y la falta de voluntad política del Gobierno nacional para concertar una solución definitiva al problema de los cultivos ilícitos en la región.

A estos factores se suman antecedentes relacionados con las situaciones críticas de orden público que tuvo que afrontar la región en el tiempo que las autodefensas dominaron esa zona del departamento.

Al frente de este movimiento de resistencia social está la Asociación de Campesinos del Catatumbo (Ascamcat).

Voluntad del Gobierno

“Los campesinos de El Catatumbo somos humildes y trabajadores. Reconocemos que trabajamos en cultivos ilícitos porque el Estado no nos ha dado ni trazado políticas que beneficien al pueblo de El Catatumbo. Lo único que nos mandan es más fuerza pública, fumigaciones y erradicación de la coca”, expresó el dirigente Pablo Téllez, a varios medios de comunicación que estuvieron este fin de semana en la zona por invitación de Ascamcat.

Agregó que “En este campamento vamos a permanecer de manera indefinida. No queremos salir del campo a engrosar los cordones de miseria que hay en las ciudades, tenemos la esperanza que acá mismo, a través del diálogo y la negociación, vamos a encontrar solución a nuestras necesidades. Nosotros estamos dispuestos a dialogar y negociar pero que sea aquí. Esperamos la voluntad del Gobierno nacional”.

Téllez relató que las multinacionales a lo único que han ido a la región es a engañarlos con limosnas y programas de megaproyectos que, a futuro, doblegan al campesino con más miseria y pobreza, “porque el único interés de ellos es el carbón y el petróleo sin importar los daños ambientales que causarán a esta importante zona de reserva del departamento”.

Denuncias públicas

El vocero de la comunidad y otros integrantes del refugio humano que tomaron la palabra durante la rueda de prensa hicieron varias denuncias públicas en torno a la violación de derechos humanos y otras situaciones que atentan contra los dirigentes de Asocamcat y la comunidad que está situada en el campamento de refugio humanitario.

La primera de ellas tiene que ver con una supuesta versión del personero de Tibú, Manuel Eduardo Jaimes Olivares, relacionada con una aparente ayuda económica del Gobierno venezolano para sostener y mantener el campamento.

“Con esa actitud queda claro que hay gente por fuera que está haciendo campaña en contra de lo que queremos hacer humildemente acá. Tenemos que reconocer que hemos recibido ayudas de colombianos que se han refugiado en Venezuela, pero del Gobierno venezolano no hemos recibido un peso. Invito a que el personero venga acá y aclare esa situación”, expresó Téllez.

Otros voceros del refugio afirmaron además que la fumigación de cultivos ilícitos ha acabado con plantaciones de pancoger, contaminado las fuentes hídricas y causado enfermedades a la comunidad y a los animales.

Ejecuciones extrajudiciales

También se refirieron a casos de muertes extrajudiciales que se han venido dando después de la desmovilización de los paramilitares de El Catatumbo.

“Por aquí al campesino lo consiguen en cualquier lado trabajando, lo desaparecen y luego aparece por allá en la morgue de Cúcuta y la noticia que sale es que en tal parte hubo combates del Ejército con la guerrilla y que dieron de baja a un subversivo, pero resulta que era un campesino que dejó a una señora y a sus hijos esperándolo en casa y lo muestran como un guerrillero”, comentó uno de los habitantes del campamento.

Uno de esos casos ocurrió al parecer en la vereda El Suspiro, en donde un campesino -quien no fue identificado- se fue a revisar unos tramperos (trampas para cazar) pero nunca regresó.

Al día siguiente de su desaparición, contó la comunidad, ellos mismos fueron a buscarlo y lo encontraron muerto. De acuerdo a lo expuesto en la rueda de prensa ese mismo día, al parecer, el Ejército había hecho unos comentarios que en Los Planos de Barrancas habían matado a un guerrillero, pero al parecer era el mismo campesino que fue a revisar los tramperos.

La comunidad aseguró que una vez sucedido el hecho interpusieron la denuncia ante las autoridades competentes, pero a la fecha no saben en qué etapa se encuentra el proceso.

