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Pobreza y aislamiento en Ituango
El panorama del municipio de Ituango es desalentador. La violencia y el megaproyecto Hidroituango lo tienen confinado.
Agencia Prensa Rural, Bibiana Ramírez / Domingo 9 de diciembre de 2018
 
Cañón del Río Cauca. Foto: Bibiana Ramírez - APR

Quién se iba a imaginar que el tercer municipio más grande de Antioquia iba a estar tan asediado por los grupos paramilitares y las guerrillas. La verdad es que siempre le llevaron ganas, pero por más masacres que hicieron las AUC, nunca se pudieron arraigar ahí. Ituango, en la subregión Norte, de algún modo estuvo protegido, durante décadas, por las FARC en armas. Esta guerrilla, desde los años 80 tenía el control de uno de los territorios más estratégicos al interior del departamento.

Por el norte se impone el Nudo del Paramillo por donde hay salida a la costa Caribe y es una geografía casi intransitable por las pendientes de más de 45 grados de inclinación. De este parque natural a Ituango le pertenecen 108.566 hectáreas de los 4600 km2 que tiene la reserva que es compartida con el sur de Córdoba y otros municipios de Antioquia. Por ese lado también limita con Tarazá y es una de las rutas hacia el Bajo Cauca.

Es atravesado por el río Cauca separándolo de Valdivia, Briceño y Toledo. Por el sur está la entrada al Urabá limitando con Peque y Dabeiba y por el Occidente con Mutatá. Es decir, Ituango está en medio de las conexiones hacia cuatro subregiones de las nueve que tiene el departamento.

Ituango es un corredor estratégico para todo tipo de ilegalidad. En casi todas las veredas hay cultivos de hoja de coca. Y ahora están entrando todos los grupos armados, con mayor fuerza a disputarse el control territorial. Por ejemplo, hasta el 2014 la producción y venta de pasta base de coca era regulada por las FARC-EP, pero después de su salida como grupo armado, ese control fue asumido por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

Cuando inició el cese al fuego bilateral entre Farc y gobierno, en Ituango fue un hecho simbólico muy significativo que la Policía y el Ejército desmontaran trincheras que llevaban más de diez años en el parque principal. Este lugar fue centro de ataques y hostigamientos constantes por parte del Frente 18 de las FARC-EP. Un habitante del pueblo recordaba esos ataques y le parecía increíble que en medio de los combates, algunos guerrilleros se subían a la torre de la iglesia y desde ahí disparaban a la Fuerza Pública.

El primer grupo que se instaló en Ituango fue los Pachelly en el 2016 y es una estructura que llegó del municipio de Bello, Antioquia. La Defensoría del Pueblo tuvo conocimiento de la entrada de este grupo por el desplazamiento de diez familias en la vereda Pio X, que queda a 10 minutos de la cabecera municipal. Estas familias visibilizaron la presencia de este grupo y denunciaron que estaban haciendo control en temas de microtráfico. Aún permanecen ahí.

Guerra sin fin

La firma de los acuerdos de paz con las FARC traía algo de esperanza a las comunidades de Ituango que nunca conocían la presencia del Estado en sus veredas. Aún hoy no la conocen, por el contrario el reemplazo de las FARC fue el Clan del Golfo. Días después de que los excombatientes se agruparan en la zona veredal el año pasado, el Clan del Golfo pasó por las veredas anunciando que ellos serían quienes controlarían el territorio y que todos debían asumirse a sus normas.

También El ELN está empezando a incursionar en esta región por los límites de Valdivia donde han estado en la parte oriental del río Cauca, pero ahora lo están cruzando y enfrentándose contra las AGC.

Además, las disidencias del frente 36 de las FARC tienen presencia estable en el territorio y se han ido alimentando de excombatientes que salieron del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Anorí e Ituango, inconformes por los retrasos y falencias en la implementación de los acuerdos, la reincorporación comunitaria y la no ejecución del Plan Nacional Integral de Sustitución de cultivos de uso ilícito.

Aunque el interés primordial de los grupos ilegales en este territorio no está centrado en la minería ni en el tema del narcotráfico, estas actividades son cada vez más atractivas para ellos. El microtráfico es la mayor fuente de financiación junto con las extorsiones a comerciantes, ganaderos, campesinos jornaleros y hasta el megraproyecto Hidroituango tiene que pagar la cuota. La minería se podría posicionar y también sería fuente de financiación. Hay solicitudes mineras y concesión de títulos mineros en gran parte del territorio de Ituango, y con más auge en los límites con Tarazá incluyendo zona de resguardos indígenas, pero no se han iniciado labores formales de exploración y ni de explotación.

Los desplazamientos son constantes. El resguardo indígena Jaidukamá ha denunciado la presencia de los actores armados en su territorio, han hecho reuniones allí y es ruta permanente de estos. Y lo más reciente fue el enfrentamiento entre disidencias de las Farc y Clan del Golfo, el 28 de septiembre, en la vereda El Cedral donde unas 300 familias tuvieron que salir desplazadas hacia el monte para proteger sus vidas. El Clan del Golfo amenazó con tomarse la vereda por lo que esas familias temen a ser desplazadas definitivamente. Un día antes de ese enfrentamiento la comunidad avisó a la Alcaldía el riesgo en que estaban pero no fueron atendidas. En la cabecera municipal el Clan del Golfo ha impuesto la prohibición del uso de casco para motociclistas para poder identificar quién se mueve en el municipio.

El último reporte de la Unidad de Víctimas, en el 2015, arroja un resultado de 17.365 víctimas en la historia de Ituango, lo que representa un porcentaje del 72% de la población. Pero entre 2016 y 2018 la violencia se ha recrudecido, ahora no se presentan masacres, pero sí asesinatos selectivos contra líderes, presidentes de junta de acción comunal o impulsadores de la sustitución de cultivos de uso ilícito. Este año se han presentado 60 homicidios. Además de las amenazas de muerte a los líderes, al Alcalde y las presidenta del Concejo, a profesores y rectores de las instituciones educativas.

El asesinato a seis miembros del nuevo partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, FARC, en Ituango ha generado alarma y la misma Defensoría, con el Sistema de Alertas Tempranas ha hecho énfasis en que el Estado no ha brindado garantías a estas personas en proceso de reincorporación, lo que podría ocasionar mayor número de desersión y que vayan a las filas de estos otros grupos armados, pues ofrecen dinero para que se retiren y vuelvan a empuñar las armas.

Un pueblo aislado

Desde el 12 de mayo, cuando se dio la contingencia de la represa Hidroituango, el municipio quedó totalmente aislado y con una irremediable crisis humanitaria en toda la población al inundarse el puente Pescadero y la casa de máquinas estar a punto de colapsar. La única ruta de acceso es vía fluvial por la represa y en un ferri donde la gente y los alimentos tienen que hacer doble trasbordo para llegar al municipio.

Los campesinos no pudieron sacar sus productos a la ciudad u otros pueblos aledaños y tuvieron que regalarlos, el transporte y comercio debieron parar, por lo que hubo grandes pérdidas, hasta se llegó a sentir el desabastecimiento de alimentos. Además llegaron 130 personas desplazadas de las orillas del río Cauca y se instalaron en el coliseo del municipio sin ser reconocidos como afectados por Empresas Públicas de Medellín y seis meses después siguen ahí sin que sea solucionada la situación.

Según la Cámara de Comercio de Medellín, Ituango tiene el 65,22% de las necesidades básicas insatisfechas por lo que se ubica como el municipio con calidad de vida más precaria en la subregión Norte. En la cabecera municipal es del 28,06% y en la zona rural es de 78,92%. Con la contingencia la pobreza y la vulneración de los derechos humanos aumentaron y con ello la incertidumbre de miles de habitantes con un futuro desconfigurado.