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Boyacá
Páramos, multinacionales y contaminación
El Congreso Nacional de Páramos sirvió para que los burócratas del Ministerio de Ambiente validaran las actuaciones de los contaminadores.
Pedro Pablo Salas Hernandez / Miércoles 3 de junio de 2009
 
Páramo de Siscunsí, en Sogamoso

Boyacá es famoso por los páramos con que cuenta, y con ellos el agua que baja de sus alturas. Por eso resulta muy atractivo y convincente que la Corporación Autónoma de Boyacá (Corpoboyacá) haya convocado el Congreso Nacional de Páramos en Paipa, realizado el fin de semana pasado. La Corporación cuenta su experiencia del páramo de Siscunsí, amenazado por la explotación minera y donde recientemente se dejó libre una pareja de cóndores, que al parecer es lo que tiene que mostrar la entidad en el evento.

En el cronograma no se incluye, por supuesto, la devastación, acoso y persecución que esta desarrollando la multinacional Holcim sobre pobladores de su zona de influencia, ni la contaminación y envenenamiento de las acueductos en las zonas de la gran minería, que desarrolla la multinacional Votorantim, en la provincia de Sugamuxi y Valderrama.

Tampoco se habló del desplazamiento del cultivo de flores de la sabana cundiboyacense hacia el municipio de Toca y la contaminación de los más de 55 millones de metros cúbicos que se depositan en la represa de La Copa, para beneficio de los habitantes de Tuta y toda la zona de influencia del centro del departamento. Según Usochicamocha, cerca de 400 mil boyacenses dependerán en un futuro de esta represa. Corpoboyacá no podrá hablar de aplicación de sanciones a los poderosos, mas sí de una que otra persecución a campesinos y mineros artesanales.

El problema comenzó cuando los municipios tuvieron que tributar para el sostenimiento de las CAR, que nacieron con la ley 99 de 1993 y remplazaron al Inderena, que se alimentaba con los recursos de la Nación y reglamentaba con el decreto 2811 del 1974. Se desmantelaron las políticas públicas y el control riguroso que existía sobre el capital depredador. Ahora ni las CAR (nido de burocracia), ni alcaldes, ni la Gobernación, invierten recursos en el sector. Los primeros porque no tienen la plata, y los segundos porque enterrar plata en páramos o en cuencas no da votos.

Las estadísticas de los últimos seis años demuestran que la Gobernación de Boyacá, en el rubro de medio ambiente, no ha dejado un solo peso, en el año 2008, de 60 mil millones en regalías destinó 500 millones. Aunque no tienen el mismo recato para usar el agua como negocio, ya que lo están montando con 300 mil millones de pesos, donde aspiran a ser los principales benefactores a través del Plan Departamental de Aguas.

Lo cierto del Congreso es que ni los guardapáramos, ni los campesinos, ni los que quieren hacer políticas para contribuir en el desarrollo de un verdadero debate que ahonde en la problemática y amenazas que existen en la región, asistieron al evento. Los $150 mil que cobraron por la inscripción fueron excluyentes; y mirando el programa, los temas a tratar no eran realmente lo que se esperaba.

Éste era para que los burócratas, del Ministerio del Medio ambiente con su estilo seudocientífico terminen por validar las actuaciones de los contaminadores y responsables de los crímenes contra la natura y sus poblaciones, como son los señores empresarios de la gran minería, del cemento, del acero y la floricultura, entre otros.