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Réquiem por Plinio Bernal
José Luis Díaz-Granados / Lunes 1ro de abril de 2019
 

La vida de los seres humanos está compuesta de sueños y realidades, de días y trabajos, de voces y de veces, de amores y derrotas, pero sobre todo, se surte iluminada por la querencia fraterna de los amigos, esos hermanos del alma que uno mismo escoge, quiere, tolera, respeta y comprende de una vez y para siempre.

Plinio Bernal -quien falleció en Bogotá el pasado 27 de marzo, a sus 80 años-, fue para mi durante casi medio siglo el compinche ideal, el contertulio imprescindible, el socio perfecto para llevar a cabo innumerables faenas en la búsqueda de inalcanzables quimeras, de nuestros ideales profundos, y de tantos menudos quehaceres que permiten cotidianamente que la existencia humana sea siempre útil y placentera.

Plinio fue ante todo un pensador, un oráculo racional y siempre acertado de nuestra realidad, un marxista a carta cabal, un camarada sabio, discreto, austero, dotado de una fortaleza interior que supo irradiar cada día para alegría de sus múltiples oyentes y amigos.

Junto a su compañera de muchos años, la inolvidable camarada María Paulina Ruiz Borrás, Plinio cumplió innumerables tareas en favor de los millares de luchadores populares de Colombia que arriesgaron sus vidas por las más nobles y justas causas de la humanidad, y fue -me consta-, con la discreción y la prudencia que lo caracterizaban, el alma y el nervio de las más rotundas y efectivas empresas de amor y solidaridad con Cuba Socialista, Venezuela Bolivariana, Nicaragua Sandinista, Bolivia Plurinacional, Corea Popular, Palestina y con todos los pueblos del mundo dondequiera que se hallaran sojuzgados, explotados y oprimidos.

Gracias, querido Plinio, por habernos hecho dignos de tu amistad y del joyel torrencial de tus conocimientos, por tu sabio consejo siempre acertado y oportuno, por tantas armónicas sesiones donde construías nociones y acciones de futuro, por el júbilo de tu agudeza mental y por la incomparable bonhomía que emanaba de tu alma transparente.