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Falleció Pablo Matheus, campesino y guerrillero
Luis Eduardo Celis / Lunes 2 de septiembre de 2019
 

Esta semana falleció en su cama Pablo Matheus, nació en 1936 en Suaita, Santander, en una familia campesina, pobre, y conservadora, desde muy pequeño tuvo claro una cosa: no quería ser “viviente”, como su padre, los “vivientes” eran familias sin tierra, que vivían “arrimados” en fincas en las que trabajaban a sol y sombra, sin ninguna perspectiva de mejorar su vida y en muchos casos, sometidos a humillaciones e irrespeto.

El 9 de abril de 1948, cuando Pablo cursaba el segundo año de primaria, la escuela quedaba en una vereda de preeminencia liberal y su madre, le aconsejo no volver a la escuela, era peligroso, se abrió una violencia, que marcaría toda la vida de Pablo.

A los 16 años parte de casa, ese ambiente de humillaciones que sufre su padre y la pobreza lo sacan a andar, se va al Meta donde tiene unos primos, se ubica en San Martín donde jornalea y gana su sustento, presencia la dura violencia que se ejerce contra los liberales, ve oprobios y barbarie, esa del corte de franela y los empalamientos, no entiende por qué tanta sangre campesina de pobres corre por los bellos ríos de la Orinoquía, en el 54 lo enrolan en el Ejercito, recibió formación militar en la Escuela de Caballería en Bogotá y lo enviaron a combatir “Bandoleros” al Sur del Tolima, al Cañón de las Hermosas, en esas tareas ve desafueros y crímenes por parte del Ejército.

Esa juventud de sobresaltos y sangre, lo marca, saliendo del Ejército en el año 57, busca vida en Bogotá, pero ese frio, lo espanta y la vida de ciudad no lo convoca, parte a Cúcuta y durante unos meses trabaja en un montallantas, su sangre campesina le dice que eso no es lo suyo, vuelve a su natal Suaita, donde su padre y su madre con gran sacrificio se han hecho a una hectárea de tierra, trabaja en un trapiche, es una vida campesina tranquila, pero el quiere una finca propia y allí no hay como. Con un cuñado se va para Vijagual, en el magdalena medio, en Puerto Wilches, trabajan en una finca de arroz, es el año 64 y ya Pablo Matheus ha establecido un hogar, la vida es dura en este campo, pero el es un hombre lleno de fuerza y de ganas de hacerse a una finca, lo tiene muy claro: el no quiere la vida de viviente de su padre.

A Vijagual llega la noticia que en Venezuela están regalando tierra, “¿cómo así?” se dice Pablo, “¿están regalando tierra?”, “dónde?”, “vamos para esos lares” le dice al Cuñado y toman camino los dos, llegan a Pamplona, bajan a “Tunebia” –hoy en dia nombrada como Cubara- y sí señor, se enteran que hay un plan de reparto de tierras, pero no es en Venezuela, es en Colombia, es un programa de “Colonización dirigida”, iniciado desde el gobierno de Alberto Lleras Camargo y continuado por Guillermo León Valencia y que le dará más proyección el Presidente Carlos Lleras Restrepo con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, BID.

A finales de 1966, Pablo Matheus con su esposa y dos hijos pequeños, con su cuñado y su familia, se inscriben ante el Incora y la Caja Agraria, en el programa de colonización dirigida del Sarare, cada familia recibe cinco mil pesos de apoyo para que inicien su vida de colonizadores, los cinco mil pesos son suministrados en herramientas para el campo: machetes, palas, barretones, Picas, tejas, para construir una casa, dinero en efectivo para comprar animales, alimentos y todo eso le suma a Pablo, 4.500, y los 500 que faltan?, le pregunta al funcionario de la Caja Agraria, el funcionario le responde: Don Pablo, los 500 son para la Cooperativa, la Cooperativa, si señor, ahora usted es socio de la cooperativa, y así fue.

Pablo dijo que duraron cuatro días bajando de la montaña al plan, una trocha – que hoy sigue siendo una trocha- los guía “el cadenero”, quien es el baquiano que sabe a dónde va la punta de la colonización, en una travesía peligrosa porque el camino esta cruzado por ríos, ríos que en invierno son caudalosos y en el que se ahogaron no pocos campesinos.

Llegado al punto de la colonización, con “el cadenero” miden 100 metros de frente por 400 de fondo, esa es la tierra que el Incora le concede para constituir su finca, es un bello bosque, que el campesino tiene la tarea de volver pastos, todo un ecocidio.