“Esta reunión (con los medios) es el inicio para los diálogos que queremos hacer con todos, en especial con el Gobierno. Nosotros acá estamos dando la cara y aquí los esperamos. No vamos a negociar en ningún parte, tiene que ser aquí donde vivimos y trabajamos”, advirtieron los líderes comunales.

Agregaron que la propuesta planteada por la comunidad está resumida en un plan de desarrollo el cual es elaborado con los habitantes de las diferentes veredas allí reunidos.

“Todavía no podemos decirles mayor cosa porque estamos sustrayendo la información primaria de todos los municipios de El Catatumbo para empezar a organizarlo, mientras, podemos ir avanzando en los diálogos”, señaló uno de los líderes del campamento.

Lo que si dejaron ver es que en términos generales dicho plan de desarrollo comunal incluiría temas relacionados con vías de penetración, salud, educación, programas de vivienda rural, alternativas productivas y seguridad alimentaria, entre otros, por ser éstas las necesidades básicas de las comunidades del bajo Catatumbo.

Desplazarán comisión a la zona

El gobernador de Norte de Santander, William Villamizar Laguado, manifestó ayer que no tenía conocimiento oficial de la existencia del campamento refugio, ni de las peticiones concretas que las comunidades le están haciendo a los Gobiernos regional y nacional.

El primer mandatario del departamento, dijo que desde hace algunos días se habían escuchado versiones en torno a que un grupo de campesinos de la zona de El Catatumbo se iba a concentrar, pero nunca hubo una comunicación oficial con la gobernación.

Sin embargo, señaló Villamizar Laguado, el gobierno departamental estará atento a escuchar las solicitudes de los integrantes del campamento y a establecer una mesa de diálogo.

Para ello, en los próximos días definirá una comisión la cual se desplazará hasta el refugio y se pondrá al frente de la situación.

“La secretaria de Gobierno ha estado haciendo algunas gestiones y estoy a la espera que me entreguen un informe para verificar la situación”, indicó el gobernador.

La defensora regional del Pueblo, Carmen Ligia Galvis, por su parte indicó que han sido los medios de comunicación los primeros en tener contacto con estas comunidades.

Agregó que la entidad se enteró solo hasta el viernes de la semana pasada de la existencia del refugio y que de inmediato pusieron en conocimiento de la situación al Defensor nacional, Vólmar Pérez.

“Estamos a la espera de hablar con algunos de los delegados del campamento que están acá en Cúcuta y después esperaremos las indicaciones del Defensor para ir al campamento”, explicó Galvis.


Refugio humanitario en El Catatumbo: Columna editorial de La Opinión

Un campamento rústico en medio de la espesa selva de El Catatumbo ha sido habilitado como centro humanitario para atender a la población desplazada o afectada por el conflicto armado en esa región. No es un espacio que pueda ofrecer albergue a un grupo muy numeroso de damnificados de la violencia. Pero se le han creado condiciones para acoger a los que quepan, en un ambiente de convivencia, donde no hay lugar a nada que se salga de la voluntad de paz predominante.

El Refugio, nombre que se le ha dado al campamento, es el punto de partida de este nuevo propósito de paz, en un territorio que ha sido afectado en forma drástica, por la ofensiva de los diferentes grupos armados ilegales, dedicados a una confrontación que busca más el control de los cultivos ilícitos que la solución de los crónicos problemas que agobian a la comunidad de El Catatumbo.

Los promotores de esta estancia han proclamado como fines centrales de su proyecto, la defensa de la vida, la reivindicación de la dignidad de las personas, así como de la tenencia de la tierra y la preservación de la paz y de los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución.

Es necesario que a El Refugio se le conceda la importancia que le corresponde. Es un experimento de paz útil y que puede servir para jalonar otras iniciativas afines en diferentes regiones del país. Su multiplicación beneficiará la paz que tanto anhelan los colombianos, a pesar de lo distante que parece estar no obstante las acciones oficiales contra las organizaciones armadas.

Cualquier punto que se gane en favor de la paz es estimable y debe merecer apoyo decidido, mucho más que otras causas que no han demostrado eficacia.