Pablo Matheus, su cuñado y sus familias fueron parte de las casi cinco mil familias que entre 1958 y 1968 se establecieron en el Sarare, lo que hoy es Saravena y Fortul, pueblos fruto de la colonización y el parte de Tame y Arauquita.

En un momento de esos años sesenta llegaron los promotores de la Junta de Acción Comunal y dijeron: hay que formar la Junta de Acción Comunal en la vereda, luego llegaron los promotores de la Asociación de Usuarios Campesinos y dijeron: hay que formar el comité veredal de usuarios campesinos, Pablo tenia liderazgo, le gustaba hablar con la gente, colaborar, trabajar de manera colectiva en lo que fuera menester, por ese liderazgo participaba de la cooperativa, de la Junta de Acción Comunal y del comité de la ANUC, en esa condición, estuvo el 20 de julio de 1970 en el capitolio nacional en Bogotá en la instalación del primer congreso de la ANUC, congreso que fue instalado por el saliente Presidente Carlos Lleras Restrepo.

En el 72, el invierno se llevó los artesanales puentes que las juntas de acción comunal, con ayuda de ingenieros del Ejército, habían construido, la incomunicación era agobiante y los líderes comunales, con el acompañamiento de algunos sacerdotes, lideraron un paro cívico, dos mil personas del Sarare, se fueron a bloquear la pista aérea en Saravena y cerraron las instalaciones del Incora y de la Caja Agraria, exigían que una delegación del Gobierno viniera desde Bogotá y atendiera sus reclamos, el paro duro 45 días y al final hubo una negociación que hablaba de puentes de carreteras, de escuelas y puestos de salud, todo lo que estaba en los planos de la colonización dirigida y que estaba por hacer.

Pablo participó del paro, la vida siguió, los puentes se siguieron cayendo, las vías no existían, las escuelas eran esfuerzo de la comunidad que no quería que sus hijos se quedaran sin saber leer, escribir y saber hacer las cuentas, tenían finca y comida, pero la vida seguía siendo muy difícil, no pocos murieron por picaduras de culebras o accidentes en el trabajo del campo y no había hospital al cual ir. Con el poco cumplimiento de lo pactado en el 72, nuevos conflictos vinieron y terminó pasando ocho meses en la cárcel de Villavicencio, luego de que “encerraron” al Gerente de la Caja Agraria por un conflicto alrededor de la cooperativa, porque el gerente lo designaban desde Bogotá y Pablo decía: “como así, si los dueños somos los campesinos, no la Caja Agraria”.

En esos años, desde el 66, vivía en el Sarare, Raymundo Cruz, quien fue del MOEC – Movimiento Obrero Estudiantil y Campesino y quien estuvo cerca de la conformación de la Brigada José Antonio Galán, el primer núcleo de lo que luego sería el ELN, Raymundo trabajaba en el proceso de la colonización como funcionario del Incora y de manera paciente y persistente, fue hablando con los dirigentes que veía más serios y aplicados a la acción social, les pasaba de manera discreta los mensajes del Padre Camilo Torres Restrepo, las ediciones del Periódico Frente Unido, que siguieron saliendo luego de la muerte de Camilo en las filas del ELN, organizaba pequeñas charlas sobre historia de Colombia, invitaba con alguna frecuencia a jóvenes estudiantes de Bogotá, Bucaramanga o Medellín a que compartieran charlas con este activo grupo de dirigentes campesinos del que formaba parte Pablo Matheus.

Para el año 78, el ambiente en el Sarare era de crispación social, y en ese ambiente empezó a circular el rumor de que había una lista de “gente indeseable” de “revoltosos”, de “comunistas” y que les iban a echar bala y que en esa lista estaba bien arriba Pablo Matheus y sus amigos y en ese contexto, Raymundo Cruz les dijo: “ya verán ustedes si se van a dejar matar, si quieren, yo les presento al ELN”, Pablo y sus amigos, llegaron buscando finca y paz, ya eran cuarentones con familia, pero igualmente eran gente decidida y no se iban a dejar matar así como así.

Pablo y cuarenta líderes del movimiento cooperativo, comunal y de la ANUC, cogieron el camino de la rebelión armada y constituyeron en 1980 el frente Domingo Laín del ELN, Frente que hoy sigue allí y es la estructura más activa de un ELN que lleva 55 años de rebelión armada.

Pablo a sus 83 años ha muerto y mantuvo en su corazón, que este país no andaba bien y que se requerían muchos cambios, buen viaje, querido viejo, fuiste alegría y compromiso